RECIENTEMENTE el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó el Informe de Desarrollo Humano 2009, que contenía tanto el listado de países en relación a su índice, como un amplio trabajo sobre migraciones y desarrollo, bajo el rotundo título de Superando barreras. Este informe, que se presenta anualmente desde 1990, contiene en cada edición un profundo análisis sobre un tema particular. En otras ediciones fueron la libertad cultural o el calentamiento global los ámbitos que se trataron, como elementos que incidían directamente en el desarrollo humano. En 2009 se ha optado por las migraciones, como proceso que también tiene una influencia notable en el aumento de las capacidades de las personas o, lo que vendría a ser lo mismo, en su desarrollo humano.
El informe, realizado por expertos independientes, destaca el importante papel que las migraciones tienen en el desarrollo, tanto de las personas que migran, como de las comunidades de origen y llegada. El texto no pretende presentar las migraciones como posible sustitución a las estrategias de desarrollo nacional y afirma que "la movilidad humana no es una panacea". Sin lugar a dudas, las políticas con vistas a mejorar la situación de los migrantes jamás pueden ser un sustituto ni la acción central de las estrategias nacionales de desarrollo, que deberían crear las condiciones para toda persona pueda desarrollarse plenamente en su propio hogar. Propone un paquete esencial de medidas que deberían ser puestas en marcha por gobiernos tanto de destino como de origen. Subraya la necesidad de una "visión audaz" y de un "liderazgo inteligente" por parte de los gobiernos, que permitiría poner en marcha políticas consecuentes con los derechos de los migrantes y coherentes, a su vez, con las demandas de la sociedad de acogida, que ve con incertidumbre la llegada de nuevos habitantes.
Estas medidas son más bien genéricas y de orden universal e intentan responder a las tendencias globales. Se enfocan en seis pilares, entre los que podemos destacar la necesidad de simplificar los canales oficiales de entrada sin defender tampoco, según el informe, la liberalización absoluta. Esta idea se liga a su vez con la solicitud de reducir los costes de transacción y las trabas burocráticas: no olvidemos que en uno de cada 10 países conseguir incluso el pasaporte puede ser prohibitivo, ya que su coste es superior al 10% del ingreso per cápita. El informe señala también la necesidad de facilitar la migración interna, porque aun siendo un derecho reconocido en la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos, en más de un tercio de los estados se restringe el derecho a desplazarse libremente dentro del propio país o a entrar y salir de él.
Por otro lado, el informe quiere poner en tela de juicio los estereotipos negativos en torno a las personas migrantes, ya que la realidad de la movilidad humana está lejos de las ideas que la población en general tiene sobre quiénes son las personas que migran o los motivos que les impulsan a ello. En contra de la creencia generalizada sobre las migraciones mayoritarias de países del Sur al Norte (Europa, Estados Unidos o Canadá, entre otros), el informe demuestra que la mayor parte del desplazamiento humano no se produce de los países en desarrollo a los países desarrollados, sino que la amplia mayoría de migrantes del mundo en realidad se mantienen dentro de las propias fronteras de su país. Hoy existen 740 millones de migrantes internos, que son casi 4 veces más que los migrantes internacionales, esto es, que aquellos que atraviesan fronteras. Pero incluso dentro de estos últimos, apenas un tercio de los mismos va de un país en desarrollo a un país desarrollado. La gran mayoría de los migrantes a escala mundial se desplaza a otra región dentro de su mismo Estado y los que emigran a otro país tienden a trasladarse a lugares con un desarrollo humano mayor, pero que siguen formando parte del conjunto de estados identificados como países en desarrollo. Para ilustrar esta realidad, podemos señalar por ejemplo que menos del 1% de la población africana reside actualmente en Europa. Otro dato que nos puede orientar es que, pese a la extendida creencia de que el proceso globalizador ha multiplicado los movimientos transfronterizos, el porcentaje de migrantes internacionales se ha mantenido estable en los últimos 50 años.
El informe habla también de la relación entre pobreza y migración. Se muestra contundente cuando señala que "la pobreza es una restricción para la emigración", ya que para las personas en situación de pobreza la migración interna temporal sería la única opción. La migración internacional es algo reservado a las personas mejor posicionadas en la sociedad, dato que nos tendría que ayudar a replantearnos la difundida idea de que son las personas con situaciones socio-económicas más humildes las que emprenden el camino de la emigración. Datos como los arrojados por este Informe de Desarrollo Humano 2009 deberían ser tenidos en cuenta a la hora de evaluar las políticas y planes de migración en nuestro entorno, así como servir de apoyo a las campañas de sensibilización en las sociedades de acogida, fomentando un mayor conocimiento de los procesos migratorios y generando así mayores cuotas de cohesión social entre migrantes y personas de la sociedad de acogida.