UE, no hay que olvidarlo, creación de Zapatero, quien la esbozó en campaña y la oficializó en su primera investidura. Sánchez, también a resultas de una ocurrencia electoral, no ha hecho más que retomarla allí donde la dejó Rajoy, es decir, en el limbo en el que Rajoy lo dejaba todo. A aquella primera ocasión de 2004 acudió, como ahora el lehendakari Urkullu con la voluntad de explicitar la peculiaridad del autogobierno vasco, el lehendakari Ibarretxe. Pero su interesada utilización ha hecho a aquella conferencia de Zapatero sospechosa de horma de remendón que trata de amoldar, de homogeneizar, lo que Constitución y Estatutos constatan evidentes diferencias en las capacidades de "nacionalidades" y regiones y, conviene no olvidarlo, en los derechos históricos a asumirlas. No en vano, de la real relevancia de la cita de tan pomposo nombre da cuenta el hecho de que entre 2004 y 2017, trece años, solo se convocaron seis y, sin embargo, en 2020 se hicieron 17 monográficas (y telemáticas) sobre la pandemia... con los resultados que la ciudadanía, muy a su pesar, constata. Así pues, acudir o no a Salamanca iba más allá de cumplir fielmente con la máxima de Ajuriaguerra de estar en todos los foros que puedan afectar a los vascos. E incluso de acudir, como dijo sibilinamente Idoia Mendia, a quejarse. No es por no ir, si hay que ir se va, pero... Primero se constata la diferencia constitucional y estatutaria. O sea, la Comisión Mixta. La horma de su zapato.

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