AY voces de la calle que consideran que el nombre de esta tierra que hoy se visita, barrio de La Cruz, proviene de la cercanía de un convento. nada más lejos que la realidad, no en vano, la barriada fue bautizada con ese nombre en recuerdo del triunfo de la Santa Cruz en la célebre y decisiva batalla de las Navas de Tolosa (Jaén), al sur de Sierra de Morena, el 16 de julio de 1212, capital para deshacerse de la dominación árabe de la península. En ella tomaron parte don Diego López de Haro y sus hijos Lope y Pedro. He ahí el vínculo con Bilbao. Sepa quien esto lee desde la primera hora de estas líneas que fue la religión el motor de este barrio.

Ha de considerarse que este fue el primer proyecto que se pudo acoger a la Ley de Casas Baratas en Bizkaia. Ubicado en las inmediaciones de las Calzadas de Mallona fue donde surgió el Barrio de La Cruz, un proyecto del año 1909. Lo hizo a través de la Fundación Católica de Escuelas y Patronato de Obreros de San Vicente de Paúl, institución que entendía la vivienda como instrumento para aunar familia, moral, religión.

Deténgase la crónica en los alrededores, en las nombradas Calzadas de Mallona. Datan de 1745 aunque no fue hasta 1808 cuando se instauraron como tal. En principio eran una vía de paso o calzada con escalas. Situada sobre una ladera del Monte Artagan se construyó una vía de paso para el tránsito de personas y animales de carga. Esta comenzaba a los pies de la ladera, junto al Casco Viejo. Y llegaban, como hoy, hasta la Basílica de Begoña.

Este lugar ya era transitado y la construcción se hizo para facilitar el trayecto que centenares de personas y animales de carga realizaban a diario. La calzada con escalas tenía la pretensión de facilitar el acceso. Y hacer el recorrido menos empinado, más suave y llevadero. Para ello el Consejo de Bilbao decidió entrar en acción recogiendo limosnas y donaciones que financiaran la obra.

Poco más de medio siglo después, en 1808, pasó a ser también una vía funeraria. Debido a una epidemia de tifus los franceses que en aquel momento ocupaban la villa prohibieron los tradicionales enterramientos en las iglesias. Así se compró un huerto en la zona. Este se convirtió en cementerio municipal. Posteriormente en 1829 se compró también un Caserío llamado Mallona para el mismo fin. Y así las Calzadas de Mallona pasaron a ser una vía de tránsito habitual también para quienes acudían al cementerio. Explicado queda.

Volvamos al colorista barrio que hoy nos ocupa. Desde su creación fue conocido como el barrio amarillo, ahora veremos porqué. Aquellos terrenos eran propiedad de Luis Urrutia y anteriormente al txakoli El chirri y a Tomás Beraza. Las primeras casas, construidas a principios del siglo XX, fueron pintadas de amarillo aunque hoy las fachadas del barrio recrean un paisaje arco iris, multicolor. Si a ello se le suma que fue impulsado por el sindicato amarillo (hoy en día están prohibidos...) de obreros católicos, como respuesta a los sindicatos obreros de izquierda, no es de extrañar que se le conociese con el sobrenombre de barrio amarillo.

¡Qué tiempos tan distintos a los actuales! Los promotores del barrio La Cruz fueron un grupo de bilbainos que, en la primera década del siglo xx, concibieron el proyecto de construir habitaciones baratas e higiénicas para la clase obrera. Tenía como objeto esencial combatir la difusión de las ideas socialistas en el mundo obrero, conservando y desarrollando en él la fe católica. La adjudicación de viviendas se realizaba, además de por profesar dentro del mencionado Sindicato, por riguroso orden de turno, siendo preferentes los obreros de menor jornal y de mayor número de hijos. Todo ello propició que fuera habitado por un determinado tipo de familia cristiana, militante, con numerosos hijos, lo que creó un particular tejido social, llegando a alcanzar los 1.200 habitantes.

El proyecto fue adjudicado al arquitecto Enrique de Epalza, quien entre 1911 y 1920 levantó las 232 viviendas.

Distribuidas en cinco bloques de portales, paralelos y perpendiculares a las ya citadas Calzadas de Mallona. A ambos lados de las calles peatonales se localizan los jardines que dan acceso a los bloques. El barrio, que ocupa una superficie total de dos hectáreas, estaba dotado de escuela, hoy desaparecida, lavaderos y depósito de agua.

Eran edificios muy funcionales, basado en la economía de materiales sin adornos. El desarrollo de las fachadas sencillo sin más elementos que las ventanas y las líneas de impostas que marcaban la altura de los pisos. En la fachada trasera desarrollaba galerías con ventanales y el acceso a esta galería era a través de la cocina y en su extremo estaba colocado un retrete que pasaba a formar parte del interior del hogar como algo novedoso. De hecho Epalza lo integró en la terraza.

Fueron viviendas en alquiler y con una gran aceptación por lo bajo de la renta (16-20 pesetas mes) y dada la demanda de vivienda obrera. En total fueron 232 viviendas de pequeñas dimensiones (40-45 m2). Unos pequeños jardines devolvía a los residentes a su pasado rural o al huerto obrero. La parroquia del bario está situada en el Camino de Santiago del norte y en su interior existe un albergue que está situado en los bajos. Regentado por la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Bizkaia.

En su exterior se ubica la talla de un gran Sagrado Corazón que data de 1909, es el más antiguo de toda Bizkaia. l