Cada segundo sábado de septiembre, las cuadrillas portugalujas encuentran una grandísima excusa, un pretexto ideal para reunirse y, juntos, disfrutar de una jornada inolvidable. Esa es la esencia de la fiesta de San Nikolas, una celebración muy arraigada en la noble villa y que suele ser sinónimo de un paseo de La Canilla lleno hasta los topes de carpas en las que huele que alimenta. Ayer no fue excepción y esta zona se convirtió en punto de encuentro de cuadrillas y familias que esperan cada año este día con mucha expectación.

Nadie, ni siquiera el asfixiante calor, se quiso perder la cita y, aunque la programación festiva comenzó a las 10.00 horas, mucho antes, en plena madrugada, ya había personas en La Canilla reservando su sitio para gozar de una ubicación privilegiada para gozar de esta fiesta. Fue el caso de algunos integrantes de Akagarse Taldea, quienes se dieron un buen madrugón para asegurarse un sitio en el mar de carpas y puestos en el que se convirtió ayer La Canilla.

Codiciado hielo

Algunos hemos venido hacia las cinco de la mañana para coger sitio. Este es para nosotros el mejor día del año porque aquí nos podemos juntar todos. Hoy estamos aquí 25 personas y seguro que nos lo vamos a pasar en grande. Estaremos todo el tiempo que se pueda”, explicaron Javi, Óscar, Jon, Gabi y Mena. En San Nikolas se come y se bebe muy bien y ayer, a causa del asfixiante calor, el hielo era fundamental y era uno de los bienes más preciados.

Mientras las cuadrillas iban haciendo la comida y ya iban picoteando para abrir el estómago de cara a lo que vendría después, el paseo de La Canilla hacía gala de un ambientazo. Los más txikis disfrutaban y brincaban en los hinchables instalados para la ocasión, otros se divertían viendo la exhibición de herri kirolak y los txistularis y los zanpantzar se encargaban de dar aún más ambiente a la matinal. Reunirse, compartir momentos en cuadrilla o en familia es algo digno de celebrar y de felicitar. En la zona central del recinto festivo, unas letras decían Felicidades. Las habían colocado Uxue, Irune, Silvia, Andrea y Amaia. “Bajamos ayer a las cinco de la tarde para reservar sitio y estuvimos hasta la medianoche. Esta mañana hemos bajado sobre las 10.00 y nuestro plan es estar aquí hasta la noche”, señalaron estas jóvenes. Uxue, Irune, Andrea y Amaia ya tienen experiencia en lo que a celebrar San Nikolas se refiere, pero para Silvia la de ayer fue su primera vez en esta fiesta. “Me está gustando mucho el ambiente que hay. Creo que es una forma muy bonita de reunirse, reencontrarse con los amigos y, también de conocer el ambiente que hay de día”, indicó Silvia, gerundense de nacimiento.

Quema de Kolas

Jóvenes, personas que peinan canas, familias, cuadrillas, personas que llevan toda una vida en esta fiesta y quienes la vivieron por primera, todos dibujaron un excepcional ambiente ayer en el paseo de La Canilla y dieron vida a una nueva edición de San Nikolas, una celebración muy portugaluja, casi de consumo interno para los jarrilleros y que, por ello, no es tan multitudinaria como otras celebraciones. Cada uno a su ritmo, disfrutó de una fiesta que, oficialmente, finalizó a medianoche con la quema del Kolas. Para el recuerdo, las charlas, la comida y las larguísimas sobremesas que amenizaron el corazón de Portugalete.