Aunque cuando se puso a escribir el libro nadie podía predecir los momentos de crueldad que tendrían lugar en Ucrania, él siempre ha tenido a Rusia dentro de sus intereses de investigación. El periodista de Antena 3, uno de los comunicadores más creíbles del momento, piensa que a través de la novela los lectores pueden acercarse de una forma más directa a la compleja personalidad de Putin, hoy por hoy uno de los dirigente más discutidos del mundo. Vallés combina el periodismo audiovisual y la escritura de forma natural, robando tiempo a su vida personal cuando puede hacerlo. De vida profesional agitada y viajera lleva once años en Antena 3, aunque fue en sus etapas en TVE cuando forjó su imagen de periodista de raza.

El suyo es un libro muy oportuno, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia...

Ha sido una casualidad que el lanzamiento haya coincidido con la invasión de Ucrania. El libro trata de un personaje muy similar al presidente de Rusia y va a permitir que muchos conozcan mejor la personalidad de Putin, aunque no deja de ser una novela, pero con muchos datos reales.

¿Cómo cree que debiéramos imaginarnos a Putin?

No hace falta imaginárnoslo mucho; sería mucho mejor que no nos lo pudiéramos imaginar. Ahora estamos viéndolo como lo que es, como siempre se ha comportado, pero en esta ocasión llevado a un límite insufrible para la gente de Ucrania sobre todo, y también para quienes lo estamos mirando desde fuera. Seguramente los lectores de mi libro anterior, El rastro de los rusos muertos, el ensayo que publiqué en 2019, no se habrán sorprendido de lo que ha ocurrido en Ucrania.

Una invasión salvaje y cruel. ¿Es la actuación de un hombre con complejos?

La actuación de Putin es la de alguien que tiene un carácter psicopático y ninguna empatía hacia la vida de las personas. Es la actuación de una persona muy centrada en su extremismo sobre el nacionalismo ruso, en su obsesión de devolver a Rusia a los viejos tiempos del imperio y que no se detiene ante nada, ni siquiera ante la vida de los civiles. Es la demostración palpable de alguien que se lleva comportando así mucho tiempo, aunque en este caso ha llevado ese comportamiento al extremo.

¿Por qué le interesa tanto a usted Rusia?

Todo empieza por mi interés natural hacia Estados Unidos. Mi primer libro fue sobre la victoria de Trump en 2016. Después de terminar con él, continúe centrándome en las investigaciones que se realizaban en el Congreso, por el FBI y los medios de comunicación, sobre las injerencias rusas en las elecciones americanas. A partir de ahí empecé a interesarme más por Rusia, por Putin y su cohorte, para ver cómo funcionaban en el mundo. De esas investigaciones surgió El rastro de los rusos muertos. Ahora Operación Kazán puede ayudar a comprender de qué y de quién estamos hablando estos días, y de cómo se ha comportado siempre, porque esto no es una sorpresa sino la culminación de una forma de actuar.

¿Nos hubiéramos creído en 2018 o 2019 que el mundo iba a dar un vuelco con una pandemia y después con una guerra?

No lo creo. Es algo que no se puede prever. Es posible que si alguien hubiera escrito una novela contando una invasión de Ucrania por parte de Rusia, quizá hubiera sido tildado de exagerado. Igual que si alguien en el año 2000, uno antes del 11-S, hubiera escrito una novela de unos aviones estrellándose contra la Torres Gemelas en un atentado. Seguramente le hubieran dicho que se había vuelto loco, pero las cosas ocurren.

Y la realidad supera a la ficción, ¿no?

Se dice muchas veces y es verdad en todos estos casos. Es cierto que en ocasiones la realidad deja en mal lugar a la ficción.

¿No somos un tanto hipócritas como sociedad occidental? Hemos volcado en Ucrania toda la solidaridad que no volcamos en Siria. ¿Ser blanco y cristiano es un pasaporte más efectivo?

No creo que sea tanto como lo dices, pero lo que sí influye mucho es la cercanía, y eso lleva a una identificación. Luego hay otros elementos. La guerra de Siria u otras que se producen en lugares más alejados no sentimos que nos puedan comprometer, pero en este caso sí que nos sentimos comprometidos.

¿Hay miedo?

Sí. Sentimos el temor de que la guerra de Ucrania se pueda extender hacia el Oeste y en ese caso nos afecte de forma directa. En política internacional lo prioritario suelen ser los intereses de los países, y en función de esos intereses es como se suele actuar. Occidente se siente más involucrado porque siente el riesgo de la guerra muy cerca.

También está el hecho de que los refugiados ucranianos quieren volver a su país, mientras que los de otros lugares buscan quedarse en Occidente.

