Quien cada sábado les escribe estas inocentes líneas nunca olvidará, jamás, aquella fría noche de noviembre de 2004 en la que asistió como público a Crónicas Marcianas. Era el light night del momento. El divertido (y polémico) programa telecinquero que nadie se perdía y al que todo el mundo quería asistir. Y nosotros así lo hicimos. Un revoltoso grupo de entonces alumnos de segundo curso de Periodismo compramos billetes a Barcelona, desde donde se emitía cada noche en directo, y allá nos plantamos. Con saludo de Javier Sardá y Carlos Latre incluidos. Y un recuerdo para la posteridad: besazo en la mejilla de la mismísima Carmen de Mairena. La colaboradora friki, poseedora de dos labios como dos morcillas de Burgos, se aproximó hasta nuestro grupo y, sin previo aviso, nos abrazó. ¡Imaginen el filetón que servidor y amigos experimentamos en el momento del mimo, de la carantoña! Una aspiración inolvidable. Difícil de olvidar. ¡Inmortal!

Un cariñoso gesto, sin duda, imposible de reproducir sin la presencia de dos morros asiliconados. Los mismos que también luce Andrea Ivanova, la mujer con los labios más grandes del mundo, una simpática y sencilla búlgara de solo 23 años cuyo hocico experimenta desde 2019 un mediático non stop. ¿El motivo? La joven quiere seguir aumentando su tamaño pese al rechazo de su familia. De hecho, ella misma les acaba de comunicar que está dispuesta a recibir nuevas inyecciones para hacer su boca aún más voluminosa.

Admite, eso sí, lucir una apariencia de lo más extravagante. Un rostro a lo Pato Nicol que adora y que además acentúa con los 1.200 metros cúbicos de silicona extra que rellenan sus pechos. La llamada en Instagram como Barbie de la vida real no descansa, ni descansará, en su objetivo de alcanzar el máximo volumen posible. Todo ello pese a que ya sufre dificultades incluso para comer.