Una amistad de oro
Jon Santacana y Miguel Galindo conquistaron la general de la Copa del Mundo y confirmaron que son uno de los mejores dúos del circuito de esquí paralímpico
Ya han pasado once años...", recuerda Miguel Galindo, guía del esquiador paralímpico Jon Santacana. Y es que estos dos deportistas llevan ya más de una década apilando éxitos. Durante estos años, han trabajado y sufrido mucho para convertirse en una de las mejores parejas del circuito mundial de la modalidad. Un duro esfuerzo que ha servido para crear algo más que una dupla campeona, ha forjado una gran amistad.
Estos dos deportistas han copado los primeros puestos en los últimos años, aun así, esta temporada se han superado a sí mismos. "Nunca habíamos conseguido algo así", comenta el donostiarra, en referencia a los tres oros en los Campeonatos del Mundo y a las generales de la Copa de Europa y la Copa del Mundo. "Somos los esquiadores paralímpicos que más triunfos han conseguido en todas las categorías durante estos meses. Ha sido extraordinario, una temporada redonda", añade Galindo.
Un año que no empezó de la mejor manera posible. Jon sufrió una lesión que le dejó en el dique seco durante tres meses. Algo que no impidió que empezaran la temporada como un tiro. "En diciembre comenzamos más flojos, con falta de forma después de haber estado tres meses casi parados. Pero, en un mes y medio conseguimos un punto de forma bastante bueno y eso nos sirvió para tener buenas sensaciones durante el resto de la temporada", comenta el esquiador donostiarra.
Unos resultados que les han servido para confirmarse como uno de los mejores dúos de su disciplina y toda una referencia. "Somos una de las parejas que mejor se compenetra. Además, somos los que más han conseguido desarrollar esta táctica de guiaje y los primeros en implantar el sistema de intercomunicadores. Después de nosotros, todo el mundo ha acabado usándolos", cuenta el guipuzcoano.
Llegar hasta aquí na ha sido fácil. En 2005, Santacana y Galindo consiguieron unas becas ADO. Hasta ese momento, los dos tenían que compaginar sus trabajos y estudios con los entrenamientos en la nieve. "No podíamos estar centrados al 100% en esto y era difícil compaginarlo. Aun así, siempre hemos trabajado muy bien y hemos sabido superar todas las adversidades", comenta el de Candanchú.
Unas becas más que amortizadas, con triunfos y sobre todo con mucho compromiso y dedicación; eso sí, siempre juntos: "La base del éxito es el trabajo que hemos hecho en equipo. La confianza y la compenetración que tenemos para trabajar, entrenar, probar cosas nuevas, investigar como mejorar la coordinación que llevamos en una bajada... Eso ha sido clave", afirma Galindo.
Otra de las dificultades que han tenido que afrontar, han sido los duros entrenamientos. En septiembre y octubre, Santacana y Galindo tienen que entrenar en pistas y debido a la climatología de la época acceder a ellas no siempre es fácil: "Las pretemporadas son duras porque estamos entrenando a 3.400, 3.200 metros con unas condiciones climatológicas muy duras. Hay que pasar muchas horas en pistas y eso es duro. Cuando llegan los resultados es muy bonito, pero durante el proceso toca sufrir. Esa es la única manera", relata Galindo.
Estos resultados normalmente siempre van unidos al nombre de Santacana, dejando de lado a Galindo. "Al que nombran es al corredor. Eso tendría que ser en igualdad. Miguel tiene la mitad de la culpa de lo que nos pasa, todo lo bueno y todo lo malo. Al final somos un equipo y somos dos, las normativas, controles, premios, antidoping.. para ambos son iguales", afirma contundentemente Jon, siempre en defensa de su guía y amigo.
"Va delante y yo le sigo a través de mi resto visual. Llevamos unos filtros comunicadores a través de bluetooth y así podemos ir en comunicación directa todo el rato. Él me va dando una serie de directrices y unas claves. Sobre todo, para regular la distancia entre nosotros", explica Santacana, en referencia a la labor de Galindo, un guía de "nivel máximo".
Caminos muy diferentes Antes de formar este fantástico dúo, Santacana y Galindo ya disfrutaban de la nieve, algo que para ambos era una "liberación". Sin embargo, los primeros pasos de estos dos deportistas fueron muy diferentes. El donostiarra comenzó a acudir a las pistas de una forma "muy amateur" y "autodidacta" y poco a poco fue quemando etapas hasta convertirse en todo un campeón. Por su parte, originario de Candanchú, se puede decir que Miguel nació con los esquíes puestos. "No tengo recuerdos de cuando empece. Solo se que era la pasión que tenía, un entorno muy salvaje. Yo era un poco bala de pequeño y para mí eso era una liberación, hacer lo que quisiera", relata el aragonés.
Dos caminos que se unieron en una área de servicio entre Barcelona y Zaragoza, donde ambos conectaron desde el primer momento. "Miguel es uno de mis mejores amigos. Además del esquí, compartimos entrenamientos y vivencias". Mientras, Miguel va más allá: "Jon es un ejemplo, alguien que se esfuerza por derribar barreras cada día y una motivación para todos los demás. Además, aunque parezca introvertido, es muy divertido y agradable. Es un crack".