Bilbao - Gonzo enfrentará hoy a los espectadores a una lacra que está vigente en la sociedad y de la que se habla poco y se denuncia menos. El acoso sexual en el trabajo. Las personas que lo sufren no son conocidas en el mundo del espectáculo, son anónimas y callan por sentirse amenazadas o por no ser señaladas, entre otros motivos.

¡Vaya ritmo de entrevistas! Supongo que estará harto de todos nosotros aunque sea usted de la profesión.

-Para nada, estoy encantado de que estéis conmigo en un momento muy importante para mí. Estar en Salvados es más que un sueño cumplido, es algo que quieres, que miras de lejos y que de repente lo tienes entre manos. ¿Harto? Nunca, jamás, para nada. Estoy harto de mí mismo, de escucharme todo el rato. Con vosotros, todo lo contrario, os estoy muy agradecido y vais a tener que perdonarme si me repito porque estoy muy ilusionado.

¿No es un marrón sustituir a un presentador como Jordi Évole y hacerse cargo de un programa que él ha dejado por las nubes en audiencias?

-No es un marrón, lo tomé como un honor que me llamase y que me dijese que quería que hiciera yo el programa esta temporada. ¡Hostias! Es que no podía decir que no, es que me había elegido Évole y yo estaba más que encantado. El que está en una nube soy yo con este proyecto.

¿Le subió el ego varios puntos?

-Ja, ja, ja? Si Jordi Évole cree que soy la persona que tiene que sustituirle a él, será que tiene razón; no voy a ser yo quien le lleve la contraria. Es un programa que me flipa y que cuenta historias con las que estoy muy de acuerdo; se hace de una forma con la que me gusta trabajar, pues blanco y en botella, dije que sí.

¿Cómo vendería la etapa que comienza en ‘Salvados’?

-En esta etapa, es más Salvados que nunca o será todos los Salvados juntos, porque ha habido muchos. Este es un programa con muchas etapas. Pienso que se aprovecha la llegada de un nuevo presentador para darle muchas vueltas, pero sin perder ninguna de las esencias que tiene y que le han colocado en el nivel en el que está. Soy un presentador que llega con ganas, con ilusión, y que es más fácil de convencer para hacer los programas más complejos o para hacer aquellos que requieren más horas de grabación y de trabajo?

Sea un poco más concreto.

-Volveremos a la calle, estaremos fuera más de lo que se ha estado en los últimos dos años?

Sin embargo, son en estos dos últimos años cuando el programa ha subido como la espuma.

-No estoy haciendo ninguna crítica a etapas anteriores. Salvados ha sido un programa que siempre se ha ajustado al ritmo y a los tiempos. Es más Salvados que nunca, pero seguimos siendo Salvados. Como ves me repito mucho. Lo bueno que tiene este programa es que te permite flexibilizar un montón los formatos, el contenido y todo lo que está alrededor. Me permite viajar, me va a dejar hablar con la gente que nos vamos a ir encontrando por el camino.

Resumiendo.

-Un programa que va a estar como siempre pendiente de la actualidad, sin olvidar nunca la tensión de los temas sociales, los vamos a poner sobre la mesa de la opinión pública. Pienso que el lunes se va a hablar del reportaje que vamos a emitir; pienso no, se va a hablar. Es un tema el que vamos a tratar que interesa a todos y a todas, sobre todo a todas.

¡Qué seguridad!

-Van a pasar cosas que habitualmente no pasan en televisión.

Acoso sexual en el trabajo, ese es su primer tema.

-Damos voz a las víctimas. Vamos a escuchar qué sienten cuando son acosadas, cuando son ignoradas ante estos acosos por el resto de sus compañeros de trabajo o cuando no son escuchadas y respaldadas por sus superiores o sus empresas. Nombraremos a esas empresas.

¿Está seguro de lo que hace? Se va a meter en un lío. Las televisiones en abierto viven de la publicidad.

-Lo haremos, sea la que sea que haya que decir, y aunque estas empresas pongan mucha pasta en la cadena en publicidad.

Una pauta que ya siguió Évole con las empresas eléctricas.

-Es una apuesta. Este es un reportaje que habla de todo lo que implica el acoso sexual en el trabajo, dentro de una empresa y veremos qué tipo de reacciones suscita. El reportaje de Évole hablaba del tipo de política que se llevaba en ciertas empresas y cómo afectaban al ciudadano.

¿No le da miedo?

-No. Es distinto el contexto de un programa y el del otro, pero el tema de no tener miedo o de no cortarnos por nombrar a una empresa conocida o con repercusión es más o menos es lo mismo.

Va un poco contracorriente. Usted sale hablando de acoso sexual en el trabajo mientras otras cadenas salen con lo que está ocurriendo en Catalunya.

