Es rudo. Tan fuerte, tan pétreo, tan impermeable, que nunca llora. No se permite mostrar sus sentimientos. No quiere que sus congéneres le perciban como “una nenaza”. El enfado es, quizá, la única emoción por la que se deja llevar. Casi siempre la expresa de manera violenta. Él no cuida. No cambia pañales. No hace la comida. No lava los platos. De todo eso ya se encargará su mujer. Sin embargo, él no existe. No es una persona, sino una alegoría de la masculinidad, constituida por ese conjunto de características que construyen al ‘macho alfa’, al ‘hombre de verdad' que, de acuerdo con expertos en género, está atravesando una profunda crisis identitaria. 

"Aquello que nos contaron que debería ser un hombre y cómo debería comportarse ya no nos sirve”

Ritxar Bacete - Antropólogo. Experto en masculinidades. Autor del informe "Masculinidades e igualdad en Bizkaia"

Ritxar Bacete, antropólogo y educador social experto en masculinidades, considera que los valores asociados a la hombría están en declive. Este 2022 participó en la redacción del informe ‘Masculinidades e Igualdad en Bizkaia’, impulsado por el departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación Foral. Entre otras cosas, el texto arroja que son cada vez más los hombres que están dejando de sentirse interpelados por la figura del ‘macho’. “Hemos podido constatar esa idea de crisis de la identidad masculina. Se ha cuestionado el modelo del que veníamos, es decir, aquello que nos contaron que debería ser un hombre y cómo debería comportarse ya no nos sirve”, asegura Bacete. A ello ha contribuido, según este, el empuje del movimiento feminista, cuyos reclamos están moldeando la manera en la que los vizcainos y las vizcainas se relacionan entre sí. Los profundos cambios estructurales que han experimentando las mujeres están incidiendo de manera muy significativa en sus homólogos masculinos. “Ha cambiado la cultura, han cambiado las expectativas y, fundamentalmente, han cambiado las mujeres. Y ese cambio en las mujeres es el principal factor que impulsa el cambio en los hombres”, explica.

La germinación de "los dolores masculinos"

No obstante, el antropólogo también señala que están surgiendo otras dinámicas de cambio y transformación impulsadas por los propios hombres o, más bien, por el dolor que sienten. “Están aflorando los dolores masculinos. Son aquellas imposiciones del sistema patriarcal que han contribuido a que las vidas estuvieran rodeadas de adicciones, de lejanía emocional con los hijos o de relaciones de pareja poco satisfactorias”, apunta. Así las cosas, de acuerdo con el experto, son muchos los que tratan de despojarse del desasosiego que les generan ciertos roles asociados a la masculinidad en busca de una vida más satisfactoria. "Una buena vida, pasa por ser responsables y autosuficientes, también en los cuidados", subraya. 

La problemática de los cuidados

 Los cuidados son, precisamente, un terreno en el que siguen existiendo altas cuotas de desigualdad. Y es ellas siguen siendo las que más cuidan. Al menos, así sucede en Bizkaia. Teresa Laespada, diputada foral encargada del departamento de igualdad, sostiene que muchos no saben cómo acceder a este ámbito. “Es que no tienen un perfil a seguir, un espejo en el que mirarse. Han sido socializados como fuertes y están perdidos”, expone. Pese a ello, Bacete explica que se están produciendo avances significativos en este ámbito. “El número de hombres que cogen excedencias para cuidar es ahora mucho mayor que hace tan solo unos años”, afirma el antropólogo, que asevera que ésto era algo impensable hace tan solo una generación. En el mismo orden de ideas, añade que la mayor y más completa implicación en el cuidado de los pequeños constituye ‘el gran escaparate’ del cambio que se está produciendo en el territorio histórico. También en el continente europeo. “La forma de ‘paternar’ que están empezando a tener muchísimos hombres, que se ve con mucha fuerza en Bizkaia, se enfoca en destinar una parte importante del tiempo a los cuidados; a hacerse cargo de comidas y cenas, a gestionar la agenda médica de las criaturas etcétera, aunque aún hay mucho trabajo por hacer”, explica.

El texto en el que ha participado Bacete subraya que el ámbito de la paternidad es “un factor de transformación personal de primer orden”. Y precisamente por ello, puede ser un elemento clave a la hora de transitar hacia otra transformación en clave colectiva. Muchos de los hombres que han sido entrevistados para la elaboración del estudio han descrito la crianza con términos asociados a la afectividad. En ese sentido, el informe sostiene que podría estar produciéndose una ruptura con la figura del hombre como proveedor para pasar a desarrollar “un nuevo rol como sustentador emocional y figura de apego”. 

Miedo

Todos estos cambios, sin embargo, están suscitando un acusado sentimiento de temor en muchos de los hombres que pueblan el territorio. En este sentido, Laespada cree que se está generando “una situación de desnorte” entre muchos de los entrevistados para el estudio.  “Ha dado resultados muy curiosos. Muchos se autodenominan feministas o dicen entender el feminismo, pero no saben cómo desarrollar un patrón distinto”, expone. Además el texto destaca  que las emociones asociadas al temor “son compartidas tanto por los hombres más favorables a la igualdad, como por los más resistentes al cambio”.

Resistencia patriarcal

Bacete alerta del peligro que estos últimos pueden entrañar para la construcción de una masculinidad más amable. “Están creando toda una reacción patriarcal” – señala – tenemos la sensación de que la flecha de la historia ha ido hacia la ampliación de capacidades, de competencias humanas. Pero ya hemos visto lo que ha pasado en Brasil y en Estados Unidos”, dice refiriéndose a los asaltos a Brasilia y al Capitolio, perpetrados por militantes – hombres, en su inmensa mayoría – vinculados a la extrema derecha. Bacete considera que los hombres vinculados a esta parte del espectro político rechazan los avances en materia de igualdad, además de los valores democráticos. Y es que para el experto en masculinidad democracia e igualdad son dos conceptos indivisibles. “Quienes han aportado y contribuido para construir una sociedad democrática han apostado por la igualdad”, sostiene.