N los días que tenemos por delante, explicitada ya por parte de las autoridades la inexistencia de fiestas ni de no fiestas, cabe recordar la necesidad de cautela y prevención en el marco de un comportamiento que exige respeto y responsabilidad de cara al cumplimiento de las medidas sanitarias. El avance de la vacunación no debe opacar la situación complicada de las unidades de críticos en los hospitales, aún sin frenarse el incremento de pacientes que ingresan en la UCI con covid, ayer 78 notificados, por la cercanía de la que hubiera sido la Aste Nagusia en Bilbao. Los altercados registrados en otras localidades que hubieran celebrado sus fiestas patronales o las detenciones en Donostia por arrojar botellas a la Ertzaintza impulsaron ayer a los responsables municipales de la villa a realizar un llamamiento claro por el cumplimiento de las normas y avanzar que habrá tolerancia cero con los incumplimientos con objetivo en los botellones o las aglomeraciones, así como en cualquier comportamiento incívico. El escenario sanitario con los contagios a la baja en esta quinta ola pero con la presión hospitalaria sin dar tregua ha de llamar a la cautela cumpliendo con rigor las medidas de prevención ya que, como ayer señaló el alcalde Aburto, “no hay excusa alguna para incumplirlas”. La mayor seguridad para la contención eficaz del virus es preservar la salud pública y ese ha de ser el compromiso individual de todos y todas en el segundo año consecutivo sin Aste Nagusia, sin actos festivos y solo con cinco actividades diurnas autorizadas del “programa alternativo” de Bilboko Konpartsak relacionadas con talleres infantiles. Sigue siendo mucho lo que se juega la ciudadanía en las puertas de la que hubiera sido la Semana Grande de la capital más poblada de Euskadi, de ahí la insistencia firme en repetir que este segundo año de pandemia ni habrá fiestas ni no fiestas, bajo la advertencia del dispositivo de vigilancia reforzado y la imposición de sanciones, casi 2.000 por botellones en Bilbao durante toda la pandemia. La villa registró ayer 540 casos de incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes, un dato que debiera llamar a la prudencia y el inflexible control individual sobre un problema epidemiológico que sigue siendo de todos y todas, igual que su retroceso y futura solución.