-Cuando planteamos el programa no sabíamos la fecha de emisión. Lo de Catalunya va la semana que viene. No vamos a dar la espalda a la actualidad, pero también lo podemos ver como una marca de la casa, todo el mundo está hablando de Catalunya, nosotros no lo vamos a hacer en este momento. Pero lo que está ocurriendo, no significa que han dejado de pasar otras cosas. ¿Crees que por lo que está pasando en Catalunya ha dejado de haber acoso sexual en el trabajo? ¿Crees que el acoso está descansando por las sentencias del procés? El acoso sexual en el trabajo no está en horario de descanso por mucho lío que haya en Catalunya.

Supongo que no. Pero parece que las sentencias por el ‘procés’ y sus consecuencias es lo único que interesa a los medios.

-Es actualidad y debe interesar, pero no es el único tema. Que la actualidad esté monopolizada por un tema, no significa que tengamos que dejar de mirar hacia otros temas. Este nos parece un tema de actualidad, es preocupante el acoso sexual y hemos querido seguir adelante con él.

En la presentación ha hablado de testimonios duros.

-Tan duros que dos personas que hablan en el programa no quieren dar la cara. Eso a pesar de que se les ha reconocido su versión, que una de ellas ha conseguido que el acosador haya sido condenado a siete años de cárcel. Aun así es tan duro lo que cuentan que les da vergüenza y prefieran que nadie sepa que ellas han pasado por ahí. Fíjate si es importante que pongamos el foco en este tipo de temas. Eso sí, esta es nuestra opinión.

¿Vergüenza ellas? ¿Y ellos?

-Cierto. Hace reflexionar en el sentido de que ellas sigan escondiéndose y el acosador ande por ahí libre y dejándose ver. Muchas veces es la víctima quien tiene que ocultarse, dejar la empresa e incluso cambiar de ciudad.

Cuando se ha hablado de acoso sexual en el mundo laboral ha estado muy centrado en ambientes artísticos: el cine, la televisión, la música, la moda? Pero se habla menos de los casos que afectan a personas anónimas.

-Sí. Se ha hablado mucho de los grandes escándalos porque están protagonizados por gente famosa. Lo que queremos contar es que estas situaciones no se dan solo en lugares donde hay glamour, pasa en todos los lugares donde se encuentren un hombre y una mujer. Lo malo es que los casos, la inmensa mayoría de ellos permanecen ocultos. Se corren velos sobre ellos y se mira a otra parte, pero las víctimas siguen sufriendo.

¿Solo un hombre y una mujer?

-O dos hombres o dos mujeres? Hay muy pocos casos, pero también nos cuentan que en ocasiones, muy pocas, es una mujer la que acosa a un hombre. Pero siempre es alguien con poder sobre la víctima. Es cierto que salta como un problema del mundo del espectáculo, pero está a la orden del día. Se da en todo tipo de empresas, en todas las franjas de edad. Es una lacra que afecta de forma mayoritaria a las mujeres.

Y se denuncia muy poco.

-Solo el 8%. Son denuncias difíciles. A veces no hay pruebas, hay miedo, mucho miedo. Cuando veas el reportaje se entienden los porqués. Entenderás los motivos por los que no se denuncia una agresión sexual en el trabajo.

Imagino esos motivos.

-Una de las cosas que se analiza en el programa son las dificultades a la hora de denunciar, hay muchos problemas y, también, una denuncia puede acarrear muchos peligros.

Va a tener que lidiar con los resultados de audiencia en solitario.

-Es un mal menor. Me preocupan los resultados, soy consciente de que hago televisión, pero me preocupa mucho más estar al nivel de calidad que ha dejado Jordi Évole o que él piense que no se ha equivocado al dejar esta joya que es Salvados en mis manos.

Decía que no es un marrón, que es un honor, pero algo de vértigo sentirá. ¿Mariposas en el estómago?

-Alguna que otra. Sí, claro que hay algo de vértigo, que ciertas mariposas sientes dentro. Llevo tiempo en televisión y sé que no podía echarme atrás. Es un paso grande, no es el mayor reto que he tenido en los años que llevo en televisión.

¿No?

-El mayor reto fue Caiga quien caiga. Cuando llegué a ese programa nunca había dado la cara en televisión. Creo que eso si fue una prueba de fuego y no me fue mal.

De verdad, no se lo notaba nada que era un novato.

-Eres muy generosa, pero sí, yo lo notaba. ¿Esto es un reto? Sí, pero ahora tengo mucha más experiencia, he estado en algún que otro programa en solitario y te voy a decir más, me gusta.

¿Qué va a echar de menos de ‘El intermedio’?

-A mis amigos, mis compañeros eran mis amigos. Antes estaba con ellos y nos echábamos unas cañas, ahora les veré cuando quedemos para una cena, pero todo es más difícil.

¿Cree que ha hecho un buen cambio? ¿No se va a arrepentir?

-Espero que no. Me arrepentiría de haber dicho que no y no haber probado. En El intermedio estaba muy a gusto, me lo pasaba muy bien y creo que hacía cosas muy interesantes. Pero esto, lo he repetido ya muchas veces ya, no podía decir que no. No lo esperaba y cuando me lo planteó Évole, él sí que fue generoso dejando en mis manos esta programa. Me quedé sin palabras, bueno dije una: Sí.