Europa quiere estar libre de humo. Así lo reflejan las continuas normativas que están aprobado todos los países, que están prohibiendo fumar en lugares públicos, como parques, terrazas o playas, así como encareciendo las cajetillas, o limitando su venta para reducir paulatinamente el número de consumidores en los próximos años.

El último país en tomar cartas en el asunto ha sido Bélgica, que la pasada semana aprobó una ley antitabaco que tiene como objetivo lograr “una generación sin tabaco”. De hecho, aspira a reducir su consumo al 10 % en 2028 y al 5 % en 2040.

Para ello, pondrá en marcha a partir del próximo 1 de abril una batería de medidas. Por un lado, se prohibirá la venta de tabaco y sucedáneos en los supermercados de más de 400 metros cuadrados de superficie, ferias y festivales. Y en los lugares donde se siga permitiendo la venta no se podrá exponer la mercancía.

Por otro lado, se endurecerán las multas en caso de incumplimiento y los vendedores tendrán que reclamar el carné de identidad a los clientes que aparenten tener menos de 25 años. Aunque la edad mínima legal para comprar tabaco seguirá siendo 18 años. Además, desde el pasado 1 de enero, el precio de los cigarrillos aumentó un 25 % para hacerlo menos atractivo para los nuevos consumidores.

En el caso de Francia, hace tan solo unos meses decidió subir el precio de las cajetillas hasta los 12 euros, una medida que se empezará a aplicar el año que viene. Además, para el primer semestre de 2024, el plan antitabaco, de cuatro años de duración, también prohibirá fumar alrededor de las escuelas y en los bosques y zonas verdes de propiedad pública de todo el país. Son medidas parecidas a las que pondrá en marcha el país vecino Portugal, que va a endurecer la ley antitabaco con la prohibición de fumar en los alrededores de los colegios y en las terrazas cubiertas. También restringirá los puntos de venta y el tabaco calentado, con el objetivo de tener una generación “libre de humos” de aquí a 2040.

Más radicales son las medidas que baraja Reino Unido, que quiere evitar el relevo generacional en el consumo de tabaco. Es decir, que no haya nuevos fumadores. Siguiendo los pasos de una norma que Nueva Zelanda impulsó el pasado mes de diciembre, según la cual aquellas personas nacidas a partir del 1 de enero de 2009 nunca tendrán permitida la compra de tabaco, el primer ministro británico, Rishi Sunak, quiere una ley similar para Reino Unido.

Bajo su hoja de ruta antitabaco, la edad con la que no es legal comprar cigarrillos subiría anualmente de forma gradual. Así, en 2027, año en el que entraría en efecto esta propuesta, los británicos menores de 14 años ya no podrían comprar nunca tabaco, en 2028 los de 15... y así sucesivamente. Además, el Gobierno británico ha decidido prohibir los vapeadores de un solo uso con el objetivo de erradicar la adicción a esos dispositivos entre la juventud británica y proteger la salud de los menores.

Plan antitabaco

Los países de alrededor han marcado ya la hoja de ruta hacia el fin del tabaquismo. Y será ahora el turno del Estado español para decidir las medidas a tomar para poner coto a los cigarros. El Ministerio de Sanidad se reunió la pasada semana con las comunidades para tratar de dar pasos hasta aprobar la ley antitabaco, aunque finalmente se dieron más tiempo para poder analizar más a fondo el plan propuesto por el ministerio de Mónica García, y tomar una decisión final.

Entre las medidas que contempla esta normativa estaría prohibir fumar y vapear en “determinados espacios comunitarios y sociales al aire libre” y en otros privados en presencia de menores, así como aumentar su precio. La intención del departamento que dirige García es “seguir incrementando estos espacios libres de emisiones y así conseguir que una persona no fumadora pueda desempeñar su día a día sin verse expuesta”. Las metas del Plan son “prevenir el inicio de consumo de tabaco y productos relacionados; fomentar el abandono del tabaquismo y facilitar la ayuda para dejar de fumar; reducir la exposición ambiental a las emisiones de tabaco y productos relacionados en espacios públicos y privados y reducir la huella ecológica; promover la investigación aplicada y la monitorización en el control del tabaquismo y, finalmente, potenciar la coordinación y el establecimiento de alianzas”.

El Gobierno de España busca así sumarse a la lista de países con prohibiciones de fumar en los espacios públicos. Sin embargo, estas normas no son nuevas, ya que durante la pandemia se tomaron distintas medidas, que incluyeron la prohibición de fumar en las terrazas.

Así, el objetivo es reducir el número de consumidores, y evitar que las nuevas generaciones se acerquen al mundo del tabaco. Actualmente el 17% de la población de más de 16 años en el Estado es fumadora diaria, según recoge el Instituto Nacional de Estadística, el INE. Aunque el reto es alcanzar la meta del 5% de fumadores, una cifra aún lejana, los datos se han reducido de forma drástica en la última década. En 2009, más de una de cada cuatro personas fumaba en el Estado. Sin embargo, dos años después la tasa bajó casi dos puntos, coincidiendo con la entrada en vigor de la norma que prohibe fumar en el interior de bares, restaurantes y discotecas.

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Es por ello que los países de todo el mundo están poniendo el foco en las medidas restrictivas en su venta, consumo, y también precio. Y es que según las cifras de la OMS, el tabaco mata a 8,7 millones de personas en todo el mundo. Además, los gobiernos también están estipulando medidas para proteger a los no fumadores del humo de las personas consumidoras. Y es que las cifras ponen de manifiesto la afectación a la salud de las personas que respiran ese humo: alrededor de 1,3 millones de personas mueren cada año a causa del humo de tabaco ajeno.

En este sentido, “las personas expuestas al humo de tabaco ajeno corren el riesgo de morir de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias, diabetes de tipo 2 y cánceres”, apunta la OMS. Por todo ello, los países, están tomando drásticas medidas hacia un mundo sin humo.