El origen del vertido al río Lemotza de Sopela, afluente del Gobelas, registrado hace aproximadamente dos semanas en la zona de Iberre y que había teñido el color de parte del cauce del río, tiene su origen en una parcela en construcción ubicada en el área de Loiola, según explicó ayer miércoles el Ayuntamiento de Sopela.

En este sentido, la labor inspectora de agentes de la brigada municipal de Sopela y técnicos de la Agencia Vasca del Agua (URA) ha permitido acabar con las emisiones contaminantes que se venían produciendo al río Lemotza, a su paso por la zona de Iberre, apuntaron fuentes municipales.

El origen del problema, según pudieron determinar los inspectores, se encontraba en una parcela en construcción ubicada en la zona de Loiola Sarbidea que estaba desaguando directamente al río. “Se trata de una obra de encofrado donde el material líquido utilizado para la cimentación salía a la superficie cayendo en la red de aguas pluviales y contaminando el río”, detallaron.

Una vez determinado el origen del vertido, esta situación fue puesta en conocimiento de las personas encargadas de la obra por parte del Ayuntamiento de Sopela y URA, con el fin de que se adoptaran las medidas oportunas para acabar con las emisiones contaminantes en esta zona. No obstante, la longitud de la red en cuestión “dificultó mucho la detección de los puntos concretos” que estaban produciendo las emisiones contaminantes, precisaron fuentes municipales.

Por esta razón, técnicos de URA y del Consistorio trabajaron juntos hasta que finalmente pudieron identificar el punto concreto. “Se levantaron arquetas con el personal de las brigada y poco a poco se fue acotando el lugar hasta que se llego al origen. Se ha dado cuenta tanto a URA como a la empresa para que eviten el verter más aguas sucias”, agregan.

Ahora desde el Consistorio sopeloztarra confían que “en unos pocos días” el río recobre la normalidad. “El principal objetivo era identificar el origen del vertido y terminar con él y aunque no ha sido tarea fácil, lo hemos conseguido”, indicaron.

Revegetación

Sobre esta línea, cabe recordar que el año pasado se llevaron a cabo diversas actuaciones con el fin de mejorar los márgenes del cauce del río Lemotza en Sopela. A este respecto, la actuación se llevó a cabo por parte de URA en colaboración con el Ayuntamiento de Sopela, que se encargó de desbrozar con su equipo varios puntos de las márgenes donde se actuó. Concretamente, el Consistorio contrató a una quincena de personas que se encontraban desempleadas para llevar a cabo diversas mejoras del entorno ambiental mediante una actuación englobada dentro del plan de empleo local.

Por su parte, URA, adscrita al Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, impulsó una revegetación de las márgenes de los cauces del Gobelas y Lemotza a su paso por Sopela plantando un total de 535 árboles de especies autóctonas (alisos, fresnos, robles, arces y sauces).

La actuación, que contó con financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), se llevó a cabo durante entre los meses de enero y febrero y para su ejecución requirió una inversión ha sido de 4.420 euros, IVA incluido, según detallaron desde la agencia vasca del agua.

De este modo, según explicaron desde URA, el objetivo de la actuación fue plantar especies propias de ribera con el propósito de favorecer “la implantación y consolidación del bosque de ribera”. Un requisito necesario para que el río pueda “lograr el buen estado ecológico, ejerza de corredor ecológico en el territorio, sombree el cauce para conservar una temperatura y fomentar un nivel de oxígeno que favorezcan la presencia de la fauna”, destacaron.

Además, mediante esta actuación también se buscó consolidar las márgenes para permitir “la conexión natural entre el cauce y la margen”. Asimismo, también se trató de favorecer “la rugosidad ante los caudales de las crecidas y atempere su capacidad erosiva aguas abajo”, entre otros aspectos.

En Breve

Vertido. El origen del problema, registrado hace dos semanas, se encontraba en una parcela en construcción ubicada en la zona de Loiola que estaba desaguando directamente al río. Se trata de una obra de encofrado donde el material líquido utilizado para la cimentación salía a la superficie cayendo en la red de aguas pluviales y contaminando el río.

Cauce. La longitud de la red dificultó la detección de los puntos concretos que estaban produciendo las emisiones contaminantes.