“La Copa está en casa, y los cuerpos rotos”. Este escueto comentario, realizado a primera hora de la mañana por un cliente en un establecimiento hostelero de la comarca de Nerbioi-Ibaizabal, resume a la perfección lo vivido y sentido durante la jornada del sábado en todos y cada uno de sus municipios. Tras la fiesta, llega la resaca, pero las consecuencias de un intenso día de ambiente, animación, nervios y celebración...bien merecen, en esta ocasión, la pena.

La localidad donde se disfrutó más masivamente del partido y de la victoria fue, sin duda, Basauri. Miles de personas se dieron cita en la céntrica Plaza San Fausto para visionar en compañía el partido a través de la pantalla gigante instalada allí por el ayuntamiento. Fueron más de dos horas de emoción, nervios, tensión, aplausos….hasta que Alex Berenguer marcó el definitivo y decisorio gol en la tanda de penaltis. En ese momento, una explosión de júbilo y alegría tomó el recinto con réplicas, quizá menos intensas en lo sonoro pero del mismo nivel en lo emocional, por todos y cada uno de los rincones de Basauri. Saltos, gritos, abrazos, lágrimas, banderas y bufandas rojiblancas ondeando y girando con intensidad y el himno del Athletic sonando, a gran volumen, por megafonía para entonar todos al unísono. “Athletic, Athletic, zu zara nagusia”.

El gol de Berenguer desató la locura en Basauri.

El gol de Berenguer desató la locura en Basauri. José Luis Sáez, Kiriki.

Basauri fue anoche sentimiento y orgullo por los colores de su equipo. “Impresionante lo vivido durante la retransmisión”, afirma el veterano periodista deportivo basauritarra José Luis Sáez, Kiriki. “Por la zona de Ariz se escucharon cohetes y mucha gente salió a los balcones a expresar su alegría”, añade. Y, a primera hora de esta mañana, “se han estado escuchando cánticos de gente que venía de Bilbao” y a los kioskeros “les han quitado los periódicos de las manos desde muy pronto”. La fe mueve montañas y la victoria de los leones ha sido, incluso, mencionada en la misa dominical “con un recordatorio realizado por el cura”.

En otros puntos de la comarca, en municipios de mucha menor población, la final se vivió también en la calle. Es el caso de Ugao-Miraballes donde se notó “que muchos vecinos estaban en Sevilla y otros muchos en Bilbao”, explica Gorka Etxebarria, uno de los ugaotarras participantes, ayer por la mañana, en la peregrinación hasta Begoña para pedir suerte a la patrona. “Esta vez, la Amatxu se ha portado”, declara con satisfacción. En su caso, se quedó en la villa para vivir la emisión del partido junto a amigos en un establecimiento hostelero, pero reconoce que “durante el lanzamiento de penaltis me fui a casa. No quise verlos, me podía la tensión”. Los gritos de alegría que empezó a escuchar desde su domicilio le hicieron encender la tele y presenciar “el último penalti”. Con la victoria ya confirmada, “bajé a la calle, la gente estaba pletórica y abracé a gente que casi ni conocía. Todos estábamos eufóricos”.

La carpa de la Foru Plaza fue, anoche, el punto de encuentro y reunión para los orduñeses que quedaban en la ciudad, porque una amplia representación de este enclave vizcaino había viajado a Sevilla. La nota de color, además del rojiblanco imperante, la puso la reproducción de una gabarra que surcó las calles y quedó anclada en la plaza para ser testigo directo del ambiente y de la victoria. Ya con el sueño hecho realidad, la nostalgia ha hecho acto de presencia en las redes. “Qué recuerdos aquellos cuando, un lunes hace 40 años, paralizamos la universidad de Leioa celebrando la victoria del Liga y Copa del Athletic. Bueno, no está mal. En una vida dos copas”, comentaba esta mañana, a través de Facebook el orduñés Jon Ramírez. La respuesta de un convecinos no se hizo esperar. “A mi me pilló en Benidorm y tomamos las calles, pero aún estaba en bachiller”.

Esa experiencia imborrable y única es la que ha vivido el medio centenar de alumnado de Laudioko Institutoa que ha estado pasando, esta semana, su viaje de estudios en Salou. Vieron la final repartidos en las habitaciones del hotel. “En la mía nos juntamos, por lo menos, unos treinta”, relata una de las estudiantes. “Ha sido una locura. Muchos nervios, todo el mundo super tenso”, y con la victoria ya en poder del Athletic “gritos, saltos, lágrimas y la gente corriendo y cantando por los pasillos”. Tras el partido salieron a celebrar el triunfo a una discoteca para mayores de 16 años y quedaron sorprendidos por lo que vieron y vivieron. “En la cola había ya mucha gente esperando a entrar y cantando, dentro regalaron a todos unas camisetas rojiblancas e incluso nos pusieron el himno”. Anoche, Salou fue, también tomado por la apasionada y alegre marea zurigorri.