'La novia gitana', 'La red púrpura' y 'La nena' componían hasta la fecha la exitosa trilogía que firmaba Carmen Mola. Se sabía que era un seudónimo y poco más, aunque hubo quien especuló con la identidad de una misteriosa profesora madrileña. Algunos lectores sospechaban que era un hombre, pero la mayoría pensaba que era una escritora que no quería darse a conocer, aunque concedía entrevistas, siempre sin foto y sin datos personales. Y la sorpresa llegó el 15 de octubre, cuando este nombre se anunció como el de la ganadora del premio Planeta. Pero el notición fue mayúsculo cuando tres personas se pusieron en pie y acudieron a recibir el premio. Tres hombres que están detrás de Elena Blanco, una inspectora muy particular creada por tres guionistas (que es la clave diferencial) del mundillo audiovisual y escritores: Antonio Mercero, Jorge Díaz y Agustín Martínez, quienes a partir de ese momento han tenido que explicar aquí y allá el porqué de su seudónimo colectivo, afirmando que surgió el azar con una cerveza en la mano. La obra ganadora de esta edición de los premios mejor pagados del mercado, La bestia, vuelve la vista atrás, a 1834, y se centra en un Madrid devastado por la violencia. A partir de ahí, Carmen Mola cuenta una truculenta historia que ha cautivado ya a miles de lectores. Y la prestigiosa editorial ha dado un nuevo y sonoro pelotazo.

¿Quién es más Carmen Mola de ustedes tres?

Jorge Díaz: Lo somos los tres a partes iguales. A nivel individual nuestros estilos tienen poco que ver con Carmen Mola. Sin embargo, al mezclarnos surge Carmen Mola o las historias de Carmen Mola. Es algo que nos trasciende, algo místico.

Pues la han organizado gorda al salir del armario del anonimato. Ha habido gente que se ha molestado porque tres hombres escojan el nombre de una mujer para firmar.

Antonio Mercero: La polémica nos ha sorprendido por su virulencia, pero existe y hay que hacer un esfuerzo por entenderla y por empatizar con las personas que se han sentido decepcionadas, supongo que la mayoría mujeres, también algún hombre.

¿Por qué creen que hay mujeres decepcionadas?

Agustín Martínez: Porque quizá habían tomado a Carmen Mola como un referente de autoridad en el mundo de la literatura femenina. Esa decepción tiene sentido.

Hay quien opina que ninguna mujer hubiera creado un personaje como el de Elena Blanco, que responde más a una creación masculina.

J. D.: No estamos de acuerdo en que las novelas tengan género, y sobre todo no estamos de acuerdo en que una mujer no pueda escribir según qué cosas. Una mujer lo puede escribir todo, igual que un hombre, y un hombre se puede poner en los zapatos de una mujer para hablar como si lo fuera. También te puedes poner en los zapatos de un asesino sin haber asesinado a nadie. Uno de los deberes que tiene un escritor, un guionista, cualquiera que se dedique a la creación, es entender a su personaje y poder ponerse en su lugar. Da lo mismo que sea hombre, asesino, mujer, niño o cura.

Antonio M.: Y no solo en los pies del protagonista o la protagonista; hay que ponerse la ropa de todos los personajes de la novela. Cuando yo escribo sobre una pareja trato de entender a los dos, a una mujer y a un hombre; a un hombre y un hombre; a una mujer y una mujer. Todo eso es independiente de cómo sea yo, así que una mujer puede escribir a un hombre, a un asesino, una novela violenta, a un violador, y claro que podría haber escrito a Elena Blanco.

Han pasado unas semanas desde que ganaron el premio Planeta y la polémica sigue presente. Han explicado por activa y por pasiva los motivos...

Agustín M.: Lo que nos interesa de toda esta historia es la autoría colectiva. Era trasladar nuestro trabajo en guion y la mezcla de identidades a una novela. De repente nos encontramos con que éramos tres personas escribiendo una novela. Si poníamos los tres nombres en portada no habría ni sitio para el título. Entonces nos dijimos que un seudónimo sería lo mejor, y era una idea interesante, porque significaba anteponer la obra al autor.

Aunque a veces la firma es lo que cuenta, incluso más que el contenido.

Agustín M.: Es cierto. Hubo una época más personalista en la que un periodista valía más por los seguidores que tenía que por la noticia que daba. Eso pasa también en literatura, que pesa tanto el nombre del autor como la novela. Nosotros queríamos poner en primer plano la historia y escondernos detrás de la novela y de un nombre, que surgió de una manera muy azarosa y muy tonta, tomando una cerveza. Fue una conversación de minuto y medio. Alguien dijo: Carmen. Y otro dijo: Oye, pues mola. Así que Carmen Mola.

