EL riesgo estaba ahí. La construcción de una fachada vegetal con plantas autóctonas en el centro de la ciudad era un proyecto casi sin precedentes conocidos y a día de hoy el resultado divide a los vecinos del entorno del Palacio Europa de Gasteiz. El equipo de gobierno del PP sostiene que la fachada es un elemento vivo en el que cada especie se desarrolla a su ritmo, de ahí lo desigual de su superficie, y asegura además que hasta que no avance la primavera la pared del palacio de congresos no lucirá en todo su esplendor.

A la oposición, concretamente al PSE, que la pasada semana preguntó por esta cuestión, le preocupa cuál será el resultado final del proyecto y su coste de mantenimiento (15.000 euros anuales), y el gobierno municipal afirma que la inversión se rentabilizará en ahorro de calefacción y aire acondicionado. Según el concejal de Urbanismo vitoriano, Miguel Garnica, esos 15.000 euros son sólo un tercio de lo que costaba calentar y enfriar el edificio antes de que se cubriera de vegetación. Por otro lado, el Ayuntamiento no abonará el mantenimiento de la fachada hasta el año que viene, pues durante este ejercicio les corresponde ejecutarlo a las firmas adjudicatarias de la obra. El proyecto es ciertamente complejo. A la fachada, que ha costado casi medio millón de euros y ocupa una superficie de casi 1.500 metros cuadrados, se le dota de nutrientes, humedad y un PH apropiado para las más de 33.000 plantas que luce. Algunas de ellas son originarias de entornos de la Llanada más secos que la fachada, permanentemente humidificada, y por ello ha sido necesario afinar a la hora de irrigar cada parte de esta pared este del Europa.

Por otra parte, el mosaico vegetal recoge todos los ecosistemas del municipio vitoriano, y por ello la gama de especies va desde las hayas hasta los berros, pasando por tomillos y otros arbustos, en un recorrido que empieza al sur con la vegetación de los humedales de Salburua, sigue con los cultivos agrícolas alaveses, recoge ejemplares de los cerros margosos típicos de la Llanada y se cierra al norte con las especies de los Montes de Vitoria. Una plataforma inferior explica los ecosistemas recogidos en la fachada y la iluminación de la parte derecha del edificio se ha diseñado siguiendo la estructura de un río.

"un montón de gastos" El resultado de todo este trabajo, al menos de momento, es controvertido, pues en el entorno de la Avenida de Gasteiz hay opiniones para todos los gustos. La de Victoria Rodríguez es muy mala. "En mi casa somos seis y a ninguno nos gusta, uno porque es horrible, feo. Dos, no entendemos por qué tiene la mitad iluminada y la otra mitad no; y la tercera cosa por la que no nos gusta es porque hemos seguido informaciones sobre este tipo de fachadas y tienen un montón de gastos", critica.

Según Victoria, la opinión unánime recogida en su sondeo casero tiene más o menos su reflejo también en la vía pública. "En la calle la gente lo que hace es mofarse, no es esto lo que se esperaban". A Gregorio Ojeda, en cambio, la idea le gusta. "Está muy bien, las calvas ya se quitarán, pondrán otras plantas y ya está", señala este ciudadano, quien afirma que recientemente también pudo ver por dentro las obras del palacio de congresos y que "está muy bien". Gregorio entiende que las opiniones sean dispares, pero afirma que "ya les irá gustando; yo vengo con mis nietos y les digo, mirad, estas son flores naturales, del campo, y les gusta mucho", asevera.

"mejor antes" Entre el negro y el blanco que representan Victoria y Gregorio, hay toda una escala de grises. Mari Carmen Ramírez, por ejemplo, no tiene muy claro si la fachada le gusta o no. "Ellos sabrán por qué lo han hecho, yo es que no sé, no tengo tampoco una opinión, la gente dice que no les gusta, que no está uniforme y no queda bonito, pero hay partes que sí", señala. Mari Carmen se confiesa despistada con los proyectos municipales. "Están cambiando todo el día las cosas y a mí me gustaba casi más como estaba antes, veremos cómo queda".

María Luisa González de Galdeano tampoco tiene muy clara su opinión con respecto a la fachada vegetal, y por ello prefiere esperar a que esté completamente desarrollada para posicionarse de una forma más firme. "Las zonas que están muy cubiertas pueden resultar bonitas, pero cuando ves que hay tantas calvas te preguntas si va a quedar así. Yo pienso que quedará bien, pero tenemos la sensación de que no acaba de salir la vegetación". Ella confía en que el palacio de congresos quede bien una vez se inaugure, allá por 2015, pero contempla más la actuación en la zona de forma global. "Creo que la Avenida va a quedar muy bonita. Creo que tenía falta de algo, no sé si de tanto, pero llevábamos desde que se hizo sin cambiar nada", explica.