ECIENTEMENTE declarado como Bien Cultural de Protección Especial, el castillo de Marutegi, en Asparrena, en la Llanada Alavesa, destaca porque se eleva sobre un cerro, lo que facilitó su actuación como fortaleza defensiva ante las tropas castellanas. A pesar de su situación precaria, merece una visita, así como lugares cercanos como el nacedero del río Zirauntza, la cueva de la Leze o las toberas de Andoin

Situado en Asparrena, en una zona que se considera a partir de ahora como zona arqueológica, es un área estudiada y excavada por José Luis Solaun e Iban Sánchez Pinto (UPV-EHU), y consta de una torre, un edificio anexo, un aljibe y tres líneas de muralla, aunque su estado de conservación es deficiente.

Cercano a Araia, el castillo se levantó como defensa de fronteras en el siglo VIII, a instancias del rey García Iñiguez de Navarra y jugó un papel defensivo importante en las luchas entre el Viejo Reino y Castilla debido a su posición estratégica en alto, ya que se erige sobre un macizo rocoso. Aunque no se organizan visitas guiadas, se puede acceder a él desde Araia, dejando atrás la abandonada fábrica de Ajuria, una cantera y San Miguel.

El macizo sobre el que se eleva contiene dos recintos claramente delimitados: en la zona inferior hay un edificio de 31 metros de largo y 12 de alto con muros de 1,5 metros de grosor que realizan una especie de cierre del espacio a modo de muralla; y en la superior se localiza la torre del homenaje, atalaya de vigilancia y última defensa de la fortaleza. El de Marutegi es, además del de Portilla, uno de los pocos castillos medievales que existen en Euskadi. La reciente declaración podrá facilitar la excavación arqueológica y la recuperación de elementos del Medievo.

otros puntos de interés

Otros lugares de interés cercanos al castillo son el nacedero del río Zirauntza, la cueva de la Leze, la cantera de Arrazpi, las toberas de Andoin y la fábrica abandonada de Auria y Carboneros. Las toberas permiten apreciar cómo, al pie de unas peñas, sale con fuerza un chorro de agua que, al contacto con el aire y envuelta en musgos y tierra, va engordando poco a poco hasta convertirse en unas cascadas que son una obra de arte natural.