EL afán de los fabricantes por proponer un tipo de automóvil para cada cliente depara una creciente e insospechada diversidad de modelos. Los recelos inicialmente despertados por el concepto Sportback, que achataba la zaga emulando a los diseños cupé, se disiparon rápidamente por el respaldo del público. Hoy Audi lo aplica a sus turismos impares, recientemente en el A3, así como a los SUV e-tron y Q3.

En su cuarta generación, el A3 simplifica su oferta de carrocerías suprimiendo la variante compacta de tres puertas y la descapotable. Así que el nuevo Sportback se convierte en la única alternativa al formal envase sedan. Se distingue de este por aportar una dosis de dinamismo y juventud que compensan a sus destinatarios de la lógica merma de capacidad.

En la remesa actual, este envoltorio de cinco puertas, mestizo de cupé y familiar, ha ganado tres centímetros de longitud y otros tantos de anchura respecto a la edición precedente. Así que ocupa ahora 4,34 metros de largo, 16 centímetros menos que su hermano con maletero independiente. La capacidad de carga también es algo inferior (ofrece 380 litros, 45 menos). No sucede lo mismo con la habitabilidad, muy semejante en ambos formatos ya que el declive del techo no afecta a las plazas traseras.

La marca de los aros dota al A3 Sportback de una gama de propulsores que contempla dos variantes diésel (116 y 150 CV) y dos de gasolina (110 y 150 CV); las más solvente de estas últimas sirve de base a una tercera derivada provista de sistema Mild Hybrid de 48 voltios, con consumos y emisiones reducidos. La gama se irá completando a lo largo del año con la incorporación de nuevas ejecuciones: la del motor híbrido enchufable TFSIe con dos niveles de potencia, el deportivo S3 Sportback y las versiones con tracción quattro.

El modelo se encuentra a la venta desde 27.700 euros en adelante. La variante TFSI con hibridación ligera, que cuenta con distintivo ECO, parte de 31.250 euros. La versión menos costosa sale pertrechada con un estimable equipamiento, acorde al desembolso exigido: llantas de aleación de 16 pulgadas, volante multifunción, instrumentación digital con pantalla de 26 cm., climatizador de dos zonas, radio digital, faros LED, limitador de velocidad, 'Audi pre sense front' (con detección de peatones y ciclistas) y aviso de salida de carril.

El acabado intermedio Advanced añade, por dos mil euros más, nuevas dotaciones: faros full LED, llantas de 17 pulgadas, control de velocidad de crucero, Audi phone box, Audi smartphone interface, parking system trasero y algunos detalles decorativos. La definición S Line, con un sobreprecio de 1.350 euros sobre el acabado Advanced, agrega suspensión deportiva, llantas de 18 pulgadas, asientos deportivos, sistema de conducción dinámica Audi drive select y la tapicería del techo en color negro. La Black line reclama 1.150 euros más y suma el paquete óptico negro, lunas tintadas, carcasas de retrovisores en negro y llantas de 18 pulgadas específicas de Audi Sport.

Q3 Sportback El SUV intermedio de Audi lleva en su catálogo esta segunda declinación cuya silueta estilizada cambia espacio por imagen. Para lucir esa figura esbelta, quizá más sugerente y menos práctica, acentúa la inclinación del parabrisas trasero, tendido desde la vertical del eje trasero. Logra así un efecto que recuerda la estampa de un cupé deportivo. La operación estética altera las proporciones del Q3 original. El Sportback mide 4,50 metros de largo, 1,84 de ancho y 1,56 de alto; por consiguiente, crece 1,6 cm., se estrecha 0,6 y es 2,9 más bajo. Los únicos damnificados por el cambio de hechura son los pasajeros del asiento trasero, que disponen de menos distancia al techo. El volumen de carga permanece inalterado (530 litros).

Audi pertrecha a esta variante con mayor generosidad y la anima con un abanico de siete motores: cuatro TFSI de gasolina (entre 150 y 400 CV), dos TDI (150 y 190 CV) y el TFSI con sistema Mild Hybrid de 48 voltios (150 CV). El Q3 Sportback abre su tarifa en 39.220 euros.