ARROZA al volante, peligro constante. ¡Ojo!, que no lo digo yo. Lo dice un señor fiscal jefe de Salamanca que ha propuesto placas o pegatinas obligatorias con la letra M pegada en la luna trasera para los conductores mayores de 70 años. El susodicho plantea este distintivo especial como una advertencia para el resto de usuarios de la vía (similar a la L de conductor novel) para que puedan aumentar las precauciones y tengan más paciencia con los veteranos. Yo propondría para él la letra T, de tonto de narices. Porque si hubiera que marcar cada coche con una letra, no habría suficientes en el diccionario. B de borracho, D de drogata, I de imprudente... Una medida como esa solo sirve para estigmatizar a los conductores por pertenecer a un determinado grupo de edad. Los automovilistas de más de 65 años representan el 15% del total, pero solo diez de cada cien víctimas mortales en accidentes de tráfico. Como la DGT y todo ser sensato sabe, conducir es una cuestión de capacidades y de responsabilidad, no solo de edad. Es cierto que para que en el psicotécnico te pongan pegas hay que ir sordo, ciego, manco y con dificultades para mantener el equilibrio, pero hay chavales de 20 conduciendo en modo rally mucho más peligrosos. Y también es verdad que, por cada persona mayor que puede despistarse, te encuentras cinco de mediana edad distraídos mirando el móvil y, si te descuidas, haciendo un Tik Tok.

clago@deia.eus