A historia de este apellido lleva un siglo vinculada a Bilbao, que no es poco. Foraster, tan parecido a quienes llegan de fuera y tan sentido y apreciado en Bilbao, ahora que se cumple un siglo de su instalación en Bilbao. Escuchen, escuchen bien cómo vino y porqué se le quiso tanto.

El 18 de Octubre de 1876 nacía en Jerez de la Frontera Antonio Foraster, procedente de una familia de militares. Su abuelo Antonio fue coronel del Regimiento de Húsares de Granada y la familia hizo migas con apellidos de la zona que tanto suenan: los Domecq, González Byass, Willams & Humbert, etc.; nombres que eran la aristocracia de la ciudad. No le era suficiente aquel mundo al trepidante e intrépido Antonio, quien a finales del siglo XIX, en 1893 y con apenas 17 años decide cruzar el Atlántico, para ganarse la vida y fijar su residencia en un México convulso. Eran los años de Emiliano Zapata, sí. Pero un país de grandes oportunidades donde todo estaba por hacer; una suerte de tierra de promisión.

Allí trabajó en el textil y llegó a tener una fábrica de algodón, se relacionó con la burguesía de aquél país e hizo amistad con la numerosa colonia vasca, frecuentando las sociedades y círculos sociales de la capital. En 1897 se inauguró el Frontón Nacional, el más importante de México y acabó por aficionarse y destacar en la cesta punta. Eran los días en los que comenzaba a oír el eco de la pujanza de Bilbao.

Y decidió probar suerte. Es en 1921 cuando viene a Bilbao para quedarse definitivamente. Monta su primera tienda en Bilbao, de gabardinas, trincheras y peletería en la calle Ledesma. Paralelamente crea una fábrica en la calle Autonomía esquina con la Avenida del Ferrocarril, que se llama Impermeabilizador For, compra una máquina alemana de segunda mano e inicia la andadura profesional. En la fábrica de don Antonio se impermeabilizan las telas de gabardina, en aquel Bilbao del sirimiri y vende estas telas a otras tiendas de Bilbao como Muro, Cardenal, Gardeazabal, Larracoechea o Abascal, con la trinchera como producto estrella.

El éxito no se hizo esperar. Poco después ya abría sus siguientes tiendas e incluso llegó a patentar un procedimiento para impermeabilizar boinas en 1946. Uno de sus hijos, Juan Antonio, continuó al cargo de todos los negocios del sector textil cuando su padre se retiró. Antonio, que rehusó salir hacia México durante la Guerra Civil, se vestía de punta en blanco siempre para jugar en el frontón del Club Deportivo de Bilbao, primero a cesta punta y con más años a frontenis. La distinción le acompañó hasta el último día de su vida.

Protagonista: Antonio Foraster.

Gesta: Con 17 años deja las comodidades de su Jerez de la Frontera natal y emigra a México, donde se hace con los entresijos del negocio textil y con un grupo de amistades de la colonia vasca. En 1921, alentado por los cantos de sirena, se instala en Bilbao hasta convertirse en una marca de referencia en la ciudad.