Hablemos de La bestia

Antonio M.: Hemos puesto la mirada en un siglo muy violento, el XIX, y en un año particularmente violento en Madrid, 1834. Se produjo entonces un suceso histórico que nosotros no conocíamos y que nos encontramos haciendo documentación: la matanza de frailes en una tarde de locura colectiva de julio tras un brote de ira del pueblo madrileño contra los curas. Irrumpieron en cuatro iglesias y mataron a casi ochenta frailes, quemaron las iglesias, las destruyeron y se produjeron violentos actos de vandalismo. Es algo que nos gustó porque a Carmen Mola le gusta mucho la violencia. De hecho, es el tema principal de nuestras novelas.

J. D.: Nuestra historia tiene la proporción habitual de violencia, pero si la juntas a esos ochenta frailes muertos, pues sube mucho. Pero el hecho fundacional de La bestia es una historia real que ocurrió hace casi doscientos años. A los frailes no los matamos nosotros, los mató el pueblo de Madrid. Resumiendo, nuestras novelas reflejan el mal y la violencia.

De sus libros individuales no se desprende un gusto por la violencia tan extrema. ¿De verdad son las tramas violentas las que más les gustan?

J. D.: Sí que nos gustan, no somos mojigatos. Cuando tienes que hablar de que existe el mal, de la gente que quiere hacer el mal, porque los psicópatas existen, nos gusta mostrar esa galería de personajes a los que la mayoría no nos parecemos. ¿O sí?

Agustín M.: No nos gusta esquivar o hacer elipsis, ni ser sutiles. Lo mostramos todo, estamos en tiempos puritanos y nosotros reaccionamos contra esos puritanismos. Podemos mostrar la violencia tal cual se produce.

Los tres son guionistas de televisión. ¿Ven la obra de Carmen Mola al completo convertida en serie?

J. D.: Está ya La novia gitana y creo que al final pasarán todas, pero nosotros no escribimos pensando en la adaptación a la televisión. Es evidente que todas nuestras novelas son visuales, porque es lo que sabemos hacer. Los guionistas sabemos escribir diálogos y acciones, y para un libro son ingredientes que dan una forma de leer más acelerada. Cada vez que sacamos un libro solo estamos pensando en la novela y en el encuentro con los lectores. Si cuando haya pasado el tiempo recibimos una propuesta para hacer una adaptación cinematográfica, la estudiaremos. Todo escritor desea, al menos la mayoría, una segunda oportunidad y un segundo recorrido para su novela, y eso te lo da una adaptación.

Antonio M.: Nosotros estamos muy contentos con la novela. Hemos ganado un premio muy importante, y una semana después de haber salido a la venta ya estábamos en la tercera edición. Nos llena de orgullo y de gozo. Si después tenemos una serie o una película, pues mira qué bien. De momento, estamos pensando en nuestra bestia, en Lucía, en la niña que busca a su hermana, en Diego Ruiz, en Ana Castelar, en Aguirre, el cura€

¿Van a seguir escribiendo juntos?

Agustín M.: Sí. Lo fundamental con Carmen Mola, y lo primero, es que nos lo pasamos muy bien. Somos muy amigos y disfrutamos con el proceso. Juntarnos, empezar a dar vueltas a una historia y escribirla, es un placer. Mientras eso pase y haya lectores interesados en lo que hacemos, Carmen Mola seguirá.

¿Es difícil escribir, ya no a cuatro manos, sino a seis?

Antonio M.: A mí no me lo parece; me parece difícil escribir una novela en general, solo, con otro o con otros dos. En cualquiera de los casos, hay un montón de factores a tener en cuenta. La novela tiene que ser original, potente, que sorprenda al lector, que cuente algo, que no solo se considere la trama, que trascienda, que construya personajes€ Y todo eso es muy difícil. ¿Más difícil entre tres? Hablamos más de las cosas y salen más ideas, porque la idea que yo traigo de repente queda mejorada por los compañeros. Cuando tenemos que hablar del argumento, del mapa de la escaleta, de lo que va a pasar, hay tres talentos que suman y que van aportando ideas.

Pero alguna dificultad habrá.

Antonio M.: Por supuesto. Las dificultades estriban en ir escribiendo los tres, ir rebotando y reescribiendo textos, y que de ahí salga un estilo uniforme. Esto es lo difícil y lo que creo que misteriosamente se ha conseguido. El estilo de Carmen Mola no es el de Agustín, ni el de Antonio, ni el de Jorge. El estilo de Carmen Mola es único. Es una especie de fusión de las tres formas de escribir que tenemos, y los tres nos hemos dejado abducir por Carmen Mola.

J. D.: Es un estilo que creo que ninguno de los tres conseguiríamos de forma individual. Muchos pensarán que todas nuestras novelas van a ser iguales, y no. Las de Antonio serán suyas, lo mismo las de Agustín y las mías. Van a ser novelas distintas a las de Carmen Mola, creo. Al menos yo voy a intentarlo.

¿Sabía mucha gente quien era Carmen Mola?

