La concejala de Movilidad y Sostenibilidad, Nora Abete, cree que a pesar de no tener cerrados datos comparativos, la puesta en marcha de la nueva regulación de aparcamiento está cumpliendo sus objetivos y eso que el primer mes padeció varios problemas técnicos y aún no hay cerrados algunos flecos con colectivos afectados por la ordenanza.

¿Cómo analiza el desarrollo de la nueva OTA activa desde diciembre?

—Es demasiado pronto aún.

Bueno, son tres meses

—Es cierto pero el primero fue complicado, con incidencias técnicas y adaptaciones, pero es verdad que, en conjunto, detectamos que la situación es muy similar a la OTA previa. Expedimos tiques para alrededor de 27.000 aparcamientos diarios. Son cifras prácticamente idénticas.

Y el gran cambio de horario continuo de la OTA al mediodía en la zona central, ¿no se ha notado?

—Tenemos la misma ocupación de plazas ahora que antes.

Los comerciantes y los restaurantes auguraron un caos y que iban a perder muchos clientes.

—No es así. Los coches siguen circulando y hay el mismo número de vehículos, por lo tanto la gente sí viene. No ha sido un impedimento que la OTA prosiga al mediodía. Por lo tanto, se produce más rotación de vehículos. Se democratiza el uso de los estacionamientos como dijimos.

Y todo a pesar de los cambios implementados a nivel tecnológico, de costumbres, de operatividad.

—Ya preveíamos un proceso de adaptación que se está efectuando a todos esos niveles y aún no ha culminado.

¿En qué sentido?

—Seguimos trabajando con el colectivo de personas con movilidad reducida (PMR) para adaptarnos a su realidad. Con la nueva OTA, además de en sus plazas específicas, pueden aparcar en cualquier otro sitio, dándoles así más opciones. Al principio se habló de una limitación de tiempo que ellos nos habían pedido para que hubiera más rotación. Sin embargo, ya con el nuevo servicio activo, han detectado que se les quedaba un poco corto cuando necesitan ir a hacer una terapia u otra actividad. Por ello, hemos adaptado las parcelas de movilidad reducida para que no tengan límite horario y las de OTA con dos horas gratuitas para que puedan hacer las gestiones más rápidas.

Han sido sugerencias a posteriori.

—Sí, lo hemos hecho en coordinación con ellos y vamos a lanzar una campaña informativa específica a través de soportes digitales y también de folletos.

La nueva aplicación en los móviles sí que fue muy criticada las primeras semanas.

—Fue un cambio muy importante con respecto a la anterior, sí, y ha sido más compleja de actualizar estos meses. Pero desde Semana Santa ya contamos con un nueva actualización tras haber llevado a cabo auditoría de usabilidad para hacerla más sencilla y comprensible. Seguimos con las mejoras.

Las ventajas para el sector de reparto ¿han beneficiado al colectivo?

—Se les ha dado una nueva posibilidad por la que, además de sus zonas de carga y descarga, pueden utilizar para esa labor también las plazas OTA y creemos que está funcionando bien. No nos han trasladado problemas.

Otro ‘debe’ en la nueva ordenanza fue los fallos en los parquímetros.

—En el primer mes se detectaron más averías de lo normal, sí, pero muchas eran simplemente porque la aplicación daba información de un error, que no existía ya que el sistema tardaba tiempo en conectarse con los ficheros de la DGT. Ese mensaje, que tenía decir espere en vez de error genérico como rezaba, implicó que mucha gente creyera que les había tragado el dinero y tenían que volver a sacar el ticque pagando de nuevo.

Ese sobrecoste ¿se ha devuelto?

—De forma automática, sin que lo solicitaran los afectados, de oficio. Se juntaron esas primeras semanas muchos temas tecnológicos, que ni siquiera eran únicamente por el uso de la aplicación, han sido más de tripas informáticas. Y hay que tener en cuenta que tenemos ya 700 parquímetros en servicio y siempre va a haber alguno que no funcione.

Muchos conductores reclaman que siga habiendo presencia de vigilantes de OTA ya que todos han desaparecido de las calles.

—Es verdad que en esta OTA, que es más tecnológica, la supervisión se hace fundamentalmente a través de los coches que patrullan la ciudad y eso nos permite vigilar más zonas y barrios. Las primeras semanas, que detectamos más necesidad de vigilantes en la calle, sí que destinamos plantilla a esta labor, pero entendemos que con los coches se hace una supervisión mucho más acertada.

¿Y para los conductores que vienen de fuera por primera vez y no encuentran a nadie?

—Entendemos que es una cuestión de familiarizarse con la OTA y hay un servicio de atención telefónica que sí se ha reforzado hasta con 13 personas, porque al principio tuvimos muchas llamadas con preguntas. Ese refuerzo sigue a día de hoy, incluso con una persona dedicada en exclusiva al colectivo de PMR.

Sin vigilantes y con más horas de OTA al mediodía, ¿hay más sanciones por malos aparcamientos?

—No tenemos cifras de sanciones, lo que sí sabemos es que, en las que se denuncian, se están produciendo menos recursos. Es decir, es mucho más efectiva la supervisión a través de los lectores de matrícula de los coches. No hay lugar a dudas cuando se producen la infracción y los afectados no están recurriendo.

¿La nueva OTA está ahuyentando a la zona periférica a muchos coches que antes aparcaban en el centro?

—En principio, no lo parece. Los tiques expedidos en los parquímetros de la zona central se mantienen con respecto a la anterior ordenanza, a pesar de ser más restrictiva.

¿Cómo han asumido los residentes sus nuevas zonas de cuadrantes?

—Se han adaptado tras preguntar mucho. Además, les ha mejorado el horario de alguna manera y tienen más plazas. Y la OTA es algo que piden más los vecinos.

Escuchándola, parece que la implantación es un camino de rosas.

—Bueno, el primer mes fue complicado pero estamos ya casi adaptados. Se están consiguiendo los objetivos para ayudar a que cada vez vengan menos coches a las ciudades. Ese es el gran objetivo de esta nueva OTA junto con otras medidas y políticas medioambientales puestas en marcha.

¿Se nota esa repulsión por parte de los conductores foráneos?

—Creemos que sí, y tenemos dos datos importantes. Uno es el cada vez mayor uso de los parkings disuasorios ubicados en el BEC, Etxebarri o Ibarbengoa, que dependen del Consorcio de Transportes. Recientemente ha informado de cifras récord. Y después se mantiene la cada vez menor entrada de coches en la ciudad de los últimos años, que ha alcanzado el 10% de reducción.

Y la OTA va a crecer más este año.

—Los barrios lo piden. En julio llegará a Olabega y más tarde a los barrios altos de Rekalde como Betolaza o Uretamendi, que ya lo han aprobado. Y hay debate en más barrios para que se amplíe.

¿Va a llegar un momento en que todo Bilbao será OTA?

—Es un hecho que el efecto frontera se va corriendo. Por ejemplo, cuando la ordenanza se amplió a San Ignacio nunca pensamos que la gente iba a subir a Arangoiti a aparcar, que es una zona incómoda para estacionar. Fue entonces cuando los vecinos del barrio se quejaron y tuvimos que ampliarla a ese barrio alto que no era algo previsto.

¿Qué queda por cubrir con las rayas verdes y azules?

—Están libres Otxarkoaga, Txurdinaga, Arabella, la parte baja de Bolueta, todo Zorrotza... Pero es cierto que el efecto frontera está subiendo por las laderas de la ciudad y nunca lo hubiéramos pensado, la verdad.