Los coches se siguen comprando, en buena medida, por la imagen. Esta obviedad explica hasta cierto punto el éxito del Tucson, original verso suelto en un campo de propuestas SUV bastante trillado. Pero, además de por la estética, el candidato de Hyundai convence al público añadiendo elevadas dosis de tecnología y fiabilidad a precios razonables. No es extraño, por tanto, que el modelo trepe a lo más alto del escalafón, liderando su categoría y acercándose al primer puesto del mercado general.

Lo cierto es que esta cuarta generación del Tucson depara el que muchos consideran “el mejor Hyundai” hasta el momento. Representa y acelera la progresión cualitativa que la marca viene protagonizando. Además, lo hace marcando un punto de inflexión decisivo en el discurso estético conocido.

Presenta unas proporciones generosas -ocupa 4,5 metros de largo, 1,86 de ancho y 1,65 de alto- que confieren un porte musculoso pero esbelto. Sorprende de su fisonomía el sofisticado frontal, con el que planta cara a la competencia. Se distingue de ella sobre todo por una parrilla confeccionada con piezas prominentes de aspecto metálico, combinadas siguiendo un patrón geométrico que esconde las luces. Más allá del posible efecto hipnótico o cautivador del diseño del envoltorio, el Tucson presenta un habitáculo desahogado, acogedor y bien presentado. Lo arropa con abundantes recursos de seguridad, conectividad y bienestar.

Su muestrario motriz acoge las tecnologías de electrificación más avanzadas, sin que ello suponga renunciar a la aportación de motorizaciones puramente térmicas, gasolina de 150 CV y gasóleo de 115. Ofrece además variantes microhibridadas a 48 voltios, con 150 y 180 CV en gasolina, y con 136 en diésel. Dependiendo de la versión, emplean caja de cambios manual o automática, así como tracción delantera o total.

Un nivel por encima, la gama Tucson propone sendas interpretaciones puramente híbridas. La convencional HEV combina el motor gasolina 1.6 T-GDI con un bloque eléctrico de 44,2 kW para obtener un rendimiento conjunto de 230 CV. La enchufable PHEV emplea un motor eléctrico más solvente, lo que permite aumentar la potencia final hasta 265 CV. Lleva transmisión automática y tracción a las cuatro ruedas. Puede rodar más de 60 km únicamente con impulsión eléctrica, sin emisiones, circunstancia por la cual recibe la etiqueta medioambiental ‘Cero’.