bilbao. Los hilos del destino, punzantes, alcanzaron la rodilla derecha de Abel Barriola (Leitza, 18 de mayo de 1978) el 5 de abril del pasado año en el Astelena de Eibar. Su mordida, afilada, despiadada, le cortó el ligamento cruzado anterior y le lanzó al abismo. Once meses después de aquel traumático episodio y tras una árida rehabilitación, el zaguero de Leitza regresa esta noche (22.00 horas, ETB-1) a las canchas en el frontón Amazabal de su localidad natal. Hasta allí acudirá andando, con los nervios propios de los actos solemnes rastreándole el cuerpo. Una gran noticia. "Tal vez por lo de la lesión, pero ahora disfruto más andando que antes".
¿Siente que debuta esta noche?
No lo siento como un debut, pero es un partido especial y diferente para mí. Después de estar tanto tiempo sin jugar hay algunos partidos que se te hacen diferentes y creo que éste es uno de ellos. Es un partido especial y diferente por todo lo que conlleva. He estado once meses fuera de las canchas y vuelvo tras superar una lesión de rodilla, así que es muy especial.
¿Dice que no se parece a un debut, se parece más a una final por su carga emocional?
Se parece más a un debut que a una final. Una final es diferente. Las situaciones previas también son diferentes, no tienen nada que ver. Antes de una final has tenido que jugar partidos muy importantes y estás en el mogollón de la pelota. Esto es muy diferente. Estás fuera de los frontones, de la prensa, de las teles y de los comentarios de los pelotazales. Se parece a un debut, pero son situaciones diferentes.
¿Ha echado de menos la pelota?
Sí la he echado de menos porque es mi vida. De todas maneras estaba tan centrado en la recuperación y tenía tan aceptado que no podía jugar a pelota durante mucho tiempo que tampoco le he dado demasiadas vueltas al hecho de no estar, pero está claro que echas de menos hacer la rutina del pelotari. Echaba de menos entrenar con normalidad y tener objetivos cercanos, a unos días vista, porque nunca me he puesto objetivos más allá de una semana. El estar fuera de todo eso no es fácil.
¿Qué ha sido lo más duro durante sus once meses de ausencia?
Lesionarte siempre es un golpe duro porque te dicen que tienes que pasar por quirófano, que es una rehabilitación larga y que vas a estar seis meses fuera de las canchas. No es fácil de asumir. Es un batacazo, no cabe duda, pero el golpe me duro hora y media, no más. A partir de entonces tenía las pilas puestas para poner toda la carne en el asador con la intención de salir cuanto antes de esa situación. Lo asumí con total entereza. En cambio no estaba preparado y no me esperaba que tuviera esos problemas y esos contratiempos que he tenido durante el proceso de rehabilitación. Eso no lo asumí. Me volvieron a ingresar dos semanas después de operarme, bajar al quirófano para limpiar la rodilla y a los cinco meses tuve que pasar otra vez para que me rompieran las adherencias y para hacer una limpieza general de la rodilla. Aunque no me esperaba todas esas cosas, estoy muy contento de cómo he reaccionado, de cómo he salido de ésta. Estoy satisfecho de mí mismo. Me he agarrado al trabajo y estoy con la ilusión intacta porque me voy a volver a vestir nuevamente de blanco. A pesar de tener 31 años tengo las mismas ganas que un chaval de 20 que va a debutar en la pelota.
¿Cuántas veces ha pensado durante este tiempo, por qué a mí?
Tampoco tantas. Pero sí es verdad que verte de un día para otro fuera de todo es muy duro porque he pasado de estar con los mejores, rozando mis sueños, a estar abajo del todo, pero no porque te hayan desbancado o ganado los rivales sino por una lesión. Es un poco volver a empezar de cero. Pero tengo claro que de poco vale quejarse, lamentarse o poner excusas. Hay que seguir para delante. Sabes que en el deporte pueden pasarte estas cosas, pero no piensas que te puedan pasar a ti. Es lo que cuesta asimilar. Es como cuando conduces por la carretera: sabes que puedes tener un accidente, pero nunca piensas que lo puedas tener tú. No te lo esperas. Con la lesión, me ha tocado y punto. Tengo claro que he pasado una página dura, pero también bonita porque he podido salir de esto. Ahora es hora de escribir otra página. Quiero mirar el futuro con optimismo.
¿Le sirvió como experiencia su prolongada lesión de la mano para soportar mejor ésta?
