NTRE las series que triunfan en el encierro causado por el coronavirus brilla Juego de caballeros, emitida por Netflix con el protagonismo de Fergus Suter y de Arthur Kiennard, estrellas en el nacimiento del fútbol a finales del siglo XIX en Inglaterra que vivieron una pelea sobre el césped entre la élite burguesa y los equipos del proletariado. El fútbol fue un deporte creado y dominado por la clase alta, que entre las temporadas 1871/1872 y 1882/1883 ganó con sus clubes las primeras FA Cup. Equipos como el Wanderers, el Oxford University, el Royal Engineers, el Clapham Rovers o el Old Etonians monopolizaron los títulos durante una década.

Suter emergió como una de las figuras de los clubes obreros del norte de Inglaterra que necesitaban ganar para acabar con la hegemonía de sus rivales. Albañil nacido en Glasgow en 1857, su figura rivaliza con la de Arthur Kinnaird, la estrella de Old Etonians, banquero de profesión que llegó a ser parlamentario en la Cámara de los Lores. En la serie, Kinnaird, otro personaje real, representa el contrapunto de una lucha de clases de un deporte entonces romántico que ya en sus inicios comenzó a mostrar signos de un futuro marcado por el profesionalismo, los intereses y el movimiento de masas en torno a un balón.

Ambos coincidieron en el tiempo y en Juego de caballeros cada uno representa una forma de vida diferente. Kinnaird es el triunfador, la élite, el hombre a batir. Suter es el candidato, la rebeldía, el ascenso del proletariado hacia la victoria. ¿Pero quién fue realmente Kinnaird? ¿Y Suter? Se pueden considerar los primeros héroes del fútbol inglés, cuyo nacimiento, y el de este deporte, tiene una fecha aceptada en general: el 26 de octubre de 1863, día de la fundación de la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) de la que Kinnaird fue presidente entre 1890 y 1923 y, antes, miembro del comité en 1868 y tesorero desde 1877.

Pero las mejores habilidades de Kinnaird se vieron sobre un terreno de juego. Ganó tres FA Cup con el Wanderers Football Club y dos con el Old Etonians y con el que se cruzó Suter, jugador del Partick escocés antes de cambiar en 1878 al Darwen de Lancashire para jugar cobrando cuando el profesionalismo no estaba permitido. Fue el primero en dar patadas a un balón a cambio de dinero. También el primero que lideró a un equipo capaz de plantar cara a los todopoderosos clubes elitistas a los que a punto estuvo de derribar en su primera temporada en el Darwen.

Con Suter al frente del Darwen, un equipo formado por obreros que trabajaban en las fábricas de algodón, alcanzó por primera vez los cuartos de final de la FA Cup en 1879. Perdieron ante el Old Etonians de Kinnaird en tres partidos que hicieron historia. Suter no se rindió. Volvió a cambiar de aires, de nuevo por dinero, y se fue al Blackburn Rovers. Fue visto como una traición por los aficionados y compañeros. El Blackburn también era otro equipo que representaba a la masa obrera. Y, con Suter al frente, encadenó tres FA Cup consecutivas. Sin embargo, fue otro Blackburn, el Blackburn Olympic, el que se convirtió en el primer equipo del norte en ganar el trofeo en 1883. Lo hizo sin Suter que, aunque fue el impulsor del orgullo obrero, no logró estrenó el palmarés para un club de la clase trabajadora. Sin embargo, su rivalidad con Kinnaird pasó a la historia y, tras su retirada, en 1889, trabajó en varios pubs y fue propietario de un hotel hasta que murió el 31 de julio de 1916 a los 58 años. Kinnaird falleció no mucho después, en 1923. Dejó un legado deportivo en forma de cinco FA Cup y uno institucional tras presidir la AF durante 33 años con un buen regalo: impulsó la construcción del estadio de Wembley, inaugurado tres meses después de su muerte.