Tierra amargaSálvameSecret StoryGran Hermano

Sería ingenuo creer que Sálvame ha iniciado su decadencia. La murmuración es parte de la sociología onanista de un país que se da placer husmeando en las vidas ajenas, antes mirando por la cerradura y ahora en las pantallas. Es el tributo que Belén Esteban y sus envilecidos colegas ofrecen al espíritu hispano y costará cien generaciones remediarlo. ETB ya demostró con el magazine vespertino Pásalo que había alternativa a la basura y la siesta, hasta que Patxi López, al alcanzar el poder, decretó que debíamos seguir siendo muy españoles y lo suprimió. ¿Son los culebrones otomanos la opción contra la incultura de la maledicencia? Mejor eso que nada, a pesar de que sus historias son simples, clasistas y sexistas, como las viejas radionovelas narradas por la recién fallecida Juana Ginzo y no pocas exitosas series de hoy. La tele estival es, como el tinto de verano, demasiado flatulenta. Sus informativos nos han gaseado con el tropo de la "subida del precio de la luz", cuando hasta las flores saben que la luz no tiene precio.