Al final aprendes de todo lo que te pasa en la vida. Lo que pasa es que todas las situaciones son nuevas y diferentes. La lesión de la mano, aunque era diferente, se trataba también de una lesión complicada. Con la lesión de la mano tenía dudas de si podía jugar de nuevo a pelota y por suerte rendí al máximo nivel, pero con la lesión de rodilla sabía que volvería, aunque me costara uno o dos años. No pensaba en plazos. Tenía la convicción de que iba a vestirme nuevamente de blanco, pero tenía la duda de saber a qué nivel iba a volver, de si podré jugar al máximo nivel.
¿Cree que volverá a recuperar su máximo nivel?
Tengo claro que soy un pelotari profesional y que me tengo que entregar a la pelota al máximo. A partir de ahí, ya se verá. El tiempo lo dirá. Lo voy a dar todo y al final la cancha será la que haga la selección como siempre lo ha hecho. Entonces se verá si voy para arriba o no. La cancha me juzgará.
¿Cómo ha sido el día a día?
Pasan por diferentes procesos, como en la vida. A veces las cosas te van bien y otras no. Conforme la lesión se alarga es importante tener las ideas claras y, sobre todo, ser constante. No me he puesto objetivos a largo plazo, he mirado al día a día. Mi objetivo era darlo todo cada día. Tras la última intervención en la rodilla he visto los progresos cada semana. Veía que la cosa iba mejorando y cuando ves eso, tienes grandes satisfacciones. Cuando ves que te va bien es una gran satisfacción. Ver que has podido salir, por supuesto con la ayuda de mucha gente, de una situación complicada te hace sentir fuerte psicológica y físicamente. Así me siento yo.
¿Le cambió el carácter durante el tortuoso proceso de rehabilitación?
Tienes momentos: en los buenos, disfrutas más de la gente que está alrededor, y en los malos estás más cabreado de lo normal. Las sensaciones van de una extremo al otro, para lo bueno y para lo malo. Estaba concienciado de que así iba a ser. Después de todo esto tengo una lectura positiva.
¿Nota un cosquilleo especial horas antes del regreso?
De momento no, pero seguro que lo tengo el día del partido, antes de salir a la cancha y en la propia cancha. De hecho, cuando hice un entrenamiento exigente de cara al regreso noté el cosquilleo, así que imagínate. Llevas muchos entrenamientos a cuestas y muchos partidos, pero cuando estás tanto tiempo sin vestirte de blanco tienes la sensación de hacer algo nuevo, aunque realmente lo estés haciendo durante toda la vida. Después de once meses sin jugar tengo la sensación de que es algo nuevo para mí.
¿Cuál ha sido el peor momento en su travesía?
El que más he sufrido físicamente fue el que tuve con la infección. A los veinte días de operarme me ingresaron durante ocho días. Perdí diez kilos de peso. Pero de cabeza lo más duro fue en Valencia (acudió a un centro rehabilitador especial) cuando los fisios me dijeron que la rodilla no reaccionaba bien al trabajo que estaba haciendo, no mejoraba como debería y que en un 90% de posibilidades debería pasar por el quirófano de nuevo. Fue un momento complicado, sin duda. Me pilló por sorpresa que se torcieran tanto las cosas. Después saqué fuerzas para salir de eso y por eso estoy satisfecho y contento conmigo mismo.
¿Pensó en abandonar?
Pues, no. He tenido momentos bajos, pero siempre he tenido la sensación de que me volvería a vestir de blanco, que volvería a jugar a pelota. Mentiría si dijera que pensaba volver a tope. Todavía tengo esa duda. No sé si volveré a estar con los mejores.
Supongo que es duro verse así tras estar rindiendo a un altísimo nivel durante los últimos años.
Es jodido. Es vuelta a empezar. Es como si estuvieras subiendo unos escalones, te patinaras y bajases hasta abajo y otra vez tienes que subir poco a poco mejorando tu nivel y sabiendo que los rivales estarán ahí con la idea de no dejarte subir porque todos queremos estar lo más alto posible. Es duro que por una lesión, de la noche a la mañana, pasas de estar arriba con los mejores a que casi se olviden de ti. Pero es lo que me ha tocado. Después de la lesión me siento como un pelotari nuevo, con la ilusión de un debutante.
Se dice que de lo malo, al final, se sacan lecciones positivas. ¿Está de acuerdo o simplemente se trata de un fastidio que se debe superar?
Son fastidios de los que aprendes. Son las dos cosas. En estos momentos no puedo decir qué he aprendido, pero estoy seguro que de esta situación me ha enseñado algo y de que en el futuro me va a servir, tanto para la vida diaria como para la vida en las canchas. Todos queremos que las cosas vayan rodadas, pero no siempre es así. Te surgen obstáculos pero hay que tirar para delante. Hay que tomárselo con naturalidad. Hay que tener la esperanza de que el hoy va a ser bueno y el mañana va a ser mejor.
