LAS Arenas y Lisboa estrechan vínculos en El Laterío, un establecimiento con alma de tasca portuguesa que abrió sus puertas hace unos meses en la calle Amistad, en el lugar que ocupaba el bar Alfonso, de toda la vida. Tras acometer una reforma, sus responsables han aprovechado el carácter de aquel.

Con esta intención decidieron sacar la antigua pared de piedra y optaron por una decoración humilde que aprovecha los recursos existentes. En el interior han hecho un guiño a la villa de don Diego en el suelo, decorado con su inconfundible e icónica baldosa, “que acerca la calle al interior del local”. La iluminación tenue de unas lámparas fabricadas para la ocasión emulando nasas de pescador contribuye a crear ese ambiente canalla de las tascas de pescadores de antaño. Además, unos versos de Fernando Pessoa adornan el comedor, donde ofrecen cenas con reserva.

Toma así cuerpo de realidad el sueño de Fernando Sanz y Tensi Sánchez, acariciado a lo largo de innumerables viajes a Lisboa, de abrir en su tierra un establecimiento con el sabor y carácter de la típica tasca de pescadores portuguesa. Con pocos medios pero mucha imaginación han dado vida a un lugar donde disfrutar de un vaso de vinho verde, una selección de conservas o una copita de Oporto. Todo a precios populares.

Entrar en El Laterío de Las Arenas, igual que en el de Bilbao, es como dar un bocado a la capital portuguesa. Para crear El Laterío, sus responsables se inspiraron en Sol e Pesca, una antigua tasca de pescadores en Casi do Sodré, donde solo sirven latas de conservas portuguesas. Con retazos de ese local mítico y evocando a su ciudad natal, esta pareja de publicistas y agitadores de la vida social vizcaina ha dado forma a un concepto de hostelería “sencillísimo” pero inédito en la escena getxotarra, logrando hacer beber en porrón a sus clientes y picar de laterío en el país del pintxo, ¡ahí es nada!

En este bar con vocación de tasca se puede disfrutar de hasta 20 referencias de conservas gourmet de calidad y fabricadas por pequeñas conserveras familiares, desde tres euros y medio. Caballa, sardinas, bacalao, pez espada, anguila o una rica variedad de patés componen una carta donde predominan los productos de la industria conservera portuguesa, pero donde también cabe el producto del Cantábrico con mejillones, almejas, caviar de erizo, huevas de merluza de pincho, berberechos o zamburiñas. Sin olvidar sus quesos del Alentejo, sardinas ahumadas de ración, ensaladas o raciones de ibéricos.

Para acompañar, el auténtico vinho verde, la ginha -ese licor de cereza que gusta a los portugueses-, o una copita de Oporto. Sin olvidar la coctelería con sabor local, como el Txakoli Spritz, y las copas servidas con mimo a un precio imbatible o sus famosos porrones de cerveza y vino verde.