Sofia Margarita Victoria Federica de Grecia y Dinamarca interrumpe sus actividades de estado,esta vez la partida de julepe vespertina con Cuca Gamarra y Meritxell Batet, para atendernos. “Llamadme Sofi, chicos. No tengo mucho tiempo, esta partida de julepe la mantengo desde 1977 con diferentes compañeras y tiende puentes. Le he invitado alguna vez a Maddalen Iriarte,pero dice que o mus o nada; con el tema este del pacto de los Presupuestos se ha venido muy arriba”, explica

La reina madre, de 82 años, nos abre su corazón en una conversación en la que no esquiva ningún tema: desde los juanetes de Juanito hasta la rebelde adolescencia del actual Felipe V.

Muchas gracias por atendernos, doña Sofi.

—- Nada, nada. Para eso estamos. ¿Os apetece un té con pastas? No quiero que nadie diga que ha salido de esta casa con hambre. ¿Eh? Que luego la gente murmura. ¿Un refresco?

No es necesario. Cuando antes terminemos, mejor, que ya está la señora Batet bajando las cartas toda frenética. Gamarra le acusa de esconderse ases en la manga. Se acaban de agarrar de los pelos.

—Son como niñas. Si es que, como dice el proverbio griego: el camello no se ve su joroba.

Acerca de Grecia, en persona tiene usted mucho menos acento griego que en sus

—A ver mozo, que llevo en Madrid más que el oso del madroño de la Puerta del Sol. Hablo español deabuten. ¿Qué te crees, que soy como el Bale ese? No hombre, no. Servidora chamuya cheli y lo que haga falta. Lo que pasa, apunta, es que me di cuenta rápido que si empezaba a hablar fetén me iban a encalomar docenas de discursos, inauguraciones, simposios y el sursum corda. De eso nada. Por eso me he dejado pasar por lengua trabada y boca atorada. Pero na-na. Ahora, como soy la reina madre y ya me ponen en segunda fila, me la trae floja que se sepa. ¿Cómo lo ves? ¿Un orujito, chavalería?

Orujo no, que me funde la dentadura. Gracias. Buena jugada, doña Sofi. Cambiando de tema, estará usted al corriente de las presuntas infidelidades del Emérito. ¿No lo sospechó?

—Te voy a decir la verdad: me lo olí a mediados de los ochenta ya, cuando la Movida Madrileña. Por entonces ya me extrañaba a mí tanta cena de trabajo. ¿Qué trabajo? A ver, Juanito se tiraba con cenas de trabajo de jueves a domingo desde mediados de septiembre: estoy preparando el discurso de NocheBuena, me solía decir. Desde lo del Tejerazo se marchaba de casa todos los días a las 23.15: voy a TVE con el uniforme de Capitán General de Todos los Ejércitos por si se produce otro golpe, hay que salvar la democracia. Eso me decía. Diez años se tiro con esa excusa. Volvía por la mañana completamente baldado. ¡Las palizas que se pega este hombre para salvar la democracia! pensaba yo. Al de unos meses me dicuenta que Juanito tenía más morro que juanetes. Que se iba de farra.

¿Y a usted no le molestaba la situación, doña Sofi?

—¿Qué dices? ¿Tú te haces una idea de lo que ronca ese hombre? ¿Y la sinfonía que te pega si se cena un buen plato de arroz con habichuelas y morcilla? No hay quien pare. Eso es inhumano, hombre. Bueno, bueno, y la carga que me daba de recién casada. Los borbones ya se sabe. Y eso que me avisó mi difunta madre y no le quise hacer caso.

¿No le ha causado frustración haber carecido de vida marital desde hace casi cuarenta años?

—Alma de cántaro, ya sabe una cómo arreglarse. ¿Qué os pensáis la juventud? Si es que creéis que lo habéis inventado todo. Adanistas.

Disculpe, no era mi intención. ¿Cómo es su relación con el rey actual?

—Felipón es buen muchacho. Más formal que su padre. Jajajjaaaaa. Tampoco es mucho decir ¿no?. Está muy preparado para el oficio. El curso “CCC Monarquía Parlamentaria en tres patadas” se lo pagué yo. Regalaban el de taquigrafía por pronto pago. De adolescente anduvo un poco rebelde, que si era republicano, que si su hermana Elena le había pegado una toñeja… Con el tiempo todo fue a su sitio, menos las toñejas de Elena. Fíjate en el próximo desfile del 12 de octubre, cuando pasa la cabra de la legión, zasca, Elena le mete. Y él no puede hacer nada. La familia nos partimos. Menos la estirada de su mujer, estira de carácter, yo del cutis no digo nada.

Mira, mira esas dos cómo se revuelcan por el suelo. ¡Meritxell!¡ ¡Cuca! La alfombra, la alfombraaaa! Al final me van a romper algún jarrón. ¡¡Que son chinoooos!! Perdona, que voy a llamar a los de seguridad.