Por segunda vez en tan solo una semana, el Gobierno vasco ha tenido que salir al paso de nuevo para condenar una agresión a los agentes de la policía. Si hace una semana cuatro ertzainas resultaban heridos en Ordizia tras la pelea entre dos grupos de personas violentas, esta vez se ha producido un incidente que no tiene que ver con conductas antisociales o con personas desarraigadas con un amplio historial de antecedentes. En esta ocasión, se trata de un episodio que en algunos ámbitos recuerda a épocas pasadas. En la madrugada del sábado al domingo, en Azpeitia, se produjo un “asalto violento” a la comisaría de la Policía local por parte de un grupo de jóvenes, tras la multa a otro que había realizado una pintada en el mobiliario urbano con una consigna antipolicial, ACAB (all cops are bastards, o todos los policías son unos bastardos, en castellano). Según explicaron fuentes de Seguridad a Grupo Noticias, los jóvenes no se dispersaron hasta la mediación de un concejal de EH Bildu. El sindicato policial Esan añadió en una nota de prensa que fue una noche larga de hostigamientos que comenzó en las inmediaciones del gaztetxe al grito de “txakurrak”, lo que ayuda a centrar más aún el origen de los incidentes.

Lo que llama la atención es que el ayuntamiento, también dirigido por EH Bildu con la alcaldesa Nagore Alkorta, dio su apoyo a los policías municipales, pero prefirió poner el foco en la Ertzaintza y su presencia “desproporcionada” en el comunicado de respuesta a estos incidentes, en el que llamaba a evitar los momentos de tensión. Y lo paradójico y contradictorio es que el propio ayuntamiento reconoce al mismo tiempo que la Ertzaintza acudió a la comisaría ante la petición de ayuda de la Policía local, que se sintió desprotegida. Y admite que en el exterior de la comisaría se estaba agolpando mucha gente (Esan habla de más de 200 personas). Resultaron heridos precisamente dos ertzainas. Pero, al mismo tiempo, EH Bildu cree que la presencia de estos agentes fue excesiva. Para otros, lo realmente inusitado fue el comportamiento de esos jóvenes, aunque desde las redes sociales del gaztetxe negaron un asalto violento y redujeron lo sucedido a una queja por identificar a un joven tras realizar “una pintada con un rotulador en un contenedor de pilas”. No es ningún secreto que la izquierda abertzale sigue a día de hoy cuestionando el modelo policial, a pesar del viraje que se ha producido hacia posiciones más pragmáticas en otros ámbitos como el autogobierno o los acuerdos con el Gobierno español que hasta hace unos años eran anatema.

El relato de los incidentes

Los incidentes comenzaron en torno a las 2.30 de la madrugada en este municipio, que en estos momentos está celebrando sus fiestas. Según informó Esan, miembros de la Policía municipal acudieron a “una actuación” junto al gaztetxe y “comenzaron a ser increpados por varios jóvenes al grito de txakurrak, iniciando un hostigamiento que iría a más”.

El departamento de Seguridad explicó en una nota que una patrulla de la Ertzaintza identificó a un joven que realizaba la citada pintada en el mobiliario urbano, y procedió a imponerle una sanción por deslucimiento de bienes públicos. Según detalló el departamento de Bingen Zupiria, media hora después, un grupo numeroso de jóvenes comenzó a acercarse a las dependencias de la Policía local e “increpó y agredió” a los agentes, hasta el punto de que la Ertzaintza tuvo que acudir a modo de refuerzo para intentar que la situación se recondujera. Esan añade que varios jóvenes llamaron al timbre y que, al abrir la puerta, tres personas entraron en el local, seguidas por otra decena más. Este sindicato denuncia que las instalaciones carecen de cámaras de vigilancia, “pese a las reiteradas solicitudes al ayuntamiento”. “Los jóvenes profirieron insultos, amenazas de muerte y trataron de forzar el paso a la zona interior de la comisaría. Los agentes, superados en número, se vieron obligados a contener físicamente a los agresores, recibiendo golpes, lesiones y amenazas que ponían en riesgo su integridad y su vida. Ante la gravedad de la situación, fue necesario solicitar refuerzos urgentes a la Ertzaintza. Patrullas de varias comisarías se movilizaron mientras más de 200 personas se concentraban en las inmediaciones, agravando aún más la situación. Uno de los agresores fue identificado para su imputación tras golpear a una ertzaina con un vaso, causando lesiones”, dice Esan.

