El niño que no seguía la línea recta
El esquiador de Mungia Juan del Campo, de 21 años, debuta hoy en la Copa del Mundo de Gigante en Austria
NO le gustaba la fila. Es lo que recuerda Juan del Campo (Mungia, 1994). Cuando estaba en Baqueira-Beret con su familia, cuando sus padres le llevaron a sus primeras sesiones de esquí y empezó en un club los fines de semana, al pequeño Juan le incomodaba continuar la fila en la bajada. “Era el típico que intentaba adelantar a todos”, anuncia mientras recorre los Dolomitas en una furgoneta cargada hasta los topes de material deportivo e ilusión por debutar en la Copa del Mundo de Gigante. “Es un sueño”, admite.
Cuenta el joven mungiarra que “empecé con tres años. Iba a Baqueira a esquiar con mis padres. Me metí en un club los fines de semana y allí me preguntaron si me gustaría probar la competición”. Dijo que sí, aunque no le gustaban las líneas rectas al vizcaino, cuyo punto fuerte es la agresividad en las bajadas. Le venía de serie. “Me metieron en competición y me gustó muchísimo. Hemos currado un montón todos estos años, me he dejado la piel en cada entreno y hasta aquí hemos llegado”, certifica Del Campo, que inicia hoy su camino en la cima del esquí mundial en Soelden (Austria), a la que llega tras entrenar en un glaciar en Italia, después de un trayecto en el que ha estado muy apoyado por la Vizcaina, la Vasca y la marca Nórdica.
“Para mí, esto es cumplir un sueño. Desde que empecé a entrenar y a competir en esquí alpino, lo que quieres es correr la Copa del Mundo, que es el mayor evento tras los Juegos Olímpicos. Se trata de una parte de un sueño hasta que pueda dar la cara e intentar luchar por los podios”, sostiene el esquiador vizcaino, quien apostilla que “es la primera vez que voy. Son carreras distintas, hay más público, está todo más organizado, hay tele y es otro rollo. No es lo mismo que lo que hemos venido haciendo en los últimos años. Quiero descubrir cómo es ese ambiente, pasármelo bien y dar todo. Trataré de hacer la mejor bajada que pueda. Veremos qué diferencia hay con los mejores”. En el calendario trazado por el mungiarra, además irá a alguna Copa de Europa, en la que sí que tendrá que “mirar los resultados”. “Tendremos que ir a calificar entre los treinta o los quince primeros, si puede ser”, dice. Pero, el objetivo en la élite es “bajar los puntos FIS al máximo y mostrar el nivel que tenemos”. “Vamos sin presión. Al final, en otros países, con nuestra edad ya tendríamos que estar dando buenos resultados, pero aquí no tenemos tanta cultura de este deporte y hay más tiempo para madurar la carrera poco a poco y hacer una base buena. No podemos querer hacer todo corriendo, llegar arriba y hacer aguas por todas partes”, argumenta Del Campo.
Y es que, en otros lugares del mundo, como Italia, Austria o Francia, las facilidades para los deportistas de invierno les dotan de un inicio más tempranero. “Los italianos, austriacos o franceses tienen glaciares y pistas buenas cerca de casa. Las competiciones se hacen en los Alpes y nosotros tenemos que viajar mucho. Es un sacrificio personal y de parte de mi familia. La Federación de Euskadi nos ha ayudado muchísimo y la Catalana también”, narra el mungiarra, que apostilla que “nosotros empezamos a un nivel inferior a ellos, porque tienen cultura de esquí. Para un austríaco, el esquí es como el fútbol aquí. Llegamos tarde y requiere más trabajo”.
cómodo en el gigante “El año pasado estaba más cómodo en Eslalon y Supergigante, pero, a medida que hemos ido entrenando, he encontrado mejor esquí en el Gigante. No estamos a un nivel de ir a por un podio o un top-10 en la Copa del Mundo, pero estoy contento con el progreso de este verano”, apunta el esquiador vizcaino. Y es que, según ha ido aumentando sus entrenamientos, sus prestaciones le han dado la clasificación para la cita, seleccionado por los tiempos hechos en las concentraciones previas. “Esta competición tiene entre siete y nueve carreras por disciplina, pero no creo que salga en todas. Los puntos son a partir del 30 y si no estás a ese nivel no tiene mucho sentido correr todas las pruebas. Iremos corriendo en la medida de nuestro estado de forma”, aclara y sostiene que “aquí es ir metiendo bajadas hasta que automatizas el movimiento y cada vez vas más rápido. Luchas por puntos, para meterte antes y seguir avanzado. Estoy con muchas ganas de salir”.
En el roster se encontrará con el austriaco Marcel Hirscher, campeón del mundo cuatro veces seguidas. “Es una máquina, el mejor del mundo probablemente. Sí que les ves superiores, pero no se les idolatra, porque son gente con dos piernas, dos brazos y una cabeza. No tienen nada distinto”, finaliza.