Vacaciones y un momento de relax mirando al cielo para observar una lluvia de estrellas. Sin duda un plan perfecto para el que no hay mucho que esperar. Y es que se acerca la lluvia de estrellas más famosas del año: las perseidas o lágrimas de San Lorenzo ya aparecen en el cielo nocturno, pero el mejor momento para contemplarlas será la noche del 12 al 13 de agosto, una ocasión para la que no se necesita instrumental, solo alejarse de las zonas urbanas y tumbarse mirando hacia la inmensidad del espacio infinito.

Las llamadas "estrellas fugaces" se producen cuando la traza de partículas de polvo que dejan los cometas en su órbita alrededor del Sol entra en la atmósfera de la Tierra, donde se desintegran y producen un efecto luminoso.

Según los cálculos del Instituto Geográfico Nacional (IGN), las velocidades de estos meteoros pueden superar los 50 kilómetros por segundo y su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora. Aunque su momento de máxima actividad tiene lugar en las noches del 11 al 13 de agosto, las perseidas comienzan habitualmente a verse hacia el 17 de julio y terminan hacia el 24 de agosto.

CÓMO Y DÓNDE

La hora perfecta será entre las 21.00 y las 24.00 horas del 12 de agosto, según la IGN. Cabe destacar que lo idóneo es ir a un sitio con altura o un mirador alejado de la contaminación lumínica de la ciudad y desde allí observar el firmamento, donde los árboles o los edificios no sean un obstáculo. También se aconseja acudir sobre una hora antes de empezar a ver los meteoros para que la vista se acostumbre a las condiciones lumínicas.

Los cometas, según describen sus órbitas alrededor del sol, van arrojando al espacio un reguero de gases, polvo y escombros que permanece en una órbita muy similar a la del cometa progenitor. Cada cometa va formando así un anillo en el que se encuentran distribuidos numerosos fragmentos cometarios. Cuando la tierra, en su movimiento en torno al sol, encuentra uno de estos anillos, algunos de los fragmentos rocosos son atrapados por su campo gravitatorio y caen a gran velocidad a través de la atmósfera formando una lluvia de meteoros.

La fricción con los gases atmosféricos calcinan y vaporizan los meteoros que aparecen brillantes durante una fracción de segundo formando lo que popularmente denominamos estrellas fugaces. No se trata por tanto de una estrella sino de una partícula de polvo incandescente.

La altura a la que un meteoro se hace brillante depende de la velocidad de penetración en la atmósfera, pero suele estar alrededor de los 100 kilómetros.

Sin embargo, el alto brillo y la gran velocidad transversal de algunos meteoros ocasionan un efecto espectacular, causando la ilusión en el observador de que están muy próximos. Los meteoroides de masa menor al kilogramo se calcinan completamente en la atmósfera, pero los mayores y más densos, forman meteoritos: restos calcinados que caen sobre el suelo.

OTROS FENÓMENOS ASTRONÓMICOS

  • Visibilidad de Saturno: La noche del 2 de agosto con ayuda de un telescopio, se podrá observar los anillos de Saturno y algunas de sus lunas más brillantes.
  • Júpiter en oposición: Hasta el 19 de agosto se podrá ver, durante las mañanas, Júpiter, el mayor planeta del sistema solar y el tercer ojo más brillante del celo.
  • Luna Azul: La noche del 22 de agosto sucederá la cuarta luna llena de la estación. En los años que se produce este fenómeno, hay 13 lunas llenas en lugar de 12.