El departamento de Seguridad, por su parte, añadía en su nota que fue “un concejal del ayuntamiento” quien medió, y el grupo de jóvenes se fue dispersando tras esa intervención. Consultados por Grupo Noticias, confirmaron que el concejal era de EH Bildu. Las redes sociales del gaztetxe aseguraron que habían detenido a un joven y se llegó al acuerdo de rebajar la tensión a cambio de su puesta en libertad. En ese mismo comunicado, se refieren a los ertzainas con el término “zipaio”, pero niegan que hubiera un asalto y dicen en cambio que el arresto se produjo con “gran violencia”.

El ayuntamiento envió después una nota para asegurar que seguía recabando información y que lo sucedido requiere “prudencia”. Relata una secuencia de acontecimientos que, en esencia, es la misma que relata Seguridad, al menos hasta el momento en el que empieza a contar lo que sucede con el asalto a la comisaría. En ese punto, el ayuntamiento dice que los policías municipales se sintieron desamparados y llamaron a la Ertzaintza, de manera que se acercaron “numerosas patrullas” y, aunque se vivieron “momentos de tensión”, se consiguió calmar el ambiente. Es entonces cuando añade que el ayuntamiento quiere expresar su apoyo a la policía municipal, mientras dice por el contrario que “la presencia de ertzainas fue desproporcionada”, pero no solo en ese momento, sino desde el sábado por la mañana. “Había una presencia inusual de ertzainas, y el ayuntamiento trabaja para esclarecer las razones”. “La institución quiere subrayar la importancia de actuar con responsabilidad para calmar las situaciones de tensión, y quiere subrayar que las actitudes para aumentar la tensión no son aceptables” y, por ello, hace un llamamiento “a todos”.

Esan exige una condena a EH Bildu

Esan exigió “una condena pública, clara y sin ambigüedades por parte de la alcaldesa y del equipo de gobierno del ayuntamiento de Azpeitia”, respaldo jurídico y médico, y que el ayuntamiento se persone en la causa, así como un refuerzo de la plantilla y dotación de medios de protección. “¿Piensa EH Bildu mirar hacia otro lado mientras se agrede a trabajadores públicos por cumplir con su deber, o va a actuar con la responsabilidad institucional que se le exige?”, preguntaron.

Como resultado de este ataque, dos agentes de la Ertzaintza resultaron heridos, y se han abierto diligencias que serán trasladadas a los tribunales. Y, como ya hizo tras los altercados en Ordizia, el Gobierno vasco volvió a mostrar su “condena” ante unos hechos “muy graves, intolerables e inaceptables que no tienen cabida en nuestra sociedad y que atentan gravemente contra la convivencia”. El Ejecutivo trasladó su “solidaridad” a los agentes de la Policía local de Azpeitia y de la Ertzaintza, y pidió a la sociedad vasca que “no permita ni tolere, y que condene, este tipo de hechos”. “Está en manos de todas y todos, es nuestro deber como sociedad, proteger a quienes con su profesionalidad nos protegen”.

A través de las redes sociales del gaztetxe, se hizo un llamamiento a participar en una concentración para criticar la actuación policial, la protesta se produjo a las 18.30 horas, y no se repitió ningún incidente. 

Más incidentes

Es la tercera vez en cuestión de un mes que se producen enfrentamientos con los agentes de la policía, aunque la naturaleza sea distinta. En la noche de San Juan, en Hernani, se produjeron unos incidentes que, al parecer, tuvieron una motivación racista, aunque desde algunos ámbitos se añade que se gritaron consignas a favor de ETA, como dijo la presidenta del GBB del PNV Maria Eugenia Arrizabalaga en una entrevista en Noticias de Gipuzkoa. Después llegó la pelea entre dos grupos de personas violentas con antecedentes en Ordizia que contaron con la asistencia de varios familiares suyos. Sumando el incidente de Azpeitia, ya son tres altercados en Gipuzkoa que tienen como mínimo común denominador el ataque a la policía en un clima festivo o previo a las fiestas.

En este contexto, el sindicato de la Ertzaintza y la Policía local Euspel no quiso ver lo sucedido como hechos aislados, y denunció la “ausencia total de medidas de protección” y el “abandono institucional”. El sindicato exigió la “depuración de responsabilidades” y la “dotación de medios técnicos y humanos”. El PP, como ya es habitual en este tipo de situaciones, utilizó lo sucedido para acusar a PNV y “PSOE” de debilitar el principio de autoridad y dar pie a estos ataques contra las fuerzas de seguridad. La presidenta de los populares en Gipuzkoa, Muriel Larrea, habló directamente de “escalada de violencia en Gipuzkoa”, exigió a través de sus redes sociales “firmeza y contundencia”, y dijo que estas personas “se sienten impunes y por eso se atreven a asaltar una comisaría”. La parlamentaria Ainhoa Domaica dijo que “la apatía de PNV y PSOE debilita el principio de autoridad de la Euskal Polizia”, y pidió la personación del Gobierno vasco en el juicio.