El catálogo de unidades de enterramiento del Cementerio de Bilbao cuenta con nueve alternativas para todos los bolsillos. Desde grandes grandes capillas por 60.000 euros a nichos osarios de segunda por 478,4 euros. Es el precio de las concesiones municipales por las que, posteriormente, hay que que pagar una tarifa anual en concepto de mantenimiento. “Hablamos de cantidades muy pequeñas. Lo que ahora estamos reclamando son las tasas de los últimos cuatro años”, expone José Antonio Fernández, director de Bilbao Zerbitzuak. Esas tasas, más su IVA, van en proporción a la envergadura de las unidades: mientras el precio de conservación de las más grandes cuesta 93 euros, las más pequeñas son de 9,3 euros.

Según la página web de Bilbao Zerbitzuak, actualmente el Cementerio de Bilbao no cuenta con disponibilidad de grandes capillas ni grandes panteones, tampoco de nichos urna o nichos osarios de segunda. Sí habría opción a acceder a un panteón de primera (con nueve baldas y un habitáculo central) por un precio de 18.000 euros o un nicho osario de primera (donde alojar restos y urnas de cenizas) por 900 euros. Las existencias varían año tras año, ya que hay un porcentaje de licencias que caducan y no se renuevan.

La duración de las concesiones se ha modificado a lo largo de los años. La primeras que se concedieron fueron de 99 años. Sin embargo, la legislación cambió fijando un tiempo máximo de 75 años permitiendo a las administraciones correspondientes que establecieran un tiempo inferior. “En 2018 se redujo a 50 años”, aclara Fernández, sobre una duración que, en el caso de los nichos osarios, se restringe a 25 años. “Ahora tenemos concesiones que siguen siendo de 99 años, las otorgadas hace 30 años; otras de 75 años; y, desde 2018, de 50 años”, matiza.

Bilbao Zerbitzuak estimaba el año pasado una recaudación de 429.203 euros por las tasas de mantenimiento. “Gestionamos bienes públicos y el dinero es importante, pero nuestro objetivo no es recaudar por recaudar”, puntualiza Fernández, quien, no obstante, menciona otra variable a tener en cuenta. Cada vez que el Ayuntamiento de Bilbao emite un recibo se genera un IVA asociado a esa factura. “Aunque nosotros no cobremos porque al otro lado no hay un titular conocido ni una cuenta, el IVA de esa factura no cobrada se lo tenemos que ingresar a Hacienda, con lo cual, estamos perdiendo todos”, evidencia el responsable de Bilbao Zerbitzuak. Por ello, incide en la importancia de “clarificar” la situación de los titulares con los que no han logrado contactar, ya que si dejaran de emitir las facturas –después de que las unidades de enterramiento pasaran a manos del Ayuntamiento–, no se verían obligados a pagar el 21% de esas cantidades no abonadas.

De momento, Bilbao Zerbitzuak no ha facilitado al Consistorio la información sobre los titulares que han incurrido en impagos. “Es el Ayuntamiento quien puede cobrar por vía ejecutiva, generando un interés por la demora”, explica Fernández. No obstante, reitera que ese no es el fin que persiguen: “Entendemos que cuando fallece un padre o una madre lo último que se acuerda uno es de cambiar la titularidad de su nicho”.