UENTA la historia que Miguel de Unamuno se solazaba desde las alturas de Miribilla con la especial y singular vista de su botxito, que desde aquella zona rica en mineral de hierro, explotada por las ya desaparecidas y sepultadas minas de San Luís, Malaespera (quienes la han visitado de forma reciente hablan de una gran catedral excavada debajo de Miribilla, de acceso relativamente fácil para cualquier persona...) y Abandonada, podía obtener. Un paisaje que, al parecer, le encandilaba.

Les hablo del barrio de Miribilla, ubicado sobre el ya citado antiguo yacimiento de hierro. En 1998, sacudido ya el polvo de la revolución industrial y su terrible reconversión, comenzaron las primeras obras de urbanización, iniciando la construcción de viviendas en 2000, cuya recta de llegada comenzó a partir de 2003. Aún hoy quedan algunas parcelas por urbanizar y algunos bloques de viviendas en construcción. Es un paso lento pero seguro.

Viajemos a ese pasado de pico, pala y barrena. El mineral era trasladado desde las minas a la ribera entre el puente de la Merced y el muelle de Urazurrutia, desde donde era remolcado por la ría hacia Olabeaga. Una de esas minas era la de San Luis, recordada con la calle que rodea el parque de Miribilla y que debe su nombre a su primer titular, un comerciante inglés llamado Luis Lewison. Fue clausurada en 1995 tras ocho años en los que permaneció inactiva, custodiada por Emilio Valdizán -minero encargado de cerrar por última vez la puerta de entrada a la galería- y una cuadrilla de operarios que veló por la seguridad de la caverna desde 1987. En la actualidad se conserva intacto el túnel desde el que se evacuaba el mineral desde esta mina hasta la ría.

Si sienten un rapto de curiosidad, sepan que la puerta de entrada se encuentra en el número 2 del muelle de Marzana. Esta galería, de 90 metros en su parte más corta y 140 en la más larga, conserva las vías por las que circulaban las vagonetas. Esta misma mina, unida a la antes citada de Malespera,Malespera dan cuerpo a una propuesta existente para recuperar y rehabilitar la gruta para usos culturales. El tiempo lo dirá.

Hasta aquí hemos recorrido, por la superficie, el habitat natural en el que se enclava el edificio protagonista de esta historia: el Bilbao Arena. El Palacio de Deportes Bilbao Arena, que a su vez hace las veces de polideportivo de Miribilla, se ubica en este barrio. Se yergue sobre un solar de 23.000 metros cuadrados, entre el parque de Miribilla y la calle Claudio Gallastegui. Desde su inauguración en septiembre de 2010, el club de baloncesto Bilbao Basket juega aquí sus partidos como local. En total esta cancha puede acoger, en un graderío de dos niveles, a 10.000 espectadores. También le han dado usos diversos, actos relacionados con la cultura y el ocio. En cuanto al polideportivo de Miribilla, cuenta con 520 metros cuadrados y se ubica en el mismo edificio; cuenta con gimnasio y una piscina de 6 calles y 25 metros de longitud.

Desde que el 4 de septiembre de 2007 se colocara la primera piedra contratiempos varios -fue célebre, recordarán, la aparición de lindane en la tierra excavada...- provocaron retrasos en el proyecto. ACXT e Idom acometieron el difícil desafío. Tenía en sus manos un solar con mucho desnivel (46 metros de una esquina a otra, en apenas 200 metros de superficie) en el que el edificio debía quedar en medio del parque del barrio. Para resolver el complejo programa funcional y de circulaciones se diseñó un polideportivo con entrada independiente pero con acceso a pista para que los vecinos puedan usar la cancha cuando no hay partido, aparcamiento comunicado con ambos espacios, etc... las rocas de piedra caliza que asomaban entre los taludes y los árboles del parque nos dieron la clave.

Dividieron el edificio en dos. El recinto Arena en la parte superior, con las entradas lejos de las viviendas para evitar molestías por el posible excesivo ruido de los seguidores del Bilbao Basket. El polideportivo en la parte inferior, más próximo a las viviendas. El Bilbao Arena de Miribilla se integra en el entorno y para ello los materiales empleados para su edificación han tomado modelo de la naturaleza que le rodea. Así los elementos de piedra de las instalaciones reproducen la roca existente en la antigua explotación minera cuya última galería cerró en 1995, mientras que los apoyos que sustentan todo el edificio y los elementos ornamentales exteriores imitan las zonas arbóreas ya existentes en aquel barrio.

Se puso en marcha el 25 de septiembre, día en el que entrenó el Bizkaia Bilbao Basket y en el que Bilbao Kirolak organizó una jornada de puertas abiertas. La cancha del Bilbao Arena vivió su partido inaugural aquel lunes, 27 de septiembre de 2010, cuando el Bizkaia Bilbao Basket se enfrentó a Lagun Aro GBC en un partido que sirvió de homenaje a Javi Salgado. Ya estaba en marcha uno de los viejos sueños de la villa, una cancha a la altura del equipo de baloncesto de Bilbao. Tan es así que un año después, el palacio de deportes Bilbao Arena de la capital vizcaina y la Ciudad del Mar de Biarritz, Lapurdi, fueron premiados con el galardón Building of Year 2011 (edificio del año 2011), de ArchDaily, una de las webs de arquitectura más importantes del mundo. El primero en la categoría de edificio deportivo y la ciudad costera en el apartado de museos y bibliotecas. Han pasado ya diez años desde entonces y Bilbao presume ya de un espacio singular en torno al baloncesto. Un sueño que cogió altura.