El obús era una boya
La posible presencia de un proyectil en Barinatxe se queda en una falsa alarma
En la playa sopelarra de Barinatxe, la de ayer no fue una jornada cualquiera. Un amplio cordón de seguridad limitaba el paseo de quienes disfrutaban del sol y las olas. La razón, una boya metálica que asomaba tímidamente entre las rocas. Tan sólo podía verse una pequeña cúpula de hierro que podía ser cualquier cosa, "desde un artefacto hasta una olla", indicó un ertzaina. Expectación. Los curiosos se agolparon en el arenal para saber qué sucedía. Más de veinticuatro horas sin saber si era un obús, un olla o una boya... Misterio. Finalmente, cuando la marea había bajado se descubrió el enigma. Los artificieros aparecieron, poco antes de las 16.00 horas, para iniciar su trabajo. El objeto volvía a asomar. Los profesionales, pertrechados con un pico y una pala, movieron las rocas y excavaron para llegar al punto donde se encontraba aquella "cúpula de hierro macizo". Así la describió Roberto Velasco, un paseante habitual de este arenal que el pasado martes, sobre las 16.30 horas, se encontró entre las rocas este enigmático objeto. "Avisé al socorrista, porque no sabía lo que era, había un 1% de posibilidad de que fuese un obús, pero el hecho de que exista la opción es motivo para avisar", manifestó el descubridor de la principal atracción ayer en Barinatxe.
Los artificieros se esforzaron para sacar a la superficie el objeto, pero les fue imposible, pesaba demasiado. Por esta razón, no quedó más remedio que avisar a una excavadora para poder retirar y saber qué era aquel misterioso cuerpo. Una de las tantas curiosas fue Isabel: "Me parece muy bien que hayan acordonado la zona, más vale prevenir que lamentar", aseguró. Además, esta licenciada en Historia recordaba que podía ser "perfectamente un obús, ya que en la Guerra Civil, esta zona fue un área muy activa". Un búnker en uno de los acantilados que rodea el arenal es signo de ello.
Al fin, llegó la excavadora, hacia las 17.10 horas, para levantar el ya nada misterioso objeto. Enterró su pala y, como si de una pluma se tratara, levantó la boya que había traído de cabeza a toda una playa. Por suerte no era un obús, falsa alarma. Con la marcha de la excavadora y la boya, volvió la normalidad a Barinatxe. "Hay buenas olas hoy", comentaba un grupo de jóvenes. El mar y el sol recuperaban el protagonismo que, durante horas, una inofensiva boya les había robado.