COMO fruta madura, así cayó la victoria del Athletic. La resolución era una mera cuestión de tiempo en un encuentro unidireccional, siempre orientado hacia el área de un Levante cogido con alfileres que se aferró a un repliegue suicida que hubiese precisado un auténtico milagro para ser útil. En ese contexto ni siquiera la contrastada impericia de los rojiblancos en los metros decisivos podía arruinar el objetivo, tan elemental como inevitable. Así todo, hubo que consumir una hora larga de dominio aplastante para que Vesga, sí, por lo visto tenía que ser él, un desatascador al que nadie esperaba, quien iluminase el camino a sus compañeros. Merecido premio individual para un tipo que hace poco ruido y compensa el escaso predicamento del que goza en el entorno con la confianza del entrenador, que tiene en el espigado centrocampista una pieza que aporta constancia, criterio y disponibilidad permanente.

Las mejores imágenes del Athletic - Levante. Fotos: Pablo ViñasEsta vez el rol estelar asumido por Vesga nació de la convicción: descargó a banda y se fue derechito a la zona caliente para tirarse en plancha y conectar el impecable servicio de Berenguer, otro de los destacados con participación también en el segundo, el muy celebrado que transformó Iñaki Williams en una acción a su medida. El punta respiró aliviado, su acierto sirvió para quitar hierro a las oportunidades de que dispuso previamente y no supo subir al marcador, alguna tan o más sencilla que la culminada. El broche de la fiesta nació en la que quizá fuese la jugada más vistosa de todas. Simón anduvo listo para proyectar con la mano la tremenda carrera de Nico Williams, cuyo pase provocó que Zarraga fuese derribado cuando se disponía a fusilar. El propio Zarraga solicitó permiso para ejecutar la pena máxima, tarea en la que exhibió tanto temple como técnica. Bien está contar en el equipo con un lanzador de penaltis que sugiere seguridad en dicha suerte porque la estadística resulta penosa.Lo cierto es que la goleada se hizo mucho de rogar, Cárdenas contribuyó lo suyo a mantener un 0-0, al igual que Duarte, el hombre escoba, lo que lógicamente a más de uno le puso en la tesitura de elucubrar en torno al signo de un duelo que era a todas luces un chollo. El típico trámite que llega muy oportuno para tratar de enterrar desengaños recientes: en casa y ante un adversario desahuciado a pesar de sus últimos resultados. Este Levante es colista por vocación, es posible que cuente con una nómina de jugadores para no vivir angustiado, pero a estas alturas de la temporada sus números son el fiel reflejo de una profunda crisis de identidad. Es una sombra del conjunto que hace un año le discutió al Athletic el acceso a la final de Copa.Así que el Athletic fue calentando motores y no tardó en imponer un ritmo exagerado para el oponente, incapaz de impedir que le lloviesen golpes por todas partes. En una de las fases más intensas, se contabilizaron hasta cuatro ocasiones manifiestas en menos de dos minutos. Un asedio que se escurrió por el desagüe de modo lamentable, sin que quepa cargar las tintas sobre la actitud y los recursos que invirtió el cuadro de Marcelino, deseoso de agradar y urgido a hacerlo, claro. Actuar con tres centrales le ayudó al Levante para enfriar a ratos el duelo con unas insulsas series de pases en terreno propio, para nada más.El nerviosismo fue derivando en inquietud, es probable que ni el técnico supiese qué hacer, si bien los minutos de tontera que siguieron al descanso le abocaban a buscar la reacción en el banquillo. O despertaba el Athletic o el Levante podía empezar a creer de verdad que puntuar era viable hasta defendiendo mal. Entonces, en medio de la espesura, irrumpió Vesga y transformó el escenario. Tuvo que estirarse el visitante y en dos llegadas arriba le pillaron en renuncio. Sendas contras y 3-0. Listo. Cómo sería la cosa que de repente se asistió a un relajo tal que el empeño, materializado en tres intentos casi consecutivos a cargo de De Frutos, le dio al Levante el gol de la honrilla. Fue superado el 90, con el público iniciando el desfile. No había excesivos motivos para festejar, salvo porque era una de esas noches que suelen enredarse tonta y dolorosamente. Con este Levante hubiese sido un chasco monumental, indescriptible.

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Vesga participación también en el segundo, el muy celebrado que transformó Iñaki Williams en una acción a su medidaEl broche de la fiesta nació en la que quizá fuese la jugada más vistosa de todas. Simón anduvo listo para proyectar con la mano la tremenda carrera de Nico Williams,pase provocó que Zarraga fuese derribadoEl propio Zarraga solicitó permiso para ejecutar la pena máximatarea en la que exhibió tanto temple como técnica Cárdenas contribuyó lo suyo a mantener un 0-0, al igual que Duarte, el hombre escobaEl típico trámite que llega muy oportunoEste Levante es colista por vocación, es posibleEs una sombra del conjunto que hace un año le discutió al Athletic

el cuadro de Marcelino,

El nerviosismo fue derivando en inquietudO despertaba el Athletic o el Levante podía empezar a creer de verdad que puntuar era viable hasta defendiendo malirrumpió Vesga y transformó el escenarioSendas contras y 3-0. tres intentos casi consecutivos a cargo de De Frutos, le dio al Levante el gol de la honrilla.