Síguenos en redes sociales:

Joyas contracorriente

El diseñador Peio Durán lanza una línea de transgresoras pulseras en las que reproduce en porcelana dentaduras y cerebros. Este joven creador trabaja en la alta costura y es autor de la colección ‘Killer Story’ de prendas más urbanas

Joyas contracorriente

SOLO los peces muertos siguen la corriente. Es la frase con que abandera su manera de trabajar. De vivir. De sentir. El diseñador Peio Durán decidió un buen día que esa iba a ser la máxima que regiría su trayectoria profesional y vital. Y la sigue a rajatabla: él va contracorriente. No hay normas en el universo Durán. Solo la del trabajo, la ilusión y la creatividad sin límite. Ahora, este diseñador vasco apuntala su eterna voluntad de nadar río arriba con un nuevo y audaz proyecto. Ha lanzado una línea de joyas en barro y porcelana que recrean dentaduras a tamaño natural y pequeños cerebros. Estos dos elementos de la anatomía humana se reinventan para acomodarse, transgresores, en brazaletes cañeros y diferentes. Son joyas contracorriente. Muy Durán.

Las calles de Bilbao son testigos de la labor de esta mente inquieta que suma esta iniciativa a sus jugosas facetas en alta costura y en la línea de ropa Killer Story, más urbana, quizá más comercial, pero siempre exclusiva, irrepetible y deliciosamente oscura.

Durán es preciosista y minucioso. Lo son sus creaciones de alta costura, tal y como lo demuestra su trilogía compuesta por Tauros, Caprivo y Esencia, diseños que navegan entre la elegancia extrema, la voluptuosidad y lo rompedor. Pero también refleja su querencia por el exceso en esa línea Killer Story, en la que las camisetas cuentan historias y las chaquetas suman elementos como pinchos, tachuelas, camafeos y un sinfín de posibilidades de texturas y tejidos. Y todas ellas llevan serigrafiadas sus potentes ilustraciones, que representan personajes que parecen salidos de una novela, de un thriller.

Hace cosa de un año que dio el paso hacia el mundo de la joyería con la creación de unas insólitas pajaritas de barro negro, porcelana y loza. Son piezas que se ajustan descaradas al cuello, rígidas y altaneras, con diferentes colores, estampados y esmaltes. “No existe molde. Todas son diferentes”, señala Durán. Después, llegó el paso hacia las dentaduras y los cerebros. “Vi que los puntos de venta donde están las prendas Killer Story son tiendas en las que los complementos son importantes. Yo odiaba los complementos. Pero amo la escultura, que es algo que he hecho en Bellas Artes. Controlo la técnica. Y la he aplicado a estas pulseras”, narra. Así que, este creador versátil, que domina la pintura y ha navegado también en el mundo de lo escultórico, forjó la idea de estos brazaletes.

Para las dentaduras utiliza moldes protésicos auténticos. Posee una buena colección de ellos, con diversos tamaños y arcos, para que se amolden a las diferentes muñecas. “Se trata de coger elementos y descontextualizarlos: una dentadura o un cerebro no son para ponerlos en una mano. El objetivo es amabilizar objetos duros”, explica. Por ello, en estas creaciones, cerebros por un lado y dientes por otro, se erigen en colores blancos y negros, pero también en sorprendentes rosas o turquesas, y se combinan en diseños en los que juega con correas diferentes, pinchos, diminutas calaveras... o delicadas flores. “Ahora estoy haciendo una colección de dentaduras rojas y blancas, pensando en el Athletic, con unos diseños que llevarán pequeños balones y cuero”, explica.

exclusivo Durán lanza cinco o diez ejemplares de cada diseño, al igual que ocurre con las prendas Killer Story, de manera que cada pieza lleva su numeración, garantizando una exclusividad a aquel que se atreva a engalanar su muñeca con una de estas joyas. Quienes quieran hacerse con uno de estos brazaletes y llevar así sobre la piel un pedazo del universo Durán, puede encontrarlas en Bilbao, en Bendita Pasión; y en Las Arenas (Getxo), en Chloét. También pueden solicitarlas a través de su cuenta de Facebook.

Peio Durán es jugón. Le divierte revolver, experimentar. Y quiere implicar a los demás en ese juego que se llama creatividad. Por ello, ha apelado a esos seres bajitos que pueden alardear de tener la más bella de las venas imaginativas: los niños. Ha invitado a los chavales que lo deseen a coger papel y pinturas y dibujar su versión del ya conocido logo de Peio Durán: los dos leones alados con una corona encima. “Será una versión del logotipo para identificar al Peio Durán más loco, para esa línea al margen de la alta costura, pero que es también muy creativa y que incluiría a estas piezas de joyería”, destaca. Así, anima a los niños y niñas a que le envíen dibujos a través de Facebook.

Peio no deja de crear. No deja de maquinar nuevos diseños, prendas, proyectos... Y lo hace contracorriente. Huyendo de la indolencia. Aferrándose al entusiasmo de nadar siempre río arriba.