BILBAO - Catalunya está sumergida ya en el 27-S. Con toda la primera línea política en activo, la refriega electoral gana cuerpo y todas las miradas se centran principalmente en Junts pel Sí, la lista conjunta y transversal de Convergència, ERC y las entidades civiles. Por un lado, para comprobar su capacidad de obtener una mayoría holgada que le permita poner alfombra roja a su objetivo independentista; por otra parte, porque el sector que rechaza la secesión hurga en todo resquicio de esta plancha para desacreditar no solo sus fines sino su composición y posibilidad de formar gobierno, y el modo de desarrollarlo. Mientras desde la candidatura que lidera Raül Romeva subrayan que es precisamente su diversidad lo que le convierte en “excepcional” y meritoria; el resto de formaciones, las constitucionalistas (PSC, PP y Ciutadans) y aquellas que propugnan la consulta pero mediante una vía jurídica estrictamente legal (Catalunya Sí que es Pot y Unió), desacreditan a la plancha del president en tanto que en ella anidan diferentes ideologías que, de salir victoriosas en las urnas, vaticinan un mandato, como poco, complicado.

El último en ampararse en esta posición fue ayer el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, que reprendió a Junts pel Sí por tener la independencia como único común denominador. “Con ellos habría un gobierno inestable que tendría muchos problemas para entenderse”, predijo al tiempo que acusaba a Mas de ir en el cuarto escalón de la lista para “esconder” su gestión y no tener que dar cuentas de ella. Fue aún más lejos al criticar que le parece “sorprendente” que “ni siquiera hayan presentado ni programa electoral ni hoja de ruta que seguir” hacia la secesión, censuró Iceta, contrario eso sí a conformar un frente PSC-PP-Ciutadans. Es más, le resulta incomprensible que Inés Arrimadas y Xavier García-Albiol no se hayan presentado juntos “si comparten la mayor parte de su ideario político-económico”. Recientemente fue la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, quien aludió a la falta de “unidad” en Junts pel Sí y de una Generalitat que “insiste con sus enemigos imaginarios y sus batallas de fantasía”, mientras que desde la fuerza naranja tildaron de “amalgama sin liderazgo ni proyecto” a la confluencia gestada por Mas, cargando contra ella por su “secretismo” al no haber concretado en un documento quiénes ocuparían los respectivos cargos de un hipotético Ejecutivo. En términos todavía más duros se pronunció ayer el portavoz popular en el Congreso, Rafael Hernando, describiendo a Junts pel Sí como un “auténtico desvarío y despropósito”, una candidatura “comunista” que “no fija” quién será el president y que “se basa en la destrucción de España y en mutilar los derechos de los ciudadanos de Cataluña a ser españoles y europeos”.

lista excepcional Los protagonistas a quienes se dirige recalcan sin embargo que la diversidad de sensibilidades en beneficio de un proyecto común es lo que enriquece a Junts pel Sí. En este contexto, Romeva aseguró que el programa electoral que está elaborando una comisión interna de su candidatura es “instrumental” y no de Govern, participando en la confección del texto los representantes de partidos y asociaciones que apoyan esta lista. Y es que, a su juicio, no se deben leer “la candidatura, ni el programa ni los objetivos del 27-S con una lógica autonómica”. Además de insistir en que será él quién se siente en la silla de los debates de campaña y no Mas, aunque sea este el president en caso de triunfar, en los cara a cara loará el sentido de “excepcionalidad” de esta plancha. A su vez, y siguiendo la dinámica de guiños y manos tendidas entre partidos, Junqueras admitió que en políticas sociales se siente más próximo a la CUP que a su socio CDC, y que comparte “muchos objetivos” con Catalunya Sí que es Pot, por lo que consideró que “cuando el independentismo gane de forma explícita”, la candidatura que encabeza Lluís Rabell, fruto del pacto entre ICV y Podemos, “aceptará el resultado y se pondrá al lado de la mayoría para construir el país que la mayoría quiera”. En la misma línea se manifestó el cabeza de lista por Girona de Junts pel Sí, Lluís Llach, para quien “no podemos renunciar a construir la república catalana con los amigos que tenemos” en otras opciones políticas. Esta predicción encontró réplica en el líder de ICV, Joan Herrera, que instó a la lista de Mas a detallar con exactitud su proceso hacia la desconexión en lugar de pedir a su coalición que se decante hacia un sector u otro. “¿Por qué nos obligan a nosotros a posicionarnos sobre un esbozo que los mismos dibujantes no acaban de hacer?”, zanjó el ecosocialista.

A expensas de que Junts pel Sí haga pública la concreción de su programa, lo que sí hacen es restar trascendencia a que el PP haya desistido de incluir en el suyo la reforma electoral de cara a las generales. Según Romeva, “ya no hay margen ni voluntad” para escuchar desde Catalunya una propuesta en este ámbito, “un debate que culminará con más recentralización”. “No hay oportunidad ni ganas de hacer un debate serio sobre lo que supone la Constitución. Este tren ya ha pasado; estamos en otra pantalla”, constató. Por otra Catalunya, distinta sobre todo de la que propone Ciutadans, que presentó su lema de campaña, Una nueva Catalunya para todos, eslogan visualizado en carteles donde no solo aparece Inés Arrimadas sino también su predecesor, Albert Rivera.

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