La localidad de Zeanuri volverá a escuchar, el próximo sábado 30 de septiembre, palabras como eskuzuloak, txorra, sinka, hirukoa, txakile, zubile, txirloa, arrapea, etc. Vecinos y curiosos que quieran tener una jornada diferente podrán, sin duda, disfrutar en la velada del juego de bolos típico de esta localidad del valle de Arratia que los habitantes del municipio se esfuerzan en poner en valor, difundir y preservar a través de una competición anual que mantiene las normas y características tradicionales.

Será, a partir de las 17.30 horas, en la bolera de Altzusta con la disputa de una nueva edición del Campeonato de Bolos que enfrenta a integrantes de las siete cofradías que conforman el municipio: Altzua, Altzusta, Asterria, Ibarguen, Ipiñaburu-Undurraga, Otzerinmendi y Uribe. Además, la prueba se enmarca, en esta ocasión, dentro de las actividades de las Jornadas Europeas de Patrimonio que se celebran en más de 70 municipios vizcainos bajo el lema Ondarea bizirik (Patrimonio vivo) y que dará protagonismo a los saberes populares, creencias y costumbres, fiestas, oficios, artesanía, danzas, música o los juegos más ancestrales. Y aunque actualmente el juego de bolos es un deporte minoritario, antiguamente fue casi tan popular como la pelota, pero ya se han perdido centenares de boleras –bolalekuak o bolatokiak– y, sobre todo, se ha interrumpido su transmisión cultural de generación en generación.

Esteban Ozerinjauregi, ganador del campeonato individual.

Recuperación y transmisión

Salvaguardar esta tradición es lo que persiguen las siete cofradías de Zeanuri con este campeonato anual al que acuden cada una de ellas con un equipo de cuatro integrantes o bolaris. Tal y como establecen las normas del juego, todos los jugadores dispondrán de seis tiradas “y el equipo que más bolos derriba resulta el vencedor”, explican. En caso de que haya igualdad de puntos entre cofradías, tiene lugar un desempate, denominado en la zona como gerrea. El año pasado fue la cofradía de Altzusta la que se vistió la txapela, con 18 bolos derribados, mientras que el segundo y tercer puesto fueron para las cofradías Otzerimendi y de Ipiñaburu-Undurraga con 16 y 13 bolos derribados respectivamente. El sábado llegará una nueva ocasión para los integrantes de estas siete cofradías pongan a prueba su habilidad y puntería con el objetivo de obtener esa deseada txapela de vencedores y, de manera paralela, hacer disfrutar al público con esta arraigada competición ligada a las tradiciones de la localidad.

Modalidad de Zeanuri

Colocación. Al final de la bolera se colocan cuatro bolos –txirloak–. Tres de ellos tienen el mismo tamaño –de unos 40 centímetros– y hay otro más pequeño –de unos 20 centímetros–, que se posiciona a la izquierda de los tres grandes.

Normas de juego. El juego consiste en derribar los bolos y cada uno de ellos vale un punto. Si se derriba el bolo pequeño de la izquierda con la bola, no se consigue ningún punto. Ese bolo tiene que ser derribado por uno de los tres grandes. Hay tiradas, además, que se pueden invalidar por no percutir la bola en una tabla determinada o dar al katxine.


Modalidad propia

Son muchas las modalidades del juego de bolos tanto en Euskal Herria como en otras zonas del Estado. Solamente en el territorio de Bizkaia se pueden contabilizar unas quince, algunas de ellas ya desaparecidas, pero la que se practica en Zeanuri, además de ser propia, todavía se mantiene viva.

Las cofradías se encargan, además, de cuidar y mantener las boleras que aún existen en la actualidad y que están situadas junto a algunas de las ermitas de las siete barriadas que conforman el municipio. En ellas se juega una vez al año, el día de la fiesta de la ermita, y tienen una longitud aproximada de entre 19 y 26 metros y una anchura que oscila entre los 2,50 y los 3,50 metros. En la zona del lanzamiento hay una tabla a la que hay que golpear con la bola y junto al tope se suele colocar una persona, normalmente un niño –etxerue– que se encarga de devolver las bolas al lugar donde está el lanzador –bolari– y de colocar los bolos en pie. Al final de la competición suele recibir una propina de mano del ganador. Otra costumbre en Zeanuri es que, antes de jugar, el bolari ha de depositar una pequeña cantidad de dinero –uno o dos euros–, que se denomina arrapea. Una vez pagado, tiene derecho a lanzar tres bolas y es el ganador el que se lleva el dinero depositado por todos los participantes.