Puede ocurrir. Más allá de que los ucranianos que han salido quieran volver, es posible que tengan que estar fuera de su tierra mucho tiempo. Después va a haber que reconstruir el país, y eso va a llevar no meses, sino años. Han salido muchas mujeres y niños, y muchos, seguramente, habrán perdido a sus maridos y a sus padres. Va a haber numerosa gente que no tenga a dónde volver porque su casa ya no está, y tampoco su familia. Muchos, pues, se quedarán en los países a los que han llegado.

Desde los medios hemos juzgado a los políticos por esto y por la pandemia. ¿Cómo nos tendríamos que juzgar a nosotros, a la profesión? A veces da la sensación de que se hace pornografía, sobre todo en imágenes, de la guerra.

Esta siempre es una discusión interesante y todo es muy discutible, pero sí, es cierto que muchos espectadores pueden sentirse ofendidos por las imágenes que se ofrecen por televisión. En televisión y prensa pienso que se hace una selección muy intensa de las imágenes que emitimos o publicamos, porque hay una realidad que debemos mostrar. Hay que dejar claro lo que está ocurriendo. Decidir qué imagen se emite y cuál no, es bastante complejo. Nosotros tenemos esa discusión todos los días con cada una de las imágenes que nos llegan de la guerra, y siempre es difícil tomar una decisión. No creo que nunca quede al gusto de todos.

En esta guerra de víctimas y de villanos ha nacido un héroe, Zelenski.

Ha conseguido convertirse en un gran líder. Antes de la guerra no era tenido tan en cuenta, quizá por el hecho de haber sido actor cómico antes de llegar al poder, pero ha sabido unir a su país, ha sabido liderarlo con su actitud, con sus discursos, con su presencia en Ucrania. En esta guerra ha sido un elemento fundamental, y para los suyos se ha convertido en héroe.

"Hay gente que se dedica a poner etiquetas permanentemente"

Vayamos a un terreno más personal. ¿Cómo le da tiempo a escribir libros?

Lo saco de acá y de allá. He tardado tres años en escribir esta novela, porque entre que no tengo mucho tiempo, y que cuando estaba a la mitad llegó la pandemia y quedó paralizada durante seis o siete meses, y luego me costó mucho reiniciar el trabajo.

Once años casi en Antena 3, a los que hay que sumar el tiempo que ha estado en otras cadenas. ¿No se ha cansado de tanta televisión?

Es mi trabajo y es un trabajo que me gusta. Cada uno en lo suyo intenta disfrutar de lo que hace, y es lo que también hago yo. No me planteo si estoy cansado de las cámaras o no; lo que me planteo es hacer un buen informativo y conseguir que la gente que nos vea se informe suficientemente bien de lo que está pasando.

Ha salido mucho en redes sociales en los últimos tiempos. ¿Cuántas veces le han encasillado en una ideología política?

Hay gente que se dedica a poner etiquetas permanentemente, y ha habido momentos en los que las cosas eran incluso graciosas. En las últimas elecciones generales, en 2019, durante la campaña electoral entrevisté a los seis candidatos de ámbito nacional. Según a quién entrevistaba me iban poniendo etiquetas diarias. Se enfadaban todos con las preguntas que hacía a cada uno de ellos y decían que yo era del partido contrario del candidato al que entrevistaba. Eso responde a la manía que tiene alguna gente y seguro que más etiquetas tienen ellos mismos, pero qué le vamos a hacer.

Informando sobre los grandes acontecimientos parece que nos hemos olvidado de las cosas pequeñas o simplemente, de los problemas cotidianos.

Algunas veces sí. Estamos muy atareados con lo grande y lo grande últimamente es muy grande. La pandemia ha sido y sigue siendo un problema de enorme magnitud. Parece que vamos mejorando, pero durante dos años ha sido casi un monotema del que era muy difícil escapar.

¿Exceso de información?

Ha sido uno de los grandes temas, porque nos ha condicionado casi toda la vida. Y cuando parecía que podíamos relajarnos un poco, llega la guerra de Ucrania. Nadie imaginaba que iba a haber una guerra en el Viejo Continente... Estamos viendo imágenes propias de la Segunda Guerra Mundial, pero son las noticias, las tenemos que contar y es verdad que cuando hay cosas muy grandes, las pequeñas se suelen quedar tapadas.

PERSONAL

  • Edad: 58 años.
  • Lugar de nacimiento: Madrid.
  • Familia: Es pareja de la periodista de Telecinco Ángeles Blanco.
  • Trayectoria: Fue becario en la cadena Ser. Durante dos años estuvo en Televisión Española haciendo información deportiva. Formó parte del equipo fundador de Telemadrid. En esta cadena estuvo durante cinco años. Su siguiente parada fue Telecinco, donde estuvo durante catorce años. Volvió a TVE durante otros tres. Actualmente está al frente del informativo de la noche de Antena 3, que presenta y también dirige. En esta cadena lleva más de diez años. Ha publicado tres libros: Trump y la caída del imperio Clinton, El rastro de los rusos muertos y Operación Kazán. Este último, una novela, está ahora en promoción.