La red social Instagram ha cerrado este viernes el perfil de la escritora y periodista Cristina Fallarás, en la que, desde el 'caso Rubiales', ha recopilado miles de testimonios de mujeres anónimas que han sufrido todo tipo de agresiones machistas y violencia sexual.

En una entrevista con EFE, Fallarás declara que se ha percatado de que le han cerrado la cuenta por "contenido indebido" a primera hora de la mañana, cuando se disponía a realizar la descarga de parte de las publicaciones. Aclara que es posible que se deba a que haya recibido múltiples denuncias contra su perfil.

"Cuento con que un maltratador se sienta identificado y entonces me suspendan la cuenta unos días y la vuelva a recuperar, pero ahora no sé qué va a pasar", lamenta la periodista preocupada por la posible pérdida de miles de testimonios de mujeres.

El origen: el 'caso Rubiales'

Después de que el expresidente de la Federación Española de Fútbol Luis Rubiales le diera un beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso tras ganar la Copa del Mundo, decidió reunir el máximo número de historias personales posibles porque, como explica, "son importantísimos estos testimonios que conforman una memoria colectiva del daño".

Recalca que, de este modo, se construyen "memorias colectivas de la violencia, que no existen porque no han sido narradas en los medios. El hecho de que las mujeres se narren hace que el resto sepa narrarse también".

"Las mujeres y las niñas aprenden así qué es y qué no es violencia. Entienden que no están solas, que no les ha pasado sólo a ellas, que nos ha pasado a muchas".

En 2018, tras concederse la primera sentencia condenatoria por abuso sexual a 'La Manada', impulsó junto a la también  periodista Virginia P. Alonso el hashtag #Cuéntalo en la red social X con el mismo objetivo de que mujeres que sufrían o habían sufrido agresiones sexuales denunciaran sus experiencias en público.

Entonces, Fallarás monitorizó una base de datos del hashtag y, según los resultados que se pueden consultar en la web proyectocuentalo.org, identificó 160.000 tuits originales, pero en total se registraron 2.750.000 intervenciones de 790.000 usuarias únicas. Sólo un 3 % de las intervenciones eran críticas con el movimiento y la actividad procedía en gran parte de España y Argentina.

Tras aquella acción, recibió incesantes mensajes de odio y amenazas en X, por lo que se vio obligada a abandonar la red. "No iba a permanecer donde todo era violentada", explica.

Entonces instaló su trabajo de recopilación de testimonios en Instagram, que en ese momento la consideraba como una red social más "amable".

Reconoce que, si bien "las redes sociales no están creadas para esto, el problema es que cuando aparece, lo prohíben, mientras que no prohíben contenidos violentísimos. Resulta que lo que les molesta es que las mujeres contemos que nos violan. Si les molesta nuestro contenido es que les molesta la realidad y nuestra realidad es tan violenta porque ellos la perpetran".

No obstante, dice haber percibido muchos cambios en la manera en que las mujeres narran sus vivencias. "Ahora tenemos más facilidad para explicar lo que nos ha pasado porque hemos leído lo que les ha pasado a otras. Y las mujeres también empiezan a narrar las violencias sufridas en la infancia al interior de la familia".

Por último, matiza que "ya no se narra desde el victimismo, sino que desde un 'se acabó', que es una frase muy gráfica para decir 'ya basta', 'hasta aquí he llegado'".

Cristina Fallarás está escribiendo un libro con los testimonios recopilados en Instagram para que las historias pervivan siempre.