EL Q4 es un coche redondo. La última propuesta de Audi da en el clavo al cultivar tanto la corrección política -adopta impulsión 100% eléctrica-, como la estética -asume el canon de diseño SUV-. Añade a esas cualidades el empaque, el buen hacer y la provisión tecnológica habituales en los productos de los anillos. Oferta tres grados de potencia (170, 204 y 299 CV) y anuncia un alcance máximo de 519 km. Además, para ser un modelo premium a pilas, tiene un precio relativamente comedido -desde 44.460 euros-, tarifa que entra más en razón con los hasta 7.000 euros descontables al acogerse al Plan Moves III. La suma de todos esos factores hace del Q4 uno de los pocos eléctricos con las ruedas en el suelo, un coche a batería creíble capaz de ganar adeptos para una causa que hoy parece perdida.

No será porque marcas como Audi no hagan denodados esfuerzos por impulsarla. La alemana de los aros está volcada en la difusión de este método de impulsión limpio, que no termina de convencer al público porque aún brinda menos ventajas que inconvenientes.

Tras explorar segmentos superiores, Audi plantea el Q4, su primera propuesta e-tron, plenamente electrificada, de clase media-alta. La dirige a un público cuyos planes de compra no contemplaban hasta el momento la posibilidad eléctrica. Eso puede cambiar con la aparición de creaciones tan cabales y atrayentes, sobre todo si cuentan con subvenciones como las vigentes.

El debutante aprovecha la plataforma que el grupo Volkswagen ha desarrollado específicamente para sustentar vehículos a baterías. Está concebida para acomodar las mismas bajo el piso, entre los ejes, preservando así la habitabilidad (prescinde de túnel de transmisión en la cabina) y fomentando la estabilidad. Esa configuración permite a Audi esculpir un innovador SUV. El Q4 luce una talla ligeramente superior al Q3 (ocupa 4,59 metros de largo, 1,86 de ancho y 1,63 de alto). Brinda una capacidad de carga equivalente a la del Q5 (ofrece un maletero de 520 litros). Su espacio interior es comparable al del Q7 de cinco plazas (tiene 2,76 m entre ejes).

Exhibe una imagen moderna y sofisticada, que lo hace perfectamente reconocible como otro integrante más de la familia. Al igual que en el primigenio e-tron que lo inspira, su naturaleza 100% eléctrica solo queda de manifiesto por detalles como la imponente parrilla frontal cegada, la ausencia de salidas de escape o los aditamentos aerodinámicos.

Como es habitual en los modelos a pilas, el Q4 reúne varios coches en uno. Todo depende de la versión elegida, más en concreto del tipo de motor y batería que instale; también de la puesta en escena, es decir, del equipamiento. El temperamento cambia de una a otra, a veces de manera decisiva. Lo mismo sucede con la autonomía, con la satisfacción al volante y, como es lógico, con el precio.

La variante inicial, 35 e-tron, equipa un bloque eléctrico que envía 170 CV a las ruedas traseras; lo nutre una batería de 55 kWh (52 útiles) que, en las circunstancias favorables de homologación WLTP, permite recorrer 340 km con una sola carga completa. La alternativa intermedia, 40 e-tron, mantiene el mismo esquema, si bien su motor suministra 204 CV; extiende la autonomía oficial a esos prometedores 519 km recurriendo a un acumulador de 82 kWh (77 útiles). La tercera opción, 50 e-tron quattro, va dirigida a quienes aprecian especialmente la fogosidad y la precisión de movimientos. Adopta dos motores, uno por eje; el delantero solo interviene como apoyo en momentos de pleno esfuerzo o cuando se precisa toda la capacidad de tracción. Esos propulsores se alimentan de la batería más capaz. A pesar del aumento a 299 CV de la potencia conjunta, y de que esta se reparte entre las cuatro ruedas, la combinación augura hasta 487 km de autonomía.

La interpretación más efusiva autolimita su velocidad a 180 km/h, pero es capaz de dispararse de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos. Las dos más sosegadas, probablemente más recomendables atendiendo a criterios de prestaciones y rentabilidad, brindan rendimientos parejos: empatan en velocidad punta (160 km/h) y en poder de aceleración (9 y 8,5 segundos).

El Q4 reacciona de inmediato al pisotón al acelerador, sobre todo cuando se opta por el modo de conducción más prestacional. Esa efervescencia es una cualidad inherente a los eléctricos, cuyo reto no es tanto progresar como dosificar la entrega de energía. El nuevo SUV de Audi también emula la contundente solvencia de sus hermanos a la hora de frenar, facultad especialmente tranquilizadora en un coche de dos toneladas. La acompaña de un aplomo, una docilidad de guiado y una precisión encomiables.

Reabastece sus baterías por medio de un cargador que acepta una potencia máxima de 7,4 kW con corriente alterna para el 35 e-tron, y de 11 kW en el 40 e-tron y en el 50 e-tron quattro. Con corriente continua admiten hasta 100 y 125 kW, respectivamente. Audi destaca que "en condiciones ideales", conectado a uno de estos puntos de suministro de alta capacidad, su modelo "puede obtener suficiente energía para recorrer unos 130 kilómetros en apenas diez minutos".