Para garantizar que el crecimiento sea sostenible, mucho antes de llegar a experimentar los problemas de masificación que evidencian algunas urbes turísticas como Barcelona, es necesario poner limitaciones. Ejemplo de ello son las limitaciones impuestas para que los pisos turísticos no campen a sus anchas. En el caso de Bilbao, por ejemplo, la regulación municipal no permite que este tipo de alojamientos se ubiquen más allá de las primeras plantas de las comunidades de propietarios. Pero no son las únicas medidas adoptadas en aras de promover un turismo sostenible por el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia.

En ese sentido, teniendo en cuenta que cada vez son más los visitantes que realizan visitas guiadas en Bilbao, el Consistorio tiene previsto elaborar un decálogo de buenas prácticas para que su actividad esté regulada de forma que no suponga una molestia a los vecinos. De hecho, se prevé que uno de los puntos clave sea la prohibición de usar altavoces, una medida que ya se ha puesto en marcha por consistorios como el donostiarra. Lo que podrá reglamentar el Ayuntamiento, sin excederse en sus competencias, son aspectos como los elementos de audio que utilizan en las visitas guiadas, los recorridos más concurridos, los contenidos que se presentan en las visitas o el número máximo de participantes. Siempre con el objetivo de que no interfiera en el día a día de la ciudad.

Cuando se trata del turismo en un entorno rural, por otro lado, el objetivo cambia: preservar el espacio natural por encima de todo. Con ese fin se limitó el acceso a Gaztelugatxe. En febrero de 2020, después de que se tuviera que cerrar como consecuencia de un derrumbamiento de grandes intenciones, la Diputación Foral de Bizkaia anunció que el aforo máximo en el islote sería de 340 personas, cantidad que se controla con un dispositivo instalado a pie de las escaleras de acceso a la ermita. Además, se decidió que el acceso a Gaztelugatxe fuera de 3.024 personas al día para proteger su entorno y garantizar la seguridad. De esa forma, para entrar a este biotopo protegido es imprescindible reservar plaza a través de la plataforma digital de ticketing que la institución foral puso en marcha en el verano de 2018.

Y en esa línea de sostenibilidad se prevé también el Museo Guggenheim, proyectado entre Gernika y Murueta como una continuación de la pinacoteca bilbaina. De hecho, según anunció este viernes Elixabete Etxanobe, candidata del PNV a dirigir la Diputación Foral de Bizkaia, el respeto al medioambiente será una prioridad irrenunciable del proyecto. De esa forma, entre otras características en materia de sostenibilidad, habrá cuatro transportes para enlazar los dos enclaves: tren, lanzadera eléctrica, bidegorri y camino peatonal.