J. D.: Demasiada. Al principio, antes del éxito, tampoco lo manteníamos en un gran secreto. La familia lo sabía, lo sabían los amigos€ No lo sabían los lectores, y en el mundillo literario lo conocía poca gente. También es cierto que nosotros empezábamos a notar que nos iban acorralando. Algunos decían: Creo que está Antonio, creo que está Jorge, que está Agustín... Pero nadie había dicho a los tres juntos.

J. D.: Muchos pensaban que Carmen Mola era una mujer. Profesora de instituto a veces, profesora de universidad en otras ocasiones... No fuimos muy serios en eso. A veces tenía dos hijos, otras tenía tres... Eso dependía de quién contestara a las entrevistas.

Antonio M.: Pero todo eso ocurría antes de saber que Carmen Mola iba a ser un bombazo. Es que ni nos imaginábamos el éxito.

Agustín M.: Yo me reunía con amigos y ya les comentaba que me solía juntar con Antonio y con Jorge para escribir una novela, pero a la gente se le olvidaban este tipo de comentarios. Tanto que tiempo después me decían: ¿Sabes que hay una tal Carmen Mola que escribe y que el nombre es seudónimo? Y yo les respondía: Ni idea, no sé quién puede ser. Ja, ja, ja

Antonio M.: De hecho, a algunos testigos de los inicios los tuve que matar. Ja, ja, ja€

¿Tenían ganas de quitarse la máscara?

J. D.: Sí. Llegó un momento en el que queríamos encontrar la fórmula para decirlo nosotros mismos y no que nos encontráramos con la noticia explotándonos en las manos. Estuvimos pensando la manera de desenmascararnos, y presentarnos al Planeta era una buena forma.

Pues para no pensar en el éxito no ha estado nada mal.

J. D.: Primero escribimos una novela, luego nos pidieron otra y otra. El Planeta ha sido el camino digamos para llegar a la playa.

Y han dejado el anonimato cubriéndose de sangre y muerte con La bestia.

J. D.: Eso lo explicará Agustín.

¿Es el más sangriento de los tres?

Agustín M.: No, de verdad que no. Me están asignando un rol que no es cierto. Soy un romántico.

Pues no hay muchas tramas románticas en La bestia

Agustín M.: Tiene sus toques. Echamos la mirada a un siglo que era especialmente violento. Un muerto en mitad de la calle no llamaba la atención en el Madrid de 1834. No rehuimos la violencia porque forma parte de la vida, ni tampoco se escamotea una escena de sexo. Se puede ser igual de explícitos con la violencia. Cuando tanta gente estaba huyendo de Siria y muriendo en el Mediterráneo, no sucedió nada hasta que apareció la foto de un niño con una camiseta roja y un pantalón azul muerto en la playa.

¿Necesitamos esas imágenes para que las conciencias se agiten?

Agustín M.: Las necesitamos para saber que pasan esas cosas, que existen esas realidades. Nosotros retratamos la realidad y por eso somos gráficos y detallistas con la violencia.

¿Somos los humanos tan malos como algunos personajes de los cuatro libros de Carmen Mola?

Antonio M.: Sí, no lo dudes.

Agustín M.: Nos podemos poner platónicos y decir que el hombre tiende al bien, pero no hay más que abrir un periódico para ver tantas y tantas excepciones al ideal platónico. A lo mejor no hay más remedio que admitir que igual Platón estaba equivocado, que el mal habita dentro de todos y que puede aflorar en cualquier momento.

PERSONAL (A TRES VOCES)

Jorge Díaz

Edad: 59 años.

Lugar de nacimiento: Alicante.

Formación: Licenciado en Periodismo.

Trayectoria: Creó junto a Mercero y Moisés Gómez Hospital Central. Ha estado también en los equipos de guion de otras ficciones como El don de Alba, Ciega a citas, Víctor Ros o Acacias 38. Ha escrito libros como Los números del elefante, La justicia de los errantes, Cartas a palacio y Tengo en mí todos los sueños del mundo.

Antonio Mercero

Edad: 52 años.

Lugar de nacimiento: Madrid.

Familia: Es hijo y hermano de Antonio Mercero e Iñaki Mercero, respectivamente.

Formación: Licenciado en Ciencias de la Información.

Trayectoria: Ejerció de periodista en la agencia de Manu Legineche. Ha trabajado como guionista en diferentes series, incluida Farmacia de guardia, creada y dirigida por su padre. Fue cocreador de Hospital Central. Ha escrito de forma individual La cuarta muerte, La vida desatenta, El final del hombre, El caso de las japonesas y Pleamar.

Agustín Martínez

Edad: 46 años.

Lugar de nacimiento: Lorca (Murcia).

Formación: Estudió Imagen y Sonido en Madrid.

Trayectoria: Ha trabajado en publicidad y ha estado en series como Sin tetas no hay paraíso, La chica de ayer, El don de Alba, Víctor Ros o Crematorio. Su novela Monteperdido fue adaptada por Televisión Española. Otro libro suyo muy conocido es La mala hierba.