bilbao. Los Juegos Olímpicos de Sochi pasan por ser, supuestamente, los Juegos más seguros de la historia. En Rusia no han escatimado en medidas de seguridad para evitar que durante estas semanas se produzca algún tipo de altercado. Rusia afronta los problemas derivados de los conflictos territoriales en Chechenia y Daguestán. También quedan demasiado recientes los de Isetia del Sur y Abjasia, república que busca la separación de Georgia y que prácticamente limita con Adler, ciudad que acoge gran parte de las competiciones.
"Rusia está preparada para los Juegos y el principal objetivo es convertir los Juegos de Sochi en una fiesta para todos los amantes del deporte en el mundo", afirmaba Vladimir Putin. El presidente ruso apuntaba ayer que "ha sido un gran proyecto, la mayor obra del mundo". Esto parece justificar el escandaloso coste de las obras de todas las instalaciones y servicios necesarios para acoger los Juegos.
En un principio estaban valorados en 12.000 millones de dólares, pero finalmente se han pagado 50.000 millones. Rusia se ha llevado las manos a la cabeza al ver cómo la corrupción inflaba los costes. Sirva como referencia que los últimos Juegos de Vancouver se saldaron con una factura de 8.300 millones de dólares y los de Pekín en 2008, de verano, costaron 42.000 millones.
Las amenazas terroristas han provocado que en Sochi se instale un centro operativo en el que estarán durante 24 horas al día agentes de los servicios secretos de varios países. Durante el desarrollo de los Juegos estarán trabajando más de 52.000 agentes de la policía y efectivos del Ministerio de Interior ruso, así como 23.000 miembros del Ministerio para Situaciones de Emergencia. Además, se utilizará a un nivel sin precedentes la vigilancia electrónica con cámaras y satélites.
leyes contra los gays Pero si algo ha levantado polémica en los últimos meses, son las leyes aprobadas en Rusia contra la propaganda homosexual. Esto ha provocado las reacciones de numerosos activistas que pedían el boicot a los Juegos.
"No tenemos una prohibición sobre las relaciones sexuales no tradicionales. La prohibición es sobre la propaganda de la homosexualidad y la pedofilia", señalaba recientemente Putin. Finalmente, ningún país ha boicoteado a los Juegos de Sochi, pero presidentes como Barack Obama, Francoise Hollande y David Cameron han anunciado que no acudirán a los Juegos.
Para arreglar el asunto, el alcalde de Sochi, Anatoli Pajomov, declaró que los homosexuales serían bienvenidos mientras no intentasen "imponer sus costumbres" y le quitó hierro al asunto declarando que en Sochi, simplemente, "no hay homosexuales".
Más diplomática fue Svetlana Zhurova, campeona olímpica de patinaje de velocidad y alcaldesa de la villa olímpica: "Para los espectadores es más importante quién gana que si los deportistas son homosexuales o no. Aplaudiremos a los heterosexuales y a los homosexuales como en anteriores Juegos".
Muchos deportistas homosexuales han expresado su temor a la discriminación durante su estancia en Sochi y otros muchos han advertido que portarán objetos con la bandera del arco iris y el logo P6, que hace referencia al sexto principio de la Carta Olímpica que dice que la discriminación es incompatible con el movimiento olímpico.
Hasta el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó ayer en Sochi cualquier discriminación contra los homosexuales y ha llamado a "alzar las voces contra los ataques a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o intersexuales". Asimismo, pidió a todos los países y colectivos del mundo que se sumerjan en una tregua olímpica en todos los conflictos armados del planeta mientras se desarrollen los Juegos Olímpicos de Sochi.
Su llamamiento es un intento de que los Juegos que hoy arrancan no estén más cerca de sustituir su lema "Más rápido, más alto, más fuerte", por uno mucho más vergonzoso: "Más caro, más seguro y menos gay". > a. gondra