bilbao. Amets Txurruka ha estrenado esta semana su nuevo uniforme. El ciclista vizcaino, tras seis temporadas luciendo el color naranja, se unió al pelotón por primera vez con su nuevo maillot verde del Caja Rural. "La verdad es que me he acostumbrado", reconoce el corredor de Etxebarria, "pero al principio se te hace raro. La gente del mundillo me decía que se les hacía raro después de tantos años, pero poco a poco ya nos vamos haciendo".

Su cabeza ya piensa en verde al 100%. Los primeros días de competición le han dejado buenas sensaciones, aunque las circunstancias no le han dejado cumplir todas sus expectativas: "Ha sido un poco lo que esperaba. Con el invierno que ha hecho y algún percance que he tenido, sabía que no iba a estar a tope. Pero he estado en el sitio que esperaba. Quería haber destacado un poco en la etapa de montaña, pero estaba húmedo y al principio de la etapa nos caímos y no pude estar como yo esperaba. Pero el balance ha sido bueno".

En Mallorca se topó por vez primera con su exequipo. La crudeza del ciclismo profesional y los contratos no son capaces de disolver su vínculo con los que eran sus compañeros: "El reencuentro ha sido muy bueno. En cuanto me vieron allí, me recibieron muy bien, con mucha alegría. Estuvimos charlando e incluso estando en el mismo hotel nos invitaron a sentarnos en la misma mesa que ellos. La amistad es muy buena, en carrera también fuimos muy bien y yo con ellos estoy muy bien". Amets piensa solo en el futuro y no deja que su salida de Euskaltel marque su forma de pensar o actuar: "Más que por la salida, me dolió por las formas. Ya he pasado página y miro hacia delante, a la temporada. No le doy más vueltas a eso".

Eso sí, reconoce que pedalear en el pelotón junto a un extranjero uniformado de naranja resulta extraño: "Se nos hacía raro. Sobre todo el ver que había gente vestida de Euskaltel que no conocíamos. Te preguntabas quién sería. No conocíamos la cara de ninguno de ellos. Ya se te hace raro cuando no conoces a la gente de los equipos de fuera y que no conozcamos en el de casa, sí que se te hace raro".

Txurruka reconoce que se ha adaptado muy bien al equipo navarro. Destaca su carácter "guerrero", algo que se adapta a su espíritu combativo. "Me han pedido que aporte mi experiencia a los chavales jóvenes y entre todos hacer un equipo lo más grande que podamos", explica, "aunque somos pequeños, tenemos que expresar en la carretera que aspiramos a hacer cosas bonitas".

Su llegada desde un equipo de referencia y sus tablas no hacen que el vizcaino se sienta con más presión: "No siento que tenga que demostrar nada. Más que demostrar, tengo que aportar. Cada uno tiene que aportar lo que tiene y entre todos haremos el equipo más grande".

En la mente de Txurruka están marcadas a fuego la Volta a Catalunya y la Vuelta al País Vasco. Haber mudado de piel no hace que cambie su motivación: "Las carreras son las mismas y la motivación está ahí. En cuanto me pongo el dorsal, o incluso entrenando, me meto en el papel. El equipo te puede transmitir una cosa u otra, pero las carreras son las mismas y la motivación que tengo es igual que cuando pasé a profesionales".