NO hay mayor unión que la de compartir una afición, un sentimiento o una pasión. Si encima esa inquietud surge por tradición familiar, el apego es aún mayor. Esto es lo que le sucede a la familia Gordon, de Sondika, auténticos aficionados al atletismo. A punto de cumplirse tres décadas desde que José Ramón, el aitite, se iniciase en el mundo de los maratones, “el 26 de mayo de 1986 en Bilbao”, recuerda con exactitud, aquel primer bautismo atlético cultivó una afición que más tarde extendió a toda su familia y que todavía hoy perdura. Como el tiempo pasa para todo el mundo, ahora es su nieto, Adrián, de 9 años, quien ha empezado a coger su testigo cuando el fútbol, la eskupilota y la dantzas le dejan algo de tiempo libre. Sin embargo, siempre hay una fecha que reservan para correr juntos: la Herri Krosa. Por eso, hoy (11.00 horas, Gran Vía de Bilbao) volverán a recorrer el asfalto de la capital vizcaina como ya hicieran hace siete años. Salvo por una pequeña diferencia. Ahora Adrián ya no irá de la mano de su aitite porque vuela. Cosas de la juventud.
En concreto, fue en 2008 cuando Adrián se inició en el mundillo de las carreras populares. Una fotografía y un reportaje de DEIA así lo corroboran. Colgado de la pared del negocio familiar, situado en una de las arterias principales de Sondika, en esa instantánea, José Ramón aparece agarrando de la mano a Adrián, que por aquel entonces tenía dos años y ya apuntaba maneras. “En la familia siempre hemos hecho mucho deporte”, destaca José Ramón, que hasta ahora no se perdía una cita de este estilo y que cuenta en su palmarés con “más de veinte” participaciones en maratones.
Pero, esta tercera generación de los Gordon no es la única a la que José Ramón ha inculcado su fiebre por lo que ahora se denomina running, el salir a correr de toda la vida. “Cuando yo empecé no había esta moda del running, ni zapatillas especiales, ni nada. Cuando me veían por la calle decían: mira el chalado ese corriendo. De este modo, sus hijas, Idoia y Guiomar, también cayeron en las redes de este adictivo deporte a una temprana edad. “Él nos inculcó la pasión por correr”, le responsabilizan cariñosamente. Precisamente, Guiomar guarda retales de todas las participaciones de su familia en la Herri Krosa. Recortes de fotografías de DEIA que guarda con especial cariño. Como la que retrata su primera participación en la carrera. “Fue en 1988 y tenía la misma edad que tiene ahora mi hijo Adrián. Corrí con mi hermana y mi ama porque mi aita lo hacía más deprisa”, rememora.
Sin duda, una auténtica tradición familiar que por ningún motivo quieren desterrar. El deporte siempre ha formado parte de sus vidas y lo seguirá haciendo. Además, esta vez correrá junto a ellos Aiala, la hermana de Adrián, de 7 años de edad. La saga Gordon al completo.