¿Ha sentido envidia por no estar en los frontones?
Ha sido una mezcla de diferentes sensaciones. Lo he vivido con nostalgia, con rabia, con envidia, porque la envidia sana siempre está ahí. Cuando veía a mis compañeros... pensaba: ojalá pudiera estar con ellos en los partidos, disputando campeonatos, torneos... o lo que sea. Al mismo tiempo, también tenía aceptado que no estaba para jugar a pelota. He puesto toda la energía en recuperar la rodilla. Espero que en el futuro tenga muchos partidos para disfrutar, alguno para sufrir incluso, pero eso va con la pelota. El futuro lo veo con ganas de hacer las cosas bien. No puedo esperar que de una semana para otra vaya a estar como un tiro. Esto tiene sus ritmos y tengo por delante mucho trabajo, esfuerzo, entrenamiento y sacrificio que hacer. Estoy dispuesto a asumirlo.
¿Es ésta su gran victoria?, ¿más incluso que una txapela?
Bueno, depende de qué txapela, porque hay txapelas que las ganas casi sin enterarte y otras que requieren mucho trabajo, mucho esfuerzo. Son situaciones diferentes, pero al final, ganar una txapela, el ser campeón no es sólo calarse una txapela, para mí es que se trata de un proceso en el que has aprendido muchísimas cosas como pelotari, también en la vida, y es el fruto de ello. Salir de una lesión también conlleva que has aprendido un montón de cosas y que has sido capaz de superar muchos obstáculos. En eso sí se parecen ambas cosas.
¿Cuánto ha pensado en la rodilla durante estos meses?
No le he dado demasiadas vueltas. Sí es verdad que a la rodilla le cuesta asimilar todos los trabajos nuevos, pero no he pensado más de la cuenta. Cuando veo la lesión en la tele sí que te da cierto escalofrío, pero lo asumo con naturalidad. Cuando salgo a entrenar al frontón mi primer pensamiento no es la rodilla ni mucho menos. Pienso en gozar de pelota, en sacar bien, en tirar la dejada... en lo de siempre. Me he quitado de la cabeza la rodilla, aunque todavía en algunos movimientos tengo una precaución que viene del subconsciente. Quiero darlo todo, pero a veces la mente te para como un freno. Creo que he quitado el miedo en un alto porcentaje.
¿Ha preparado la bolsa de su retorno a las canchas?
No, todavía no lo he hecho, pero ya he revisado las camisetas, los pantalones... La bolsa no está preparada.
¿Ha seguido mucho la pelota durante su convalecencia o ha preferido aislarse de ella?
Cuando me operaron y cuando fui a Valencia apenas vi pelota, pero una vez que me hicieron la última operación me he tragado casi todos los partidos del Cuatro y Medio y ahora del Parejas.
¿Qué ha visto en su ausencia?
Se están viendo hombres nuevos, por ejemplo, Aitor Zubieta, que está rindiendo a un altísimo nivel. También está Laskurain y Beroiz, que es un pelotari que se ha consagrado. Delante se ven pelotaris que llevan años a un grandísimo nivel. Apraiz es un pelotari nuevo que se va a meter en Primera sin ninguna duda y que va a dar que hablar en el futuro. Durante este año que he estado fuera he visto gente que se está haciendo un hueco entre los estelaristas y la competencia cada vez es mayor. Eso es bueno para el espectáculo y para la pelota, cuanta más competencia haya, mejor.
¿Piensa en el Manomanista?
Hay momentos para todos y estos son para salir a jugar a pelota, de vestirme de blanco y de tener las sensaciones que no he tenido desde hace casi un año. Es el momento de ponerme en contacto con esas sensaciones y de disfrutar. El mano a mano ya vendrá cuando tenga que venir y por supuesto tengo muchísima ilusión de jugar ese campeonato, pero ahora no es el momento de pensar en ello.
¿Cuál es ahora su objetivo?
Empezar de cero y pasar página de todo esto, intentar mejorar mi rendimiento día a día y, para ello, trabajar al máximo.
¿Y, dígame, cuál es su sueño?
No lo voy a negar, mi sueño sigue siendo ganar el Manomanista. Volver a ser campeón supondría haber superado todas las adversidades. Sería el resultado de un trabajo bien hecho. Es el fruto de entregarse al máximo.
¿Después de todo esta experiencia se considera un pelotari superviviente?
No lo sé. Me veo como un pelotari con momentos dulces y complicados, pero que he sabido salir adelante. Estoy satisfecho y orgulloso por haber salido adelante.