NTE ustedes he aquí un barrio que nació a brazo partido, que surgió de la entrega de sus primeros moradores que fueron capaces de sacar de las minas de la vida dura un espacio donde vivir. Tirando del hilo del muy erudito diccionario Elhuyar, la etimología de Otxarkoaga es clara: la raíz Otxar- significa “rubia silvestre”, por lo que el barrio fue, en su tiempo, un lugar en el que abundan las flores amarillas. Hay quien asegura, sin embargo, que la procedencia es otra; que el prefijo es una desviación de otso-, lobo, lo que cambiaría el significado: lugar en el que abundan los lobos. Entre lobos y flores se enclavan los orígenes.

Otxarkoaga nació en los viejos tiempos del chabolismo, cuando la supervivencia era algo digno de encomio. y desde aquellos lodazales han ido en ascensión hasta convertirse en una tierra donde late el ímpetu, la inquietud por abrirse paso en tiempo también inciertos como los actuales. Lobos o flores amarillas, tanto da. La realidad es que el viejo barrio se ha convertido en motivo de orgullo para sus vecinos y motivo de ejemplo para una ciudad que aplaude sus quehaceres. Hoy, cuando celebra ya los 60 años de vida, parece claro que ese barrio que nació a contracorriente y con urgencia se ha convertido en una tierra con carácter y orgullo, un barrio que nació a brazo partido y ahí sigue, con una historia por detrás y un futuro que parece mucho más largo. No puede decirse que fuese una tierra que floreciese con ricas simientes. Más al contrario, el binomio que conforman Otxarkoaga-Txurdinaga configuran el actual distrito municipal número tres, integrado por los barrios de Otxarkoaga y Txurdinaga. No nació allí porque la vega del cauce fuese tierra fértil sino porque Bilbao precisaba tierras libres y habitables para dar cobijo a una población creciente. Hoy su fuerza es otra. La de la supervivencia.