La puesta al día de la gama Mini refuerza los valores de la que probablemente es la marca con mayor carga emocional. Quien desea un Mini, por regla general, no quiere otro coche. Ese anhelo que pocas marcas suscitan hace que en las motivaciones de compra pesen más los criterios subjetivos que los puramente racionales. Aunque sus creaciones tienen mucho de capricho, ello no les impide brindar una versatilidad y una eficiencia a menudo insospechada. En ese sentido, el máximo exponente de la gama es el Cooper SE Countryman. Esta variante con impulsión electrificada recargable y tracción integral ALL4 es la de mayor polivalencia y proyección del clan. Alcanza una armonía entre capacidad, temperamento (entrega 220 CV), respeto medioambiental (recorre hasta 61 km sin expeler CO2) y docilidad de manejo que lo convierte en el Mini más completo. Está disponible por 42.100 euros, sin considerar descuentos y Plan Moves III.

La remesa actual refresca su inconfundible imagen adaptando el maquillaje a las últimas tendencias. Se hace notar por el nuevo diseño del frontal, que estrena parrilla e incorpora proyectores y faros antiniebla LED. Adopta también llantas de aleación con distinta forma y ópticas traseras con el dibujo de la Union Jack, entre otros detalles decorativos. A bordo destacan el cuadro de mandos digital de 5 pulgadas y la pantalla central renovada, que amplía las prestaciones de conectividad.

El Countryman propone una gama motriz integrada por tres unidades diésel y tres a gasolina, además de por una solución PHEV. Esta motorización híbrida enchufable constituye la opción más sofisticada y versátil. Permite largos desplazamientos por carretera a un coste razonable, brinda reacciones enérgicas cuando se requieren y facilita una movilidad urbana con escasas secuelas contaminantes. Plantea, por tanto, una candidatura a considerar por personas preocupadas por la sostenibilidad que no quieren renunciar al disfrute de un coche de imagen y talante gratificantes.

Entre sus fieles proliferan familias con hijos y usuarios que prefieren viajar con desahogo. A pesar del evidente ADN Mini que desprende, el Countryman no es precisamente un coche pequeño. Contiene su eslora en unos escuetos 4,3 metros que facilitan su maniobrabilidad, pero que no impiden habilitar una cabina razonablemente espaciosa y confortable para cuatro adultos; ofrece, además, 405 litros de maletero (pierde 45 a causa de las baterías).