Se cumplen 150 años de la publicación de ‘Alicia en el país de las maravillas’
LA Biblioteca Británica conmemora el 150 aniversario de la publicación de Alicia en el País de las Maravillas con una exposición gratuita que reúne las primeras ediciones y el legado de este famoso cuento del escritor británico Charles Lutwidge Dogson, conocido mundialmente por su seudónimo, Lewis Carroll.
La exposición abre hoy sus puertas al público hasta el próximo 17 de abril, mostrando cómo la historia de la chica que se fue por la madriguera del conejo “sigue inspirando y entreteniendo 150 años después de su publicación”. En ella se exploran las diferentes formas en las que generaciones de ilustradores, artistas, músicos, cineastas y diseñadores han interpretado la historia y los personajes, si bien la iluminación de la sala podría ser mejor para estar a la altura de los materiales expuestos.
Situada en la primera planta de la Biblioteca Británica, el visitante comienza un tour con una introducción al cuento y un juego de espejos, donde no faltan conejos y liebres, separado en varias escenas donde hay ilustraciones hechas a lo largo de los años con marcados estilos diferentes. Entre los volúmenes de la exposición se encuentra uno de de los tesoros más queridos de la Biblioteca Británica, el icónico manuscrito de Lewis Carroll con 37 ilustraciones en el que trabajó durante dos años y donde no hay ni un solo tachón o fallo.
Precisamente, este volumen fue vendido en varias subastas que empezaron en 1928, no quedando siempre ni en suelo ni en manos británicas. De hecho, durante años estuvo en América hasta que el librero de la Librería del Congreso en Estados Unidos decidió donar la pieza a la biblioteca en 1948 en reconocimiento por el trabajo que Reino Unido había hecho durante la Segunda Guerra Mundial.
En la misma vitrina, una entrada del diario de Carroll que detalla la que describe como “una tarde dorada” del 4 de julio 1862 (su publicación sería en 1865), cuando por primera vez cuenta la historia a Alice Liddell y sus hijas, Lorina, Alice y Edith. La familia Liddell se mudó a la misma ciudad que el escritor y pronto entablaron buenas relaciones, convirtiéndose en una tradición ir con ellos de picnic al río. Carroll no se sintió cómodo con la calidad de las ilustraciones que había hecho y para las dos primeras ediciones trabajó con el ilustrador John Tenniel. Su relación fue intensa, pues ambos eran dos perfeccionistas. Eso hizo que la primera fuera rechazada al estar insatisfecho el autor con “la calidad de las ilustraciones”.
En una de las paredes no podía faltar una litografía surrealista del artista Salvador Dalí, pero también está la primera adaptación cinematográfica de las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, una película muda de 1903 hecha por Cecil Hepworth y Percy Stow. También hay hueco para figuras de madera, latas de té y archivadores para sellos de correos, inspirados en el cuento y mostrando cómo el escritor era un adelantando a su tiempo con el marketing. La comisaria, Helen Melody, aseguró que la historia de Alicia, a pesar de someterse a muchas influencias, “sigue siendo muy fiel a la original de Carroll”. En su opinión, debido a que era una niña valiente que no se dejó intimidar por ninguno de los personajes, terminó convirtiéndose en un texto emblemático de la cultura británica.