Bilbao - Lleva semanas concentrado. Toma clases de zambomba del maestro Txinpas Txandaka Gaboneta en el caserío Trokein del barrio Altzibar, muy cerca de Gernika. “El maestro Txandaka es lo mejor de Europa cuando hablamos de zambomba. No solo se trata de un virtuoso de la interpretación, sino un autor de prestigio. Ha compuesto el concierto Gora Christmas Opus 35 para zambomba, piano y corno inglés. Está arrasando en Finlandia y en las Islas Feroe”, revela Albert Rivera, exlíder de Ciudadanos. Este barcelonés que cumplió 40 años el viernes puede que sea el político de carrera más fulgurante del último medio siglo tras Antonio Hernández Mancha.

Rivera insiste en que él es abogado y que sacó su plaza en La Caixa. “Pero a estas alturas me he acostumbrado a la vida bohemia de la política y ya no sé si me podría acostumbrar a los horarios de oficina, aguantar a los jefes, meter horas. Bueno, meter horas no, que soy sindicalista. Por eso quiero aprender a tocar un instrumento, para integrarme en la banda de Malú y acompañarla en su gira”, apunta el exlíder de Ciudadanos.

¿Qué tal lleva lo de tocar la zambomba?

-Poco a poco. Ya puede interpretar Debajo de un botón-tón-tón, había un ratón-tón-tón? ¿La conoces? Pues la clavo. Además, es una maravilla trabajar con el maestro Txinpas. Todos le conocen como el Chopin de la zambomba. Un superdotado para las melodías, con mucha intuición para la improvisación. Ha grabado cantidad de discos de música clásica. Una joya.

¿Cuál es su objetivo?

-Aprender de los mejores para poder interpretar los solos de zambomba en los conciertos de la próxima gira mundial de Malú. Alejandro Sanz le ha escrito un par de temas donde la zambomba goza de un papel estelar: Más es más y mejor y El corazón por dentro, un lío. Dos hits que van a marcar época. Muy pop fusión, con un toque de reguetón, fondo de flamenquito y pizcas de rap y zambomba. Impresionante. El maestro Txinpas se ha emocionado tanto cuando se las he tarareado que ha estado a punto de vomitar. Es muy sensible el hombre.

Esa fusión, diría que incomprensible, también caracterizaba el ideario de Ciudadanos. ¿No le parece?

-Habíamos quedado que nada de política, que solo preguntas sobre mi nueva vertiente como músico y croupier de Malú.

Ya. ¿Pero a que le pone mucho la pregunta?

-Sí. A ver. Nuestra ideología estaba clara. Quedó fijada en mi última ponencia Liberales Ibéricos. Nada de Liberales Serranos o Liberales de Bodega, y mucho menos de Bodeguilla a lo Felipe González. No. Liberales pata negra, con todo la grasilla unionista entreverada. Por eso Valls no terminó de cuajar. Él no es Liberal Ibérico, es Liberal Micuit. Y, claro, está bueno pero no es lo mismo.

¿Ponencia?

-Quien dice ponencia dice un vídeo para Twitter en el que salíamos cuatro echando unas risas. La nueva política es así: nada de documentos sesudos, nada de análisis profundos; venga paridas en twitter, fotos en instagram y campañas en otras redes sociales.

¿Por eso dejó la política?

-Qué va. La movida fue que después de los resultados del 10 de noviembre, en el que muchos figurones del partido se quedaron sin escaño, o sea, sin sueldazo, tuvimos un intercambio de pareceres en la sede del partido. Todo fue bien hasta que entró Girauta con una motosierra arrancada. Menos mal que Arrimadas llevaba un taser y lo dejó temblando después de un calambrazo. Ahí fue cuando Villegas le saltó a la espalda de Arrimadas y me vi obligado a sacudirle con un lomo embuchado que compramos para ir picando. Entonces me dije: Albert, esto es muy estresante, vuelve al despacho y la piscina, deja la política. Que les den a Pedro y Pablo.

Y, a partir de ahora, ¿se enfocará en la zambomba?

-De eso nada, me enfocaré en Malú. Lo de la zambomba es un medio para poder ir de gira con ella. A lo Rolling Stone ibérico. Voy a empezar a atarme pañuelos estampados en la frente, para tapar las calva. Es mucho más barato que implantarse pelo.