En los últimos años se ha producido un crecimiento exponencial del comercio electrónico. En España, representa ya el 20% del gasto de los consumidores y el 10% de la facturación de las empresas. Por otro lado, algunos informes alertan que hasta un 70% de los procesos de compra comienzan -no necesariamente terminan- en Internet. El estudio Hábitos del e-commerce de Nielsen señala cómo entre un 50 y un 60% de los españoles se informa sobre los productos en la web antes de ir a comprarlos físicamente. Además, las PYMEs de España alcanzaron en 2018 en Amazon 4.000 millones de euros de facturación (un 50% más que el año anterior). Esto ha llevado a que el proceso de compra en Internet se haya vuelto más complicado.

En este contexto, es normal que las PYMEs estén un poco confundidas. Disponer de una tienda on line siempre se había entendido como algo fundamental para su estrategia de estar presente en Internet para vender. El punto de venta físico no era suficiente. Pero ahora la tienda online para vender solo tampoco es suficiente. Especialmente por los datos de crecimiento de Amazon que señalábamos antes. De hecho, una pregunta que me están haciendo mucho últimamente es la pertinencia de vender en Amazon -como otro canal de venta directo más- o a Amazon -como proveedor del gigante americano-.

Nuestra economía del comercio va más allá de las grandes superficies. Si no queremos perder la identidad de nuestras ciudades y nuestras pequeñas tiendas, creo que es importante tener presente qué retos deben enfrentar. Porque tiene ventajas e inconvenientes. Las ventajas creo que a estas alturas ya las conocemos. Cada vez más gente compra en Amazon. Ya casi la mitad de las ventas en Internet que se registran en España son de Amazon. El tráfico de gente que visita Amazon es muy superior a cualquier otra alternativa de venta online -más allá de la propia- que una tienda pudiera tener. Ni El Corte Inglés, ni Aliexpress, ni eBay se aproximan. Quedan lejos de hecho. Por lo tanto, a efectos de visibilidad, si somos habilidosos en el posicionamiento en Amazon, se abren muchas oportunidades. Incluso hay herramientas de scouting de productos -detección oportunidades de venta de productos- como AMZScout, Sellics o Junglescout. A efectos de gestión de procesos, Amazon te lo pone fácil: puede ser tu almacenero, y encargarse de la logística directa (envíos) e inversa (devoluciones). La última ventaja es la internacionalización: Amazon tiene 14 mercados digitales en todo el mundo repartidos por todo América (norte, centro y sur), Europa y Asia-Pacífico. La capacidad de llegar a nuevos mercados a golpe de click. El eterno sueño de cualquier tienda.

Sin embargo, los inconvenientes de vender en Amazon o a Amazon, suelen salir menos en las conversaciones o artículos que se puedan encontrar. La primera y más directa: el día de mañana, Amazon te puede tumbar. La metáfora de ello es Toys’R’Us, que fue una de las primeras empresas en empezar a vender en Amazon. Ya saben que acaba de declarar la bancarrota. Y es que Amazon podrá ser competidor tuyo. Más o menos la mitad de las ventas en Amazon son de terceros vendedores. Eso quiere decir, que la otra mitad son del propio gigante. Esto es importante por una particularidad de Amazon: un producto puede ser vendido por tantos distribuidores como quieran. Amazon los da una calificación en función de varios parámetros (precio, popularidad, etc.). Y luego los ordena. ¿Puede Amazon ordenarse a sí mismo? Sí, así son las reglas del juego. Es fácil imaginar así que si decidimos vender en Amazon, tu marca puede quedar diluida (la gente tiene la sensación de comprar en Amazon), la relación con el cliente pasará fundamentalmente por Amazon (es verdad que hay alguna excepción) y cualquiera podrá opinar de tu producto (con independencia de si compra o no). Nuevas lógicas.

Como ven, no es fácil responder. Prefiero siempre exponer ventajas e inconvenientes, y que cada cual decida.