jOSEBA Irazoki, originario de Bera de Bidasoa y dueño de una sugerente y díscola trayectoria musical en solitario, que ha ido alternando como lugarteniente de proyectos como Atom Rhumba, Nacho Vegas o el fallecido Rafa Berrio, acaba de publicar su tercer disco junto a su banda, Lagunak. El mejor guitarrista vasco actual entrega un álbum reflexivo y heterodoxo. Sin normas, a su aire.

"Ez dut nahi, ez dut nahi...". El verso, repetido varias veces en el inicio de una de las nueve canciones de JIEL III (acrónimo de Joseba Irazoki eta Lagunak), parece evidenciar la oposición del músico a los lugares comunes y a seguir las normas. "La normalidad es el castigo. Los creadores repiten mucho las fórmulas", según el cantante y guitarrista.

III, disponible en bIDEhUTS, consolida la obra de Irazoki como punta de lanza de un territorio musical marcado por el riesgo, junto a otros activistas inquietos como Lisabö, Mursego o Amorante. El álbum, que toma el relevo a Zu al zara? y al más reciente y con instrumentales Ez-nostalgia se grabó en los meses previos al verano en los estudios Atala, Shorebreaker y el que Irazoki ha montado en su casa.

Ayudado por Félix Buff (baterías y sintetizadores), Ibai Gogortza (guitarra) y Jaime Nieto (bajo), ofrece nueve temas de sonidos eclécticos marcados por la electricidad y la colisión de guitarras esquivas y sintetizadores. De las notas monocordes y minimales de Galtzen ari da, donde se intuyen también guiños progresivos y sinfónicos, a acosos rítmicos casi funk y bailables. A veces, con guiños psicodélicos, al hip hop, el spoken word...

En los textos nos arroja valientes reflexiones sobre nuestra vida actual como individuos. Y se/nos pregunta sobre el olvido de la memoria, el paso del tiempo, las mentiras y las verdades o la violencia generalizada como nuestro vínculo social principal.