Duración: 1h 10:35 minutos de juego.

Saques: 1 de Olaizola II (tanto 8).

Faltas de saque: 1 de Irribarria.

Pelotazos: 621 pelotazos en juego.

Tantos en juego: 11 de Irribarria, 1 de Rezusta y 8 de Olaizola II.

Errores: 6 de Irribarria, 3 de Rezusta, 1 de Olaizola II y 9 de Untoria.

Marcador: 0-1, 1-3, 3-3, 6-4, 7-5, 7-6, 7-7, 8-7, 8-8, 9-11, 9-12, 10-13, 11-14, 14-14, 18-15, 19-15, 19-16, 20-17, 21-18 y 22-19.

Botilleros: Ejercieron de botilleros Jon Apezetxea (con Irribarria-Rezusta) y Rubén Beloki (con Olaizola II-Untoria).

Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada de la liguilla cuartos de final del Campeonato de Parejas de Primera de la LEP.M disputado en el frontón Labrit de Iruñea. Casi lleno. En el telonero, Arteaga II-Erasun ganaron su primer punto del Parejas de Segunda al superar a Bakaikoa e Ibai Zabala, que actuó como sustituto de Ladis Galarza, por 22-15.

Bilbao - Iker Irribarria y Beñat Rezusta pusieron ayer el contador a cero de nuevo. Con la séptima victoria auguran ya su presencia en la liguilla de semifinales. No han esperado más que ocho jornadas para, prácticamente, sellar su billete a la siguiente ronda del campeonato más largo del curso manista. Lo hicieron ante Aimar Olaizola y Álvaro Untoria, sufrientes, duros, correosos, pero sin la suerte de poder contrarrestar la pegada de sus contrincantes. El delantero de Goizueta sí que lo intentó, buscó el remate y lo encontró, trató de trabajar, pero Jon Apezetxea, cuando peor pintaba la película para los de Aspe (9-11 y 10-14), paró al binomio para reconducir su camino. Fue un golpe de timón para regresar al guion preestablecido, el que les está dando oro en materia de puntos: la versión poderosa como arma, evitar al peligro de Olaizola II y poner a Untoria a bailar con la más fea.

Así fue como recompusieron los colorados su compromiso, navegando con el mar encabritado de inicio por la actuación de Olaizola, para después poner velocidad de crucero en una continua tortura al guardaespaldas riojano. Álvaro tuvo que sufrir las acometidas de un Rezusta impecable, eléctrico, repuesto del accidente de Hendaia, y la largura de Irribarria -que acabó once tantos y cometió siete fallos-. El de Arama pecó de tirar pelota en ocasiones con todo a favor, pero supo arreglarse y regresar a su cauce. El pelotazo es su mejor arma y la más efectiva. En el juego de trincheras, cuando Aimar enrabietó los cuadros alegres y golpeó el árbol en busca de ver qué caía, el navarro fue el mejor. Le faltaron más oportunidades francas. Le sobró el músculo rival, que puso la corona de espinas a Untoria, irregular, pero más entonado que en anteriores citas. Aun así, sumó nueve errores, demasiados para una cita de tamañas características.

Para el najerino, el Labrit se transformó en una batalla que le superó de punta a punta. Fue un campo minado, en el que Irribarria y Rezusta, al ver errores en los momentos de experimento, regresaron a la casilla de salida para intimidarle, saltar a Olaizola II y ponerle las cosas muy complicadas. Así, Untoria respondió por momentos: unas veces se le descolgaron pelotas escapadas y, en otras, asumió un tremendo tajo hasta que descarriló.

Aun así, gracias al acierto de Aimar, el partido se enredó y no hubo hegemonía colorada hasta el empate a catorce. De hecho, los de Asegarce tuvieron fases de dominio en el luminoso con el 0-3 y tras reponerse del 6-3. Fueron los mejores momentos de Olaizola II, quien metió al binomio en el partido a base de colmillo, encadenando algún saque-remate, y exponiendo su clase. Así, los azules igualaron a siete y a ocho, para después escaparse 8-11 y 10-14. A los de Aspe les entraron las dudas, les temblaron las piernas. Pero ahí estaba Apezetxea para marcar el rumbo. Para evitar que se saliesen del guion. El técnico de Aspe ejerció de script y golpeó la claqueta de nuevo. ¡Acción!

Y reverdecieron laureles. Untoria terminó trasquilado. Una tacada de ocho tantos puso el 18-14 y la tónica cambió por completo. Solo los errores del zurdo de Arama devolvieron oxígeno a los pulmones del combinado de Asegarce, que sufrió atrás.