ADA comienzo de temporada, los clubes de fútbol suelen introducir ligeros cambios en el diseño de la camiseta para captar la atención de sus fieles y, en definitiva, atraerlos a sus tiendas. Los fabricantes de coches adoptan una estrategia similar y, al cabo de tres o cuatro campañas, modifican sutilmente el maquillaje de sus modelos en un intento por preservar su lozanía, contrarrestar las secuelas de la edad y, claro está, cazar clientes. SEAT acaba de aplicar ese tratamiento revitalizador al Ateca, beneficiario de una puesta al día técnica y estética que lo perpetúa entre los SUV de mejor considerados.

El Ateca progresa hasta la siguiente pantalla del juego y sale fortalecido a un campo de batalla en que abundan contendientes muy cualificados. Son tantos que complican el proceso de decisión de compra a cualquiera que llegue sin ideas preconcebidas. El candidato de SEAT siempre ha destacado por sus cualidades dinámicas, superiores a la media del segmento. Ahora, el ajuste cosmético confiere una dosis extra de distinción que lo redime de su sobriedad inicial. La revisión de contenidos no se limita al plano visual. También propicia una evolución tecnológica que incumbe a facetas como la conectividad y la eficiencia de las motorizaciones.

El candidato comienza el curso estrenando uniforme, pero sin pegar el clásico estirón. La remodelación de los paragolpes y la adopción de un frontal coherente con el de los SEAT más modernos -parrilla y faros Full LED- añaden 18 milímetros a su longitud (4,38 metros); la anchura (1,84) y la altura (1,61) permanecen invariables.

El Ateca, que ahora caligrafía su denominación en la popa, sigue siendo un SUV de clase y proporciones medias. Acoge a bordo hasta cinco adultos -cuatro se acomodan con holgura-, cuyos enseres encuentran cobijo en el portaequipaje de 510 litros (las versiones 4Drive ofrecen 485). Por diseño y por los materiales empleados, la nueva ambientación interior acrecienta la sensación de calidad, una percepción propia de coches más refinados y caros.

Incorpora el cuadro de mandos Digital Cockpit, de 26 centímetros de diámetro, e incluye un sistema de información y entretenimiento evolucionado; dispone de dos tamaños de pantalla (21 y 23 cm). Ofrece amplios servicios de conectividad, tanto a bordo como de forma remota. Cuenta, además, con un sistema de reconocimiento de voz que permite activar verbalmente algunas funciones.

La puesta al corriente afecta de refilón a la gama motriz. La integran tres candidatos TSI de gasolina y dos TDI diésel. La primera de ambas vertientes comienza con una interpretación optimizada del bloque 1.0 de tres cilindros y 115 CV, vinculado a caja manual de seis marchas. Un escalón por encima aparece el 1.5 TSI de 150 CV, capaz de inhibir el funcionamiento de dos de sus cuatro cilindros cuando no se precisa toda la potencia, evitando así consumo y emisiones; se acopla tanto a la caja manual de seis velocidades como a la automática DSG-7. Corona el plantel de mecánicas a gasolina la alternativa 2.0 TSI de 190 CV; queda asociada al cambio automático de doble embrague y al sistema de tracción integral 4Drive.

Los partidarios del vilipendiado gasóleo tienen a su disposición dos ejecuciones del propulsor TDI 2.0, que destacan por sus progresos en la contención de las secuelas contaminantes. La menos pujante aporta 115 CV, potencia idéntica a la del motor 1.6 al que releva, y la superior proporciona 150 CV. La primera va unida a la caja manual, mientras que la segunda puede optar también a la DSG-7; esta es la transmisión preceptiva cuando se elige tracción total.

Las versiones provistas de Control Dinámico del Chasis (DCC) permiten gestionar el comportamiento del Ateca en función de las preferencias del usuario y las características de la carretera. El sistema supervisa las condiciones de la vía y considera el estilo de conducción (el manejo del volante, el freno y el acelerador) de manera constante. En función de ambos factores, va ajustando las reacciones del coche. Con ese fin intervine sobre la firmeza de la suspensión, para optimizar la amortiguación en cada rueda. El objetivo no es otro que garantizar en todo momento un avance preciso, seguro y confortable.

Además, quien conduce puede determinar esas reacciones, adecuándolas a sus preferencias personales. Para cumplir ese cometido dispone de un mando y un menú con varios estilos prestablecidos (Eco, Normal y Sport) y uno a la carta (Individual). Los Ateca provistos del sistema de cuatro ruedas motrices 4Drive cuentan con otros dos modos adicionales (Off-road y Snow), adecuados a superficies con escasa adherencia.

El SUV intermedio del clan SEAT se pertrecha de los sistemas de seguridad más avanzados. En consecuencia, la clientela del Ateca puede disfrutar de ayudas a la conducción como control de crucero adaptativo, asistentes de emergencia y viaje, alerta de tráfico posterior en maniobras de aparcamiento, aviso de presencia de obstáculos en el ángulo ciego del retrovisor (tiene 70 m de alcance), etc. El vehículo dispone, asimismo, de un nuevo volante calefactable, parabrisas térmico, reglaje eléctrico del asiento del conductor (con doce ajustes y memoria) y asistente de remolque.

Acabados. El Ateca 2020 introduce una nueva puesta en escena, denominada X-PERIENCE, con un sofisticado empaque todoterreno. Esta definición se inscribe por encima de las dos más sencillas y asequibles, Reference y Style, muy cerca de la FR que culmina la oferta. Se distingue por detalles decorativos específicos: parrilla plateada, pasos de rueda en negro, barras de techo cromadas, cristales traseros oscurecidos, etc. La tarifa oficial del SEAT Ateca, sin considerar posibles descuentos, va de los 24.280 euros de la versión Reference 1.0 TSI (115 CV) a los 40.780 que reclama el más completo FR TSI (190 CV). Aún no hay precios para los TDI de 115 CV, que llegan en las próximas semanas; las versiones de 150 CV discurren entre 32.110 y 